
Una fractura de pierna es una quebradura o fisura en uno de los huesos de la pierna. Entre las causas comunes, se incluyen caídas, accidentes automovilísticos y lesiones deportivas.
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El tratamiento de una fractura de pierna depende del lugar y de la gravedad de la lesión. Una fractura de pierna grave puede requerir clavos y placas metálicas para mantener unidos los fragmentos. Las fracturas menos graves pueden tratarse con un yeso o una férula. En todos los casos, el diagnóstico y el tratamiento inmediatos son fundamentales para una recuperación completa.
Síntomas
El hueso del muslo (fémur) es el más fuerte del cuerpo. Suele ser evidente cuando se fractura el fémur porque se necesita mucha fuerza para romperlo. Sin embargo, una fractura en la tibia o en el hueso que se encuentra junto a la tibia (peroné) puede ser menos evidente.
Los signos y síntomas de una fractura en la pierna pueden incluir los siguientes:
Dolor intenso, que puede empeorar con el movimiento
Hinchazón
Sensibilidad
Moretones
Deformidad evidente o acortamiento de la pierna afectada
Incapacidad de caminar
Los niños pequeños que se fracturan una pierna pueden empezar a cojear o simplemente podrían dejar de caminar, aunque no puedan explicar por qué lo hacen.
Cuándo debes consultar con un médico
Busca atención médica de inmediato si tú o tu hijo presentan algún signo o síntoma de una fractura en la pierna. Un retraso en el diagnóstico y el tratamiento puede provocar problemas más adelante, como una mala recuperación.
Busca atención médica de emergencia en caso de una fractura en la pierna provocada por un traumatismo de alto impacto, como un accidente de automóvil o motocicleta. Las fracturas del fémur son lesiones graves que pueden poner en riesgo la vida y requieren servicios médicos de urgencia para ayudar a proteger la zona contra mayores daños, así como para que se te transfiera de forma segura al hospital local.

Factores de riesgo
A menudo, las fracturas por sobrecarga se producen como consecuencia de la sobrecarga repetitiva en los huesos de las piernas por actividades físicas, como las siguientes:
Correr
Ballet
Básquetbol
Caminar
Los deportes de contacto, como el hockey y el fútbol americano, también pueden suponer un riesgo de golpes directos en las piernas que pueden ocasionar fracturas.
Las fracturas por sobrecarga que no son ocasionadas por la práctica de un deporte son más frecuentes en las personas que tienen lo siguiente:
Menor densidad ósea (osteoporosis)
Diabetes
Artritis reumatoide
Diagnóstico
Durante el examen físico, el proveedor de atención médica inspeccionará la zona afectada para detectar sensibilidad, hinchazón, deformidad o una herida abierta.
Generalmente, los rayos X pueden identificar el lugar de la fractura y determinar la extensión de la lesión a cualquier articulación adyacente. En algunas ocasiones, se necesita una tomografía computarizada o una resonancia magnética para obtener imágenes más detalladas. Por ejemplo, es posible que necesites una tomografía computarizada o una resonancia magnética ante la sospecha de una fractura por sobrecarga, ya que los rayos X no suelen revelar esta lesión.

Tratamiento
El tratamiento de una fractura de pierna variará según el tipo y la ubicación de la fractura. Las fracturas por sobrecarga pueden requerir solo reposo e inmovilización, mientras que otros tipos de fractura pueden requerir cirugía para una recuperación óptima. Las fracturas se clasifican en una o más de las siguientes categorías:
Fractura abierta. En este tipo de fractura, el hueso fracturado atraviesa la piel. Esta es una afección grave que requiere tratamiento inmediato para disminuir las probabilidades de una infección.
Fractura cerrada. En las fracturas cerradas, la piel que rodea la fractura permanece intacta.
Fractura incompleta. Este término significa que el hueso tiene una fisura, pero no se ha separado en dos partes.
Fractura completa. En las fracturas completas, el hueso se quiebra en dos o más partes.
Fractura desplazada. En este tipo de fractura, los fragmentos óseos a cada lado de la fractura no están alineados. Una fractura desplazada puede requerir cirugía para volver a alinear los huesos de manera correcta.
Fractura de tallo verde. En este tipo de fractura, el hueso se fisura, pero no se quiebra completamente, como cuando intentas romper una rama verde de un árbol. Es más probable que las fracturas de tallo verde ocurran en los niños, porque sus huesos son más blandos y más flexibles que los de un adulto.
Reducción de la fractura
En general, el tratamiento de una pierna fracturada comienza en una sala de emergencias o una clínica de urgencias. Aquí, los proveedores de atención médica generalmente evalúan la lesión e inmovilizan la pierna con una férula. Si tienes una fractura desplazada, es posible que, antes de colocar una férula, el equipo de atención médica deba manipular los fragmentos de hueso para que regresen a sus posiciones correctas; este proceso se denomina reducción. Algunas fracturas se inmovilizan con una férula primero para permitir que la hinchazón disminuya. Luego, una vez que la hinchazón disminuye, se coloca un yeso.
Inmovilización
Para que un hueso roto se cure adecuadamente, se debe restringir el movimiento. Suele utilizarse una férula o un yeso para inmovilizar el hueso roto. Y puede ser que, durante al menos 6 semanas, tengas que usar muletas o un bastón para no cargar peso sobre la pierna afectada.
Medicamentos
Los analgésicos, como el acetaminofén (Tylenol y otros) o el ibuprofeno (Advil, Motrin IB y otros), o una combinación de ambos, pueden aliviar el dolor y la inflamación. Si sientes dolor intenso, el proveedor de atención médica podría recetarte analgésicos más potentes.
Terapias
Una vez retirado el yeso o la férula, es probable que necesites ejercicios de rehabilitación o fisioterapia para reducir la rigidez y recuperar el movimiento en la pierna lesionada. Dado que no moviste la pierna por un tiempo, puede que incluso tengas rigidez y debilidad muscular en áreas no lesionadas. La rehabilitación puede ayudar, pero la recuperación completa de lesiones graves puede llevar varios meses, o incluso más.
Cirugía y otros procedimientos
La inmovilización con un yeso o una férula cura la mayoría de las fracturas. Sin embargo, es posible que necesites una cirugía para implantar placas, varillas o tornillos para mantener la posición correcta de los huesos mientras la fractura se consolida. Este tipo de cirugía es más probable en personas que tienen lo siguiente:
Fracturas múltiples
Fractura inestable o desplazada
Fragmentos de hueso sueltos que podrían ingresar en una articulación
Daño en los ligamentos circundantes
Fracturas que se extienden a una articulación
Fracturas causadas por aplastamiento en un accidente
Algunas lesiones se tratan con un armazón metálico fuera de la pierna que se sujeta al hueso con clavos. Este dispositivo proporciona estabilidad durante el proceso de recuperación y por lo general se retira después de aproximadamente 6 a 8 semanas. Existe riesgo de infección alrededor de los clavos quirúrgicos.
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