Sainz responde a la decisión de Ferrari con una exhibición en Baréin que asfixia a Leclerc

Golpe encima de la mesa de Carlos que rebasa hasta en dos ocasiones a su compañero de equipo para lograr el podio en su primera carrera tras conocer que la escudería italiana no renovará su contrato

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Sainz adelante a Leclerc durante el GP de Baréin (REUTERS).
Sainz adelante a Leclerc durante el GP de Baréin (REUTERS).

El comunicado fue escueto, pero el trasfondo histórico: “A Ferrari le complace anunciar que Lewis Hamilton se unirá a la escudería en 2025 con un contrato plurianual”. Ferrari confirma que a partir de 2025 Lewis Hamilton ocupará el volante de Sainz. En una maniobra de las que sin duda quedarán subrayadas en color fosforito en los libros de historia del Mundial de Fórmula 1, Ferrari le echó el lazo a Lewis Hamilton, el piloto más exitoso de todos los tiempos, quien, a partir de 2025 defenderá el color rojo del equipo más laureado de siempre.

Decirle a Sainz que el equipo había decidido sustituirle “no fue la decisión más fácil de mi vida”, expresó el director de Ferrari. “Una de las más difíciles junto con la de Toto (Wolff, jefe de Mercedes)”, expresó entre risas. “Tuvimos una larga discusión, como te puedes imaginar, pero voy a apoyar plenamente a Carlos, él está totalmente comprometido y sabemos que tenemos que hacer el trabajo juntos. Estamos juntos, somos profesionales”, argumentó. Con estas palabras y sin equipo para la temporada que viene, Carlos Sainz inició en Baréin su cuarta y última temporada portando el Cavallino Rampante en su mono.

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Doble estacazo a Leclerc

El español está dispuesto a realizar su mejor temporada para que en Ferrari tengan que tragarse su decisión a final de año. El primer paso del camino ya está dado. En Baréin firmó un recital soberbio, adelantó dos veces a Leclerc y se regaló un podio de peso. No obstante, el primer contratiempo se produjo nada más apagarse el semáforo. La salida, limpia delante pero accidentada detrás -Hulkneberg se llevó por delante a Stroll- permitió a Pérez superar a Sainz que se repuso y comenzó la escalada cuyo punto álgido se produjo con Charles Leclerc, su compañero de equipo. Era la vuelta 11, Sainz abrió el DRS y convirtió en valentía toda la tensión acumulada después de que Ferrari le comunicase la no renovación.

Se pegó al monegasco en la recta principal y pegó el estacazo en la curva uno. Excelente maniobra. Ni una pega, ni de Leclerc ni del equipo. Charles tiene el estatus, pero Carlos el ritmo. Ferrari retrasó en exceso su parada, quién sabe el motivo. Si era un undercut de Leclerc sobre Sainz, lo consiguieron. Pero la diferencia de prestaciones entre ambos era abismal. El español se lo volvió a comer a final de recta. Dos vueltas más tarde se merendó a Russell y metió sexta para alcanzar el podio, uno de esos que saben diferente. Por lo acontecido en lo personal durante los últimos meses y porque delante sólo hay un monoplaza de otra galaxia.

Sainz celebra su podio en Baréin (REUTERS).
Sainz celebra su podio en Baréin (REUTERS).

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Solo ante la celebración

Sainz rodaba sobre el desierto de Sakhir en tiempos de Verstappen. Se le veía desatado, liberado y mentalizado de hacer el major año de su carrera deportiva. Por orgullo, por amor propio y por pasión al deporte. El distanciamiento, por más que el jefe de Ferrari se empeñe en recalcar la profesionalidad de la escudería y el piloto, es evidente. Quedó patente más ondearse la bandera a cuadros. Carlos bajó del monoplaza más que satisfecho con el trabajo realizado y dispuesto a “seguir creciendo” para dar caza a Verstappen y Checo Pérez a corto plazo. Pero sus sensaciones se dieron de bruces con las de Ferrari, que no acudió a la celebración de tan excelente resultado.

Cuando Sainz se despojó del casco, su mirada se perdió en la nada. Mientras Max y Pérez se abrazaban con sus mecánicos, el español buscaba a los suyos. Pero nunca los encontró porque no asistieron. Estaba solo. Únicamente asistió un miembro del departamento de comunicación que grababa al piloto mientras se quitaba el casco con perplejidad ante la soledad que le tocaba experimentar. La no celebración de Ferrari dibuja un escenario cuya duda retumba en las paredes. ¿Qué hubiera pasado si en lugar de Sainz es Leclerc el que sube al podio? Porque los del Cavallino Rampante siempre han dejado clara su preferencia por el monegasco. Pero deben tomar nota, en Baréin fue su descarte quien salvó los muebles.

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