Un hombre sostiene una pala bajo un cielo encapotado y sonríe con el brillo de quien sabe que puede detener el fin del mundo. La imagen, compartida este jueves por Tom Cruise en sus redes sociales, es el primer vistazo a Digger, la película que reúne al actor estadounidense con el cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu en lo que se ha descripto como “una comedia de proporciones catastróficas”.
Son apenas unos segundos de avance: Cruise aparece blandiendo la herramienta con el aplomo de quien sostiene mucho más que tierra. El personaje se llama Digger Rockwell y la historia promete un viaje frenético: Digger se lanza a una cruzada desesperada para probar que puede salvar a la humanidad, antes de que la catástrofe que él mismo ha desencadenado borre cualquier esperanza. La sinopsis de la trama insinúa tanto desastre como redención.
Digger además, marca el regreso de González Iñárritu al cine en inglés, tras la sombra monumental de El renacido, la película que colocó un Óscar entre las manos de Leonardo DiCaprio hace una década. Ahora, con la mirada puesta en octubre de 2026, el director convoca nuevamente a la audiencia global.
La filmación se desarrolló durante seis meses en el paisaje agreste del Reino Unido. En ese escenario, Cruise —lejísimos de las acrobacias de Misión: Imposible— comparte créditos con un reparto que funciona como una promesa de extrañeza y calidad: Sandra Hüller, John Goodman, Michael Stuhlbarg, Jesse Plemons, Sophie Wilde y Emma D’Arcy. Cada nombre añadido a la lista eleva el misterio.
En un rincón del set, una anécdota resuena entre el equipo técnico: una pala olvidada junto a la entrada principal, recubierta de barro real, no fue de utilería fabricada para la escena. Iñárritu, perfeccionista invisible, pidió usar herramientas auténticas para cada toma. “Nada de plástico barato, quiero que cada golpe retumbe como si cavaran la fosa del mundo”, murmuró el director mexicano.
Para Tom Cruise, Digger significa algo más que un nuevo papel. El actor firmó recientemente un acuerdo exclusivo para desarrollar películas con Warner Bros. Discovery, una alianza que marca un cambio de ciclo tras los años dedicados a franquicias y blockbusters vibrantes. Ahora, el reto es otro: incursionar en la comedia negra bajo la batuta de un director que transforma incluso la risa en abismo existencial.
El tono del avance, lejos del sarcasmo fácil, oscila entre la tragedia y la ironía. “Una comedia que mira el desastre de frente y se atreve a reírse”, proclaman los adelantos de prensa. “Una película que convierte una simple pala en el instrumento de la salvación o del final definitivo”.