Juan Gonzalo Ospina (Bogotá, 1986), conocido en el mundo jurídico como Juango, es un letrado penalista que en los últimos años se ha hecho un nombre en la abogacía española y en los medios de comunicación. Pese a haberse hecho cargo de numerosos casos de un alto alcance mediático, su rostro ha ganado relevancia gracias a su participación en el procedimiento judicial que se sigue en Tailandia por el crimen de Edwin Arrieta a manos de Daniel Sancho, en el que representa a la familia de la víctima.
Tras hacerse cargo del caso el pasado mes de septiembre desde su despacho, Ospina Abogados, en Madrid, el letrado ha viajado este domingo por segunda vez a Tailandia, pero esta vez con un papel clave en la causa. Después de que la Corte de Koh Samui rechazase la comparecencia de los testigos propuestos por la familia de la víctima, los padres de Edwin, será Juango quien se siente frente al tribunal para defender los intereses de los Arrieta, entre ellos la indemnización de 410.000 euros que piden a Daniel Sancho por el daño causado a la familia.
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Durante los últimos años, Ospina, siempre enérgico y movido por su ambición profesional, ha colaborado con varios programas de televisión de cadenas como Televisión Española, Atresmedia o Mediaset, donde ha sido una de las caras visibles de la actualidad jurídica y de sucesos, además de intervenir por su participación en numerosos casos mediáticos.
Otros casos mediáticos
Entre otros, su despacho que comparte con su socia Beatriz Uriarte ha sido parte en causas como el ‘caso Oikos’, la Manada de Castelldefels, el juicio de la ‘patada en la puerta’ o la ‘casa de los horrores’ de Colmenar Viejo. Además, entre sus clientes figuran personajes públicos como el actor Juan José Ballesta.
Tras iniciar su carrera como jurista en 2011, fue fundador de la asociación de Jóvenes Abogados en Movimiento (JAM) en 2013 y después presidió la Agrupación de Jóvenes Abogados (AJA). Abrió su propio despacho en 2016 y en 2018 se convirtió en el diputado más joven del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid (ICAM) desde su creación.
Mientras compaginaba su labor docente con la abogacía, fue ganando reputación gracias a casos de éxito como el recurso de casación que ganó en el Tribunal Supremo y que revocó la condena a 19 años de cárcel por abuso sexual a uno de sus clientes. En el alto tribunal también ha conseguido rebajar a la mitad la pena impuesta a un abogado que se quedaba con el dinero de sus clientes, además de lograr la repetición de un juicio por vulneración del derecho de defensa.
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Ospina, que en los últimos meses también ha apostado por el contenido en redes sociales como Instagram o Tiktok, donde reúne a más de 50.000 seguidores, afirma a Infobae España que “el abogado no puede ni debe ser el mediático. El que tiene interés público es el cliente y los hechos que se juzgan, nunca el letrado”.