Vivir en el tránsito: los trabajadores del GBA destinan el equivalente a 4 jornadas por mes para viajar a sus empleos

Cuando se habla de “jornada laboral”, se utiliza siempre como parámetro el turno tradicional de ocho horas, pero pocas veces se toma en consideración el tiempo que debe dedicar cada persona para ir y volver de su lugar de trabajo. Cuando entra en juego esa variable, se encuentran diferencias notables entre las distintas regiones del país.

Según la última Encuesta Nacional de Uso del Tiempo publicada por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), los trabajadores del Gran Buenos Aires son los que más deben viajar para asistir a su puesto de trabajo. Si bien se trata de un trabajo realizado en 2021, los datos pueden ser considerados actuales, teniendo en cuenta que los resultados se determinan por cuestiones estructurales, que tienden a tener muy poco cambio con el paso de los años.

En detalle, los resultados indican que los trabajadores del Gran Buenos Aires deben destinar 1:35 horas al día para trasladarse ida y vuelta de su lugar de trabajo.

Los segundos que más deben viajar en cada jornada laboral son los habitantes del Noreste argentino (1:12 h), seguidos por el Noroeste (1:03 h), Cuyo (1:03 h), la región Pampeana (1:01 h) y la Patagonia (0:59 h).

El dato del tiempo de viaje diario es contundente, pero toma mayor repercusión cuando se calculan los números mensuales. En un mes con 22 días laborales, los trabajadores de Gran Buenos Aires pasan más de un día entero viajando a su lugar de trabajo. En total, destinan 34 horas y 50 minutos mensuales a los traslados, lo que equivale a más de cuatro “jornadas de trabajo extras” cada 30 días.

En el Noreste, la segunda región con mayores tiempos de traslados, los trabajadores pasan 26 horas y 20 minutos al mes viajando a sus puestos de trabajo; es decir que también destinan más de un día completo a ir y volver del lugar donde ejercen su empleo. En ese caso, cada mes agregan tres “jornadas extras”.

Es algo más liviana la carga de horas en el Noroeste y Cuyo, pero no deja de ser un tiempo considerable. Los datos de la encuesta realizada por el Indec demuestran que los habitantes de esas regiones pasan 23 horas y 6 minutos al mes trasladándose de sus casas a sus trabajos y viceversa. No llegan a completar un día de viaje, pero sí rozan las tres “jornadas laborales extras”.

En la región Pampeana los trabajadores deben pasar 22 horas y 20 minutos mensuales viajando a sus lugares de trabajo y en la Patagonia, deben viajar 21 horas y 38 minutos.

Cabe aclarar, que las estadísticas corresponden a un promedio de cada región, por lo que será posible encontrar algunos casos con muchas más horas de viaje. Además, se debe tener en cuenta que en las estadísticas entran todos los medios de transporte, desde el automóvil propio hasta los viajes a pie.

Más allá del tiempo promedio que tardan los trabajadores en trasladarse por el Gran Buenos Aires, llama la atención la amplia diferencia que existe con los tiempos de viaje de las demás regiones del país.

Según Juan Ignacio Fulponi, economista especializado en la economía del transporte urbano, hay dos explicaciones a este fenómeno, una que se asocia al lado de la oferta y la otra al lado de la demanda. Esta última, para el experto, es la más fácil de razonar.

“En Gran Buenos Aires hay un conjunto de ciudades integradas relativamente grandes, con un centro con mucha densidad poblacional, como lo es la Capital Federal y ‘mini centros’ urbanos que también tienen una densidad importante, como el centro de Morón, el centro de San Justo y el centro de Lomas de Zamora, entre otras. Eso genera una apertura geográfica mucho más grande en lo que se refiere al trabajo”, comentó.

“Lógicamente, por la distribución urbana hay una oferta de trabajo que trasciende la frontera misma de cada distrito. Eso hace que los viajes que hay de un lugar a otro sean mucho más grandes que los que existen en ciudades más pequeñas y/o menos densas”, agregó.

En lo que respecta a la oferta, Fulponi explicó que muchos viajes se producen sólo porque existe la posibilidad de hacerlos. “Si hubiera una muralla entre Morón y Capital Federal, nadie iría de un lado a otro a trabajar”, explicó.

“El que exista una oferta de transporte público que conecta el conurbano con la capital y viceversa, abre la posibilidad de que alguien que viene en Pilar o en San Miguel, tome el San Martín y termine en Retiro en poco más de una hora. Esos viajes son largos porque hay una demanda para hacerlos, pero también porque hay una oferta que los aguanta”, detalló el experto.

Por otro lado, el economista destacó que existe una diferencia grande en los costos económicos del transporte, lo que también fomenta que se hagan traslado largos. “En otras provincias, con tarifas reales más altas, si uno viaja 15 o 20 kilómetros, resulta mucho más caro que viajar 3 o 4 kilómetros. En Gran Buenos Aires pasa lo contrario. En escala es mucho más barato viajar más, por el tema de la integración tarifaria. Por ese lado, tampoco hay una barrera que en otros casos sí pueden existir”, cerró Juan Ignacio Fulponi.

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