El dolor que libera: Una mirada a la esencia de la vida a través del duelo

El colombiano Camilo Russi, acompañante de duelo, se adentra en las conversaciones sobre la muerte en las páginas de “El duelo duele... y eso está bien”, su primer libro.

A menudo nos enfrentamos a situaciones complejas, pérdidas inesperadas, crisis que desafían nuestro equilibrio mental y emocional. Estos eventos, que van desde la pérdida de un ser querido hasta cambios significativos en la vida, nos sumergen en un proceso natural: el duelo. Camilo Russi, acompañante de duelo y fundador del Congreso Internacional de Educación sobre la Muerte, a través de su libro El duelo duele... y eso está bien, publicado recientemente por la filial colombiana del grupo Planeta, nos invita a explorar este terreno desconocido con la esperanza de comprenderlo y, finalmente, abrazarlo como un camino de curación y transformación.

En previas entrevistas, Russi ha hablado de sus experiencias personales, marcadas por la pérdida de su abuelo a una edad temprana. Describe cómo esta tragedia lo llevó a un largo viaje de autoconocimiento y comprensión. La falta de información, la ausencia de diálogo sobre la muerte en su entorno familiar y la falta de apoyo en ese momento crucial de su vida lo llevaron a un estado de lo que él llama “duelo congelado”. Durante más de 15 años, llevó consigo ese peso hasta que finalmente decidió abordarlo de frente a través de la terapia, lo que le permitió experimentar una sensación de liberación y alivio que nunca antes había conocido.

El colombiano Camilo Russi se adentra en los terrenos de la pérdida y el duelo.

Russi desmitifica la percepción tradicional del duelo. En lugar de ser un proceso que requiere una rápida superación y fortaleza, él propone una visión alternativa: el duelo como un viaje personal hacia la aceptación y la transformación. Este experto en el manejo del duelo enfatiza que no hay una forma incorrecta de hacer duelo; cada individuo vive su proceso de manera única y personalizada, al igual que un par de zapatos hechos a medida.

Una de las claves que resalta en su enfoque es la necesidad de permitirnos sentir el dolor en su plenitud. La sociedad a menudo nos presiona para que evitemos el dolor, para que seamos fuertes y lo superemos rápidamente. Sin embargo, Russi enfatiza en la importancia de sumergirse en la tristeza, aceptarla y reconocer que no durará para siempre. Es un paso esencial para avanzar hacia la sanación y la reconstrucción.

Además, destaca la importancia de brindar apoyo a los niños durante estos momentos difíciles. Sugiere hablarles en un lenguaje comprensible para ellos, brindarles seguridad y explicarles que la muerte es tan natural como la vida misma.

Portada del libro "El duelo duele... y eso está bien". (Planeta de Libros Colombia)

El miedo a hablar de la muerte, según Russi, es una combinación de miedo natural y cultural. El miedo natural a lo desconocido se entrelaza con mitos y tabúes culturales que rodean el tema. Superar este miedo es fundamental para vivir una vida más plena y abordar la muerte y el duelo de manera más natural y saludable.

Russi también resalta la importancia de los diferentes espacios necesarios para enfrentar el duelo: un espacio emocional, mental y físico. Además, recalca que no existe un tiempo específico para superar el duelo; cada individuo tiene su propio ritmo, y no se debe forzar un límite temporal arbitrario.

El duelo duele... y eso está bien es un libro que proporciona herramientas prácticas, basadas en la comprensión profunda y la empatía, para permitirnos vivir el duelo en su plenitud. Russi nos guía hacia una aceptación más saludable de la muerte como parte inevitable de la existencia humana y nos muestra que, paradójicamente, abrazar el duelo puede ser una puerta hacia la verdadera libertad emocional.

En definitiva, en un mundo que a menudo evita hablar de la muerte, Camilo Russi nos recuerda que permitirnos sentir y vivir el duelo es un paso crucial hacia una vida más plena y enriquecedora. La curación no proviene de evitar el dolor, sino de abrazarlo y transformarlo en una experiencia liberadora.

El duelo duele, pero, como nos enseña Russi, eso está bien.