La capacidad de adaptación del ser humano ante la adversidad ha sido uno de los temas centrales que Francesc Miralles, escritor y experto en desarrollo personal, ha abordado en su último libro - escrito junto a Àlex Rovira- Homo Solver, en el que reflexiona, entre muchas cuestiones vitales, sobre cómo mantener la serenidad en un mundo en constante cambio. En este sentido, en una entrevista en el pódcast Tengo un Plan, asegura que las personas suelen descubrir su verdadero potencial precisamente cuando se ven forzadas a afrontar situaciones límite. En contraste, quienes nunca han experimentado dificultades pueden llegar a sentirse desbordados por problemas menores.
Para Millares, millones de personas se tendrán que enfrentar a esta situación en los próximos años, cuando la Inteligencia Artificial empiece a ocupar sus empleos. “Se cree que en el 2030 la... la IA habrá quedado perfectamente entrenada para la mayoría de trabajos que tenemos”, introduce. De hecho, alerta de que en la próxima década, la IA habrá adquirido la capacidad para desarrollar las labores, por ejemplo, de un abogado o un contable. “Muchísima gente ya no podrá trabajar en eso”, advierte y en entonces cuando plantea una cuestión vital y muy repetida: “¿Dónde podremos ser útiles?“.
“Lo que estamos enseñando a los niños no sirve de nada”
El experto en desarrollo personal apunta a la reinvención. “Tendremos que ser mucho más creativos de lo que somos ahora, porque todo lo que se pueda hacer mecánicamente ya lo harán las máquinas. No podrás ir con la neurona de guardia a una oficina porque no te necesitarán en esa oficina”, insiste. Ante este escenario que plantea, solo ve tres posibilidades: “O te pones a pensar en cosas que no existen y las creas, o vas a tener que ser una especie de jubilado o que te dan una pequeña paguita para subsistir". Por eso, en su opinión, el actual sistema educativo está fallando a las próximas generaciones, que no están recibiendo las enseñanzas necesarias para moldearse a un escenario cada vez más próximo.
En su crítica al modelo educativo, Millares suscribe las palabras del reconocido educador británico Ken Robinson, que lanzó una pregunta abierta: “¿De qué sirve enseñar a todo el mundo lo mismo, hasta que si no nos preocupamos por averiguar cuál es el talento individual de cada persona?”. Pero también aseguró que “lo que estamos enseñando a los niños no sirve de nada, la mayor parte, porque estos niños de aquí quince años tendrán trabajos que no existen todavía”. “Entonces, lo que hemos de promover es la psicología, la inteligencia emocional, la creatividad, el pensamiento lateral, porque eso es lo que va a crear el mundo de mañana”, señala Millares.
El aburrimiento, el catalizador de la creatividad
En la era en la que vivimos con el teléfono como una prolongación del cuerpo, el autor ha defendido el valor del aburrimiento como motor de la creatividad. Ha explicado que, en su experiencia como formador en talleres de escritura, el bloqueo creativo suele estar relacionado con la saturación de estímulos y la falta de espacio mental. Para Miralles, liberar tiempo y reducir la dependencia del teléfono móvil son pasos fundamentales para recuperar la atención y favorecer la aparición de ideas originales. Ha propuesto reservar momentos sin compromisos, improvisar actividades y reconectar con la naturaleza como estrategias para fomentar la creatividad.
Miralles ha advertido sobre la tendencia a llenar el tiempo libre con actividades y ha señalado que tanto niños como adultos deberían aprender a tolerar el aburrimiento. Ha compartido su observación sobre el uso generalizado del móvil en el metro, donde pocas personas se atreven a mirar a su alrededor o a entablar conversación con desconocidos. Esta evasión constante, sostiene, puede impedir experiencias enriquecedoras, como conocer a alguien especial o simplemente estar presente en el momento.