El abrupto incremento del salario mínimo en Colombia, que alcanza el 23,7 % para el próximo año y supera de manera considerable las demandas sindicales iniciales, ha sido recibido por los líderes de los trabajadores como un punto de inflexión en la política laboral del país.
Para Fabio Arias, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), esta decisión del Gobierno de Gustavo Petro constituye, en sus palabras, “un acto de profunda justicia social para los trabajadores colombianos”.
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La medida, impulsada por un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que evidenció la amplia brecha entre el salario mínimo real y el costo de la canasta básica familiar, marca un viraje respecto a las políticas anteriores.
Según explicó Arias a Blu Radio, el estudio de la OIT fue decisivo para justificar un ajuste muy por encima del 16% que reclamaban los sindicatos.
“El Gobierno se centró especialmente en el informe que presentó la OIT sobre la gran brecha que hay en Colombia entre lo que gana un trabajador de salario mínimo y las necesidades que tiene para acceder a la canasta básica familiar... y por eso al final tomó la decisión de hacer un incremento del salario mínimo en un 23%, obviamente muy superior a lo que nosotros estábamos demandando y solicitando en la mesa de concertación”.
Esta diferencia con la propuesta sindical se traduce, para Arias, en una “grata sorpresa positiva”.
El debate sobre los posibles efectos colaterales de la medida no tardó en encenderse. Ante preguntas sobre el impacto de esta alza en la informalidad y el desempleo, el líder sindical rechazó de plano las advertencias esgrimidas por sectores empresariales y académicos, que han pronosticado desde hace años un escenario de crisis frente a cada avance en materia de derechos laborales.
“Desde que llegó Gustavo Petro, han dicho que esto va a ser la debacle, la apocalipsis, el abismo al cual nos va a llevar un gobierno como estos. Lo dijeron todos los empresarios... Y resulta que en los tres años que llevamos de Gobierno de Petro no ha pasado nada de lo que ellos dijeron”, sostuvo en conversación con el medio de comunicación.
El líder sindical argumentó que, pese a los anuncios de desastre, los indicadores de empleo y crecimiento económico han desmentido esas previsiones.
“El consumo interno de los hogares venía creciendo, gracias a que había mejores ingresos de los trabajadores, entre otras cosas, por el incremento del salario mínimo. Y resulta que eso jalonaba la economía”.
Para profundizar en la disputa sobre la metodología de cálculo y la presunta sorpresa empresarial, Arias remarcó al mismo medio que la presentación del estudio de la OIT fue transparente e ineludible dentro de la Comisión de Concertación.
“El primer punto del orden del día para discutir el salario mínimo en Colombia, en la primera reunión de la Comisión de Concertación, fue el informe de la OIT. El Gobierno, presentó el tema de manera tranquila y sin esconderle a nadie nada”. Esta referencia directa al debate con los empresarios de la Andi subraya el contraste de percepciones entre las partes.
Al explicar por qué considera que una elevación significativa del salario mínimo puede beneficiar también al salario medio y a la economía en su conjunto, Arias indicó a Blu Radio: “En la medida en que el salario mínimo sea alto, pues el salario medio empezaría a estar mucho más cerca del salario mínimo... por tal motivo, es beneficioso para nosotros”. Este argumento pretende refutar la idea de que el incremento solo favorece a una minoría y perjudica a quienes negocian sus condiciones por encima del mínimo.
En declaraciones a Noticias Caracol, Arias atribuyó el aumento a la voluntad de corregir décadas de desigualdad, acusando a los anteriores gobiernos de incrementar los sueldos apenas por encima de mínimos legales, lo que contribuyó a que Colombia alcanzara posiciones récord en los índices globales de desigualdad:
“Siempre hicieron incrementos muy exiguos que no permitieron que la gente tuviera un mejor vivir... La codicia de ellos durante todo este tiempo terminó exactamente calificando a Colombia como el tercer país del mundo en el ranking de la desigualdad. Y eso es una situación vergonzosa y deshonrosa”, declaró el dirigente sindical.
Sobre la relación entre informalidad y salario mínimo, Arias puntualizó a Noticias Caracol: "Durante 33 años, la informalidad estuvo entre el 70% y el 58,9% , que fue como la recibió el presidente Gustavo Petro... Hoy se quejan y se rasgan las vestiduras diciendo que este aumento salarial sí definitivamente va a disparar la informalidad".
Reivindicó la tesis de que mejores ingresos para un sector amplio de la población potencian el consumo y, por lo tanto, el crecimiento económico: “En la medida en que tengan los trabajadores o un sector de la población mejores recursos, con absoluta seguridad va a haber una dinámica adicional de la economía y especialmente en el consumo de bienes y servicios, lo que llama el Dane, el consumo de los hogares en Colombia... Eso es lo que va a pasar aquí”.
Las objeciones sobre un supuesto riesgo inmediato de pérdida de empleo o sustitución de mano de obra tampoco convencen a Arias. Argumentó ante Noticias Caracol que esa retórica se ha repetido fracasadamente desde la implantación del modelo neoliberal:
“La única forma de generar empleo y de acabar la informalidad es reduciéndole los ingresos a los trabajadores. Con eso, el doctor Álvaro Uribe Vélez hizo la ley, la ley 789 del 2002, que dijo que iban a generar setecientos mil empleos y, la verdad... los estudios que se han hecho demostraron que no se generaron ningún empleo y que, por el contrario, lo que hubo fue una mayor... mayor desigualdad respecto a el tema entre empresarios y trabajadores”.
Al analizar la brecha evidenciada por la OIT y contextualizar los datos actuales, Arias enfatizó en Señal Colombia que “ellos fueron los que al final terminaron generando esta brecha tan grande que hoy la OIT mostró con respecto al salario mínimo vital, que es una brecha del 50 % con respecto al salario mínimo”. Aseguró que los logros en términos de desempleo, informalidad e inflación contradicen las visiones catastrofistas: “El desempleo es el más bajo en todo este siglo, ocho coma dos, se recibió en once coma siete. La informalidad empezó en cincuenta y ocho coma nueve y está en cincuenta y cinco coma ocho”.
La magnitud del ajuste y su potencial alcance histórico queda sintetizada por Arias en declaraciones a Señal Colombia: "Creo que esa decisión es histórica. Creo que el país siempre va a estar haciendo referencia a ella, de cómo sí se puede, evidentemente, atender los reclamos y las exigencias de los trabajadores... Aquí empieza esa dignificación a tener algún sentido y en consonancia con lo que dice la constitución política nuestra y es de un salario vital y móvil. Pues bueno, este salario vital, que es el que establece la OIT, empieza a tener realismo en Colombia con la decisión del presidente Gustavo Petro“.
Así, desde la perspectiva sindical, el incremento del salario mínimo no será recordado como una propuesta técnica aislada, sino como un giro deliberado en la disputa por la redistribución del ingreso. Y en ese nuevo escenario, la percepción del movimiento de trabajadores es que la victoria de una de sus luchas más persistentes ha comenzado a materializarse.