El aumento sostenido del coste de la vida en las grandes capitales españolas está empujando a cada vez más jóvenes profesionales a buscar alternativas en ciudades con precios más asequibles. Pablo, un ingeniero informático de 35 años natural de Barcelona, forma parte de esta tendencia. En declaraciones a El Español, explica cómo su mudanza a Sevilla hace seis meses le ha permitido reducir notablemente sus gastos mensuales sin renunciar a su empleo ni a su nivel de ingresos.
“En Andalucía la compra cuesta unos 15 euros menos a la semana”, afirma con rotundidad. Pablo trabaja en remoto para una empresa catalana, lo que le ha permitido conservar su sueldo anterior mientras disfruta de un coste de vida inferior. “Hice cuentas antes de venir. Entre el alquiler, la comida y los gastos básicos, aquí se vive con menos presión económica”, detalla a El Español.
Vivienda y cesta de la compra, las grandes diferencias
El principal cambio, asegura, se nota en la vivienda y en el precio de los productos básicos. “En Barcelona pagaba 1.000 euros por un piso de una habitación en el Eixample. En Sevilla tengo un apartamento similar por 650 euros. Y la compra semanal, que allí me salía por unos 70, aquí ronda los 55”, explica.
Aunque algunos productos mantienen precios similares, las diferencias son evidentes en otros sectores del consumo cotidiano. “La carne y el pescado son parecidos en precio, pero la fruta, la verdura y los lácteos están más baratos”, señala. En su caso, el ahorro mensual se traduce en una mayor capacidad para disfrutar del tiempo libre sin comprometer su estabilidad económica. “Con el mismo sueldo tengo más margen, ahorro más y salgo más a menudo sin preocuparme tanto”, reconoce en su conversación con El Español.
Los gastos fijos también reflejan una notable diferencia. “La factura de la luz y el agua no tienen comparación. En invierno gastaba mucho más en calefacción, aquí casi no la pongo”, comenta. La suavidad del clima sevillano le ha permitido reducir los costes energéticos y, al mismo tiempo, mejorar su bienestar diario.
Teletrabajo y nuevos hábitos de vida
El caso de Pablo no es aislado. Desde el auge del teletrabajo, numerosos profesionales cualificados están aprovechando la posibilidad de desempeñar sus funciones a distancia para instalarse en regiones con un menor coste de vida. Este fenómeno, que comenzó a afianzarse tras la pandemia, se ha consolidado en los últimos años, especialmente entre perfiles tecnológicos y trabajadores autónomos.
En el caso de Pablo, el cambio no solo ha sido económico, sino también vital. “El ritmo es distinto. No es solo el clima, es que todo parece más fácil. En Barcelona perdía mucho tiempo en transporte y el día se me iba en desplazamientos y colas. Aquí llego a todo sin correr”, confiesa a El Español. La diferencia de tamaño y ritmo entre ambas ciudades ha contribuido, según él, a una mejora en su calidad de vida y en su bienestar general.
Pese a ello, admite que no todo son ventajas. “La oferta cultural y la variedad de servicios en Barcelona es enorme, eso no se puede negar. Pero en lo cotidiano, Sevilla es más cómoda”, señala. Para muchos trabajadores que han seguido un camino similar, este equilibrio entre coste y calidad de vida se ha convertido en un factor determinante.
En su caso, la posibilidad de mantener su empleo catalán a distancia ha sido clave para tomar la decisión. “Si puedo mantener mi trabajo a distancia, mi idea es quedarme. Sevilla me ofrece lo que buscaba: una buena ciudad, menos gastos y más tranquilidad”, sentencia.