Apertura de la caja de Pandora en Medio Oriente

Agustín Romero

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La mitología griega relata que Zeus, deseoso de vengarse de Prometeo por haber robado el fuego y dárselo a los humanos, presentó al hermano de este, Epimeteo, una mujer llamada Pandora, con quien se casó. Como regalo de bodas, Pandora recibió un misterioso pithos (una tinaja ovalada, aunque actualmente sea citada y aceptada como una caja) con precisas instrucciones de no abrirlo bajo ninguna circunstancia. Sin embargo, los dioses habían otorgado a Pandora una gran curiosidad, por lo que decidió abrir la caja para ver qué había dentro. Al hacerlo, escaparon de su interior todos los males del mundo. Este pequeño relato sirve para contextualizar dos acontecimientos que en forma paralela se llevaran a cabo en Medio Oriente y cuyas consecuencias, son impredecibles.

Por un lado, la decisión de Donald Trump de sacar a su país del acuerdo nuclear con Irán y, por el otro, la mudanza de la embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a Jerusalén, que podría abrir la caja de Pandora, permitir que de allí salgan fuerzas incontrolables y con las cuales sea muy difícil lidiar.

Con respecto al Plan Integral de Acción Conjunta (PIAC), nombre oficial del acuerdo alcanzado en 2015 entre Irán y G6 + ONU, Teherán reducía su programa nuclear a cambio de un levantamiento de las sanciones internacionales contra su economía. Washington y Jerusalén observan que este PIAC es una trampa por la cual Teherán solo buscaba ganar tiempo para recuperarse económicamente gracias al cese de las sanciones y al cabo de 10 años podría reactivar su carrera nuclear.

A pesar de esa postura, los informes de la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA), a través de sus inspectores en el campo, han certificado el cumplimiento del PIAC por parte de Irán.

¿Le preocupa a Trump el incumplimiento del plan de 2015 o existen otros objetivos subyacentes? La administración actual de Estados Unidos pretende que las restricciones al combustible nuclear no tengan plazo (hoy es hasta 2025), que se incluyan limitaciones al programa balístico iraní y que se introduzca alguna cláusula de estabilidad para Oriente Próximo, en definitiva, se busca contener a Irán en la región. No nos engañemos. Ese es el objetivo de Trump y el plan de 2015 es solo una excusa.

Será una incógnita la reacción que tendrá el resto de los países (Rusia, China, Alemania, Francia y el Reino Unido) que acordaron con Irán y que no observan que este actor esté incumpliendo lo acordado. Muchas empresas europeas como Total, Siemens, Peugeot, Airbus están haciendo grandes negocios en tierras de ayatolás y no están dispuestas a perder esas u otras oportunidades de acrecentar sus ganancias.

La salida de Irán del acuerdo le daría carta libre para reiniciar, con más incentivos, su programa nuclear, profundizar el balístico e incrementar sus intervenciones desestabilizadoras en el Medio Oriente, como en Yemen o El Líbano. Incluso, Teherán podría salirse del Tratado de No proliferación (TNP). El TNP, del cual Irán es signatario desde su establecimiento, en 1968, tiene por objetivo evitar que se extienda la capacidad de fabricar armas atómicas. La hipotética salida de Irán del PIAC y del TNP podría abrir una carrera armamentística nuclear sin precedentes en toda la región del Medio Oriente y Asia central.

El segundo elemento que no determina nada por sí mismo pero que agrega tensión y combustible a una zona siempre a punto de estallar será el traslado de la embajada de Estados Unidos a Jerusalén y el efecto sobre otros actores que están aguardando el paso inicial de Washington para realizar el propio, como Guatemala, Paraguay, República Checa, Honduras y Rumania. Trump anunció que el 15 de mayo su país trasladará la embajada de Tel Aviv a Jerusalén. El hecho de mudar la embajada ya es controversial en sí mismo, incluso violatoria de algunas resoluciones de la ONU y de propios acuerdos firmados por Estados Unidos. Habrá que ver si la temeraria acción de Trump llega a tan lejos como para trasladar su sede diplomática a Jerusalén este.

El autor es doctor en Ciencia Política. Asesor en temas internacionales. Profesor en las carreras de Ciencia Política y Relaciones Internacionales.