Galicia es uno de los principales productores mundiales de mejillón. Esta industria se apoya ampliamente en las bateas, unas plataformas flotantes que salpican las aguas de las Rías Baixas. Estas estructuras, presentes en rías como Arousa, Vigo, Pontevedra o Muros y Noia, forman parte esencial del paisaje y el motor económico de la zona.
Las bateas permiten criar mejillones de manera eficiente y sostenible. Cada una puede llegar a producir entre 40 y 80 toneladas al año, y la región alberga alrededor de 3.300, de las cuales aproximadamente la mitad se encuentran en la Ría de Arousa. La gran densidad y la tradición de este sistema han convertido a Galicia en referencia mundial.
Este viernes, la actividad cotidiana se vio alterada en el puerto de Moaña (Pontevedra) tras el hundimiento de un buque auxiliar utilizado en el entorno de las bateas. La rápida actuación de los equipos de emergencia mitigó posibles riesgos ambientales, aunque la operación de reflotamiento aún está pendiente.
Un buque auxiliar de bateas se hunde en pleno puerto
Alrededor de las 06:30 horas en Moaña, un aviso movilizó a los Gardacostas de Galicia: un buque auxiliar, el Mar Verde, había comenzado a hundirse mientras estaba amarrado en el muelle de A Mosqueira. El operativo desplegó de inmediato barreras anticontaminación, ya que la embarcación llevaba a bordo entre 700 y 800 litros de gasóleo. Según los técnicos, sin embargo, esta cantidad no supone un riesgo grave, y el viento del sur ha ayudado a contener cualquier posible vertido.
A la zona acudieron efectivos del dispositivo marítimo autonómico, junto a la Policía Local y la Guardia Civil. Por el momento, el buque Sebastián de Ocampo supervisa el área mientras se espera al lunes para comenzar el reflotamiento con globos de elevación, dado que se ha optado por no usar grúas. Las autoridades prevén que toda la operación se realice sin afectar el resto de actividades del puerto y del entorno marisquero.
El suceso ha puesto a prueba el protocolo de acción rápida desarrollado en Galicia para situaciones como ésta, garantizando la protección tanto de la flota de apoyo como de las bateas y minimizando cualquier impacto sobre el medio ambiente y la producción.
Bateas gallegas: historia y claves productivas
La historia mejillonera gallega no se entiende sin las bateas. Estas plataformas están construidas habitualmente en madera o metal y, bajo ellas, cuelgan hasta 500 cuerdas sumergidas a profundidades que pueden alcanzar los 12 metros. Sobre las cuerdas se desarrollan los mejillones, que encuentran en la riqueza nutritiva de las rías gallegas el entorno perfecto para su crecimiento.
Galicia acoge unas 3.300 bateas, buena parte de ellas concentradas en la Ría de Arousa. El rendimiento anual por batea oscila entre 40 y 80 toneladas, una cifra que, sumada al volumen global, justifica el papel de la región como uno de los mayores productores del mundo. Toda esta producción cuenta con el sello de la Denominación de Origen Protegida “Mexillón de Galicia”, una distinción que garantiza tanto la calidad del producto como las prácticas acuícolas sostenibles.
El sistema de bateas, además de eficiente, ha sido concebido para respetar el entorno: no requiere de piensos, evita el uso de compuestos químicos y aprovecha las condiciones naturales de las rías. Este modelo, perfeccionado durante décadas, ha convertido a las bateas en símbolo del paisaje gallego y en el motor de una industria que sostiene a miles de familias en la comunidad.