Los reclusos de una cárcel en Estados Unidos transforman sus vidas adiestrando a perros cachorros

Como parte de su rehabilitación y contribución a la sociedad, los internos le enseñan a los caninos más de 30 comandos de comportamiento antes de ser puestos al servicio de personas con discapacidad

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Un programa de adiestramiento canino en la cárcel de Crowley provoca cambios positivos en internos y mejora el clima en la prisión (EFE/ Elvis González)
Un programa de adiestramiento canino en la cárcel de Crowley provoca cambios positivos en internos y mejora el clima en la prisión (EFE/ Elvis González)

En la Correccional del Condado de Crowley, en Colorado, Estados Unidos, los reclusos han encontrado un sentido de propósito al participar en un programa especial de adiestramiento de cachorros caninos que están en el proceso para convertirse en animales de servicio, gracias a un programa de colaboración entre CoreCivic, la entidad gestora de la prisión, y el grupo sin fines de lucro Canine Companions.

“Es la mejor decisión que he tomado”, dijo a NBC Colorado, Joseph Morón, un interno del centro, que actualmente entrena a Caprice, un cachorro de tres meses cruce de Labrador y Golden Retriever, su cuarta experiencia formando perros en el marco del programa que conoció en 2011 mientras cumplía condena en la Correccional de Kit Carson y fue recomendado para participar en CCCF por un compañero de prisión.

Los perros reciben entrenamiento básico en el centro correccional y, tras aprender aproximadamente 33 órdenes de comportamiento, son trasladados a California o regresan a su lugar de origen para continuar con su entrenamiento avanzado. “La alegría que me da y la satisfacción de poder hacer algo por mi comunidad y ayudar a la persona que terminará con el perro al final de todo esto”, expresó Morón.

Los internos enseñan a cachorros más de 30 comandos básicos como parte de su rehabilitación y contribución a la sociedad (Benjamin Nolte/dpa)
Los internos enseñan a cachorros más de 30 comandos básicos como parte de su rehabilitación y contribución a la sociedad (Benjamin Nolte/dpa)

La gerente de la unidad, Ashely Macek, inició la colaboración en 2019 y ha observado transformaciones positivas tanto en los reclusos entrenadores como en el ambiente carcelario. Explicó al mismo medio que los perros aprenden desde su nombre hasta comandos complejos como “moverse”, que más adelante se traducirá en habilidades más avanzadas como encender interruptores de luz o timbres.

Según contó Morón, el cuidado responsable de los animales le ha enseñado “mucha responsabilidad”: “Me ha enseñado a criar. No he sido el mejor padre. Así que, estando en el programa, he aprendido a cuidar de algo además de mí mismo”. En total ha adiestrado a varios perros pero a quien más recuerda es a Shawna, su primer perro de servicio entrenado.

“Estuvo con un hombre parapléjico en Oregón, y creo que ya se retiró”, dijo Morón a NBC. “Después estuvo Gracie y está con un niño autista de 9 años en San José, California”. Hasta la fecha, 15 perros han graduado del programa, la más reciente fue Raina en octubre pasado.

Los reclusos que son parte del programa son incluidos en la “cápsula de incentivos” de CCCF, sujeto al cumplimiento de ciertos estándares. Morón, cuya liberación está prevista para inicios del 2024, incita a otros reclusos a inscribirse en el programa, destacando su potencial impacto redentor: “Este programa te salvará”, afirmó al referirse a su experiencia y al cambio que ha observado en personas con antecedentes similares al suyo.

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