Asia-Pacífico, una región caliente en la que se definen los nuevos equilibrios del poder mundial

Las aspiraciones soberanas de Pekín sobre Taiwán y una serie de islas del Mar de China Meridional, el acercamiento entre Japón y Corea del Sur y su alianza trilateral con EE. UU. dibujan el complejo panorama de una de las regiones más calientes del planeta

Las tensiones en el estrecho de Taiwán y los reclamos territoriales de Pekín en el mar de la China Meridional son dos de los mayores puntos de friccción con sus vecinos (AFP)

La tensión entre China y EE. UU. aparece como telón de fondo de un escenario internacional cada vez más agitado. En ese complejo tablero, una de las zonas más calientes es la de Asia y el Pacífico, donde Pekín ejerce una influencia cada vez mayor, no exenta de conflictos y disputas territoriales. Las tensiones en el estrecho de Taiwán y los reclamos territoriales del gigante asiático en el mar de China Meridional, graficados en su famosa “línea de los nueve trazos”, son dos de los mayores puntos de fricción.

Mientras tanto, el acercamiento entre Japón y Corea del Sur abona la pretensión de Washington de conformar una alianza trilateral, como se reflejó en la reciente cumbre de Camp David.

¿UNA “MINI OTAN” EN EL PACÍFICO?

La escalada belicista del régimen norcoreano y la sucesión de ensayos misilísticos y nucleares -incluida la reciente prueba del misil balístico intercontinental Hwasong-18- han llevado a un histórico acercamiento entre los gobiernos de Corea del Sur y Japón. Tal como señaló el profesor Kwo-wei Kung, de la Universidad de Tamkang (Taiwán), en la conferencia que dio días atrás en el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), “a medida que sube la tensión, después de los repetidos fracasos del diálogo bilateral o multilateral con Pyongyang, la situación se vuelve más peligrosa”.

La escalada belicista del régimen norcoreano y la sucesión de ensayos misilísticos nucleares han llevado a un histórico acercamiento entre sus vecinos Corea del Sur y Japón (Archivo DEF)

La llegada al poder del presidente surcoreano Yoon Suk-yeol, en mayo de 2022, marcó un punto de inflexión. Su visita a Tokio, un año más tarde, permitió romper el hielo y acercar posiciones con el premier japonés Fumio Kishida. Ese eje geopolítico se consolidó con la cumbre a tres bandas, convocada por el presidente estadounidense Joe Biden, que se coronó en el “Espíritu de Camp David”. En esa declaración, los tres gobernantes se comprometieron a coordinar sus respuestas frente a desafíos y amenazas comunes a su seguridad, además de profundizar su cooperación en materia de tecnologías sensibles. También reiteraron su oposición a cualquier “intento unilateral de alterar el status quo en las aguas del Indo-Pacífico”, en clara alusión a China y sus polémicas reivindicaciones soberanas sobre el mar de China Meridional.

El periódico Global Times, cercano al régimen de Pekín, cuestionó la conformación de una supuesta “mini OTAN” que reflejaría “las intenciones destructivas de EE. UU.” en la región. En abril pasado, los ejercicios militares conjuntos entre EE. UU., Corea del Sur y Japón en la isla surcoreana de Jeju habían generado una respuesta de la Cancillería china. “Las partes implicadas deben dejar de ejercer presión militar y crear las condiciones favorables para suavizar las contradicciones y reanudar el diálogo”, afirmó su portavoz Mao Ning.

Joe Biden selló una alianza trilateral con el premier japonés Fumio Kishida y el presidente surcoreano Yoon Suk-yeol (Archivo DEF)

TENSIONES EN EL ESTRECHO DE TAIWÁN

Mientras tanto, como advirtió Kwo-wei Kung, el gobierno de Pekín mantiene “un acoso militar constante” y ha intensificado su postura agresiva en el estrecho de Taiwán, que las autoridades chinas consideran parte de de su zona económica exclusiva (ZEE). En abril pasado, tras la visita de la mandataria taiwanesa Tsai ing-wen a Washington, el Ejército Popular de Liberación condujo unas maniobras militares que determinaron un virtual bloqueo aéreo y naval en al menos seis áreas en torno a la isla.

