Qué es un embarazo geriátrico y por qué pone en riesgo la salud de las mujeres

Un embarazo de este tipo implica riesgos para la madre como para el feto en mujeres de 35 años o más

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Un embarazo de este tipo implica riesgos para la madre como para el feto en mujeres de 35 años o más. (Imagen Ilustrativa Infobae)
Un embarazo de este tipo implica riesgos para la madre como para el feto en mujeres de 35 años o más. (Imagen Ilustrativa Infobae)

El término “embarazo geriátrico” hace referencia a un embarazo en mujeres que tienen 35 años o más. Si bien el término puede sonar desfasado o incluso despectivo, pues históricamente se ha asociado la geriatría con la vejez, en la obstetricia se utiliza para señalar los embarazos que presentan un mayor riesgo debido a la edad avanzada de la madre. La razón detrás de esta clasificación responde a un conjunto de riesgos aumentados tanto para la madre como para el feto que se han observado estadísticamente en mujeres de 35 años o más.

Desde el punto de vista biológico, a medida que la mujer envejece, disminuye la calidad y la cantidad de sus óvulos, lo que puede traducirse en una mayor dificultad para concebir y en un incremento en el riesgo de anomalías cromosómicas en los bebés, siendo la más conocida el síndrome de Down. Además, las mujeres de 35 años o más tienen una probabilidad más alta de desarrollar complicaciones durante el embarazo.

Entre las complicaciones más comunes asociadas a embarazos en edades avanzadas se encuentran la hipertensión gestacional y la preeclampsia, trastornos hipertensivos que pueden tener graves consecuencias tanto para la madre como para el feto. La diabetes gestacional es otra condición que se presenta con mayor frecuencia en este grupo de edad y que puede resultar en un parto prematuro, un bebé de alto peso al nacer y un aumento en la probabilidad de cesáreas.

Una mujer embarazada sufre de embarazo geriátrico (Shutterstock)
Una mujer embarazada sufre de embarazo geriátrico (Shutterstock)

El riesgo de parto prematuro y de nacimiento de bajo peso también se ve incrementado en embarazos geriátricos. Estas situaciones pueden llevar a una mayor necesidad de atención médica y tratamiento para el recién nacido, así como a posibles complicaciones a largo plazo en el desarrollo del niño.

Asimismo, la probabilidad de requerir un parto por cesárea es mayor en mujeres de mayor edad, lo cual conlleva sus propios riesgos, como infecciones, mayor tiempo de recuperación postparto y complicaciones en embarazos futuros.

Otra preocupación significativa es la posibilidad aumentada de enfrentar complicaciones relacionadas con la placenta, como la placenta previa (cuando la placenta cubre parcial o totalmente la abertura cervical interna) y el desprendimiento prematuro de placenta (una afección grave donde la placenta se separa del útero antes del nacimiento), ambos condiciones que pueden poner en peligro la vida del bebé y de la madre.

Aunque los avances médicos y tecnológicos han mejorado significativamente los resultados de embarazos en mujeres de 35 años o más, es fundamental un seguimiento y control prenatal meticuloso. Esto incluye evaluaciones regulares para detectar y manejar cualquier complicación que pueda surgir, así como pruebas de detección y diagnóstico para identificar posibles anomalías cromosómicas o físicas en el feto.

Partos prematuros a causa de embarazos geriátricos  Foto: Andina
Partos prematuros a causa de embarazos geriátricos Foto: Andina

Las mujeres embarazadas en esta categoría de edad deben recibir asesoramiento preconcepcional para entender los riesgos y las medidas preventivas que pueden tomar para asegurar el mejor desenlace posible de su embarazo. Esto incluye, entre otras cosas, mantener un estilo de vida saludable, gestionar de manera óptima condiciones médicas preexistentes y realizar todas las visitas prenatales recomendadas.

En resumen, el embarazo geriátrico viene acompañado de desafíos y riesgos adicionales tanto para la madre como para el bebé. Sin embargo, con el cuidado adecuado y una atención prenatal especializada, muchas mujeres de 35 años o más pueden tener embarazos saludables y dar a luz a bebés sanos. La clave está en la anticipación, la prevención y el manejo cuidadoso de cualquier complicación que pueda surgir, asegurando así el bienestar de la madre y su hijo.