China tiene la capacidad de ocupar Taiwán”, manifestó Kwo-wei Kung. Sostuvo que, con sus 169.000 soldados, la isla no tendría posibilidades por sí sola de resistir la abrumadora superioridad del Ejército Popular de Liberación, que cuenta con más de 2 millones de efectivos. Sin embargo, matizó este experto, Pekín se ha mostrado “más cauteloso” tras la invasión de Rusia a Ucrania y ha aprendido de los errores de Moscú en su actual aventura militar.

Durante la charla que brindó en el CARI, el propio Kwo-wei Kung dejó flotando un interrogante respecto del futuro de la política de “ambigüedad estratégica” de EE. UU. frente a Taiwán. Si bien aclaró que Washington no ha variado su posición respecto del principio de “una sola China”, entre 2021 y 2023 el presidente estadounidense Joe Biden se comprometió en al menos tres ocasiones a defender a la isla en caso de una invasión china.

"China tiene la capacidad de ocupar Taiwán, pero ha mostrado una mayor cautela desde la invasión de Rusia a Ucrania", afirma el profesor Kwo Wei Kung (Fernando Calzada)

CHINA Y SUS AMBICIONES MARÍTIMAS

Las ambiciones de Pekín sobre un grupo de islas del mar de China Meridional, a partir de su famosa “línea de los nueve trazos”, es otro de los frentes abiertos en la zona. En 2016, la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya falló a favor de Filipinas en uno de esos diferendos. El fallo dejó sin sustento legal los reclamos de China, que se atribuye la soberanía sobre el 90 % de esas aguas, incluyendo las islas Paracelso -en disputa con Vietnam-, las Spratly -reivindicadas por Vietnam, Filipinas y Malasia- y el banco Scarborough -en disputa con Filipinas-.

Los incidentes entre guardacostas chinos y embarcaciones vietnamitas y filipinas profundizaron la tensión en la zona en los últimos años. En ese marco, en febrero pasado, EE. UU. y Filipinas firmaron un acuerdo de cooperación militar que incluye el acceso de las tropas estadounidenses a cuatro bases militares en el país asiático. El convenio fue interpretado por Pekín como una señal negativa para “la paz y la estabilidad regionales”.

En los últimos años, una serie de incidentes entre guardacostas chinos y embarcaciones filipinas y vietnamitas profundizó la tensión en la zona (AFP)

ISLAS DEL PACÍFICO: COMPETENCIA ENTRE GIGANTES

El gobierno chino también ha seducido a un grupo de pequeños estados insulares del Pacífico. El acercamiento de mayor repercusión es el acuerdo de seguridad firmado con las islas Salomón, que en 2019 habían roto relaciones con Taiwán para acercarse diplomáticamente a Pekín. “China tomó interés por el potencial del archipiélago por sus bases aéreas y puertos de aguas profundas, que fueron utilizados por EE.UU. y Japón durante la Segunda Guerra Mundial”, observó el profesor Kwo-wei Kung.

Por su parte, en un intento por contener la ofensiva diplomática de China, EE. UU. firmó un acuerdo estratégico de cooperación en defensa con Papúa Nueva Guinea, país insular ubicado al norte de Australia. Además, reabrió su embajada en las islas Salomón y estableció otra en Tonga, al tiempo que anunció la apertura de futuras embajadas en Kiribati y Vanuatu. Hace un año, durante una cumbre en Washington con las islas del Pacífico, el presidente Biden había anunciado ayudas por 810 millones de dólares para apoyarlas en su lucha contra el cambio climático.

En este complejo juego de ajedrez en el que mueven sus fichas las grandes potencias, se está moldeando el nuevo mapa de Asia oriental y el Pacífico, una de las regiones que definirá las características del nuevo orden global.

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