El 10 de diciembre, Sara Jiménez Silva, una menor de 14 años, desapareció en horas de la mañana de su vivienda ubicada en el barrio Sabana, localidad de Engativá, en Bogotá.
Paola Silva, madre de la menor, se percató de su ausencia cuando fue a su habitación para avisarle que el desayuno estaba listo, pero Sara ya no se encontraba en casa. En su lugar, halló una nota que presuntamente dejó la adolescente antes de desaparecer.
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En diálogo con El Tiempo, el padre de Sara reveló el contenido de la carta: “Me voy para no hacerte sufrir más. Voy a estar bien”. Estas palabras incrementaron la incertidumbre de su familia.
Los padres de la menor contaron que un día antes de la desaparición se produjo una discusión familiar. La adolescente había sido cuestionada por la posesión de un teléfono celular de origen desconocido y por sostener conversaciones con otras personas, situaciones que no explicó.
La última señal de contacto de Sara ocurrió el mismo día de su desaparición, alrededor de las 11 de la mañana, cuando su madre recibió un mensaje a través de Instagram. En el mensaje, la menor aseguró que estaba bien y que no era culpa de nadie: “Me dijo: ‘Yo voy a estar bien, no tengo la culpa. Te amo mucho’, pero después de eso no se ha vuelto a conectar en las redes sociales”, relató la madre.
La madre de Sara Jiménez Silva afirmó no entender en qué momento su hija salió de la casa, ya que a las 4:00 a. m. pasó por su habitación y la vio dormida. La familia sospecha que la menor podría estar bajo la influencia de una persona desconocida, dado que en los últimos meses había mostrado una actitud rebelde, posiblemente influenciada por algunos de sus amigos.
Según información recopilada por el medio mencionado, los únicos indicios sobre el paradero de Sara provienen de vendedores informales en los alrededores del centro comercial Portal 80. Tras la distribución de volantes con su fotografía en la zona, algunos testigos aseguran haberla visto desplazándose por el lugar.
La familia también ha enfrentado dificultades con las autoridades. En un primer momento, la denuncia fue rechazada en la Unidad de Reacción Inmediata (URI) bajo el argumento de que no habían transcurrido las 72 horas necesarias para oficializarla. Ante esta negativa, la familia optó por realizar la denuncia a través de los canales digitales dos días después de la desaparición.
Posteriormente, acudieron a las instalaciones de la Fiscalía General de la Nación, la Sijín y Medicina Legal, pero la respuesta de las entidades fue desalentadora.
“Inicialmente no querían tomar el caso porque decían que no era una pérdida, ya que ella misma había decidido irse. Pero les demostré que mi hija tiene derecho a una búsqueda urgente porque es una menor de 14 años. Es una niña que, de una u otra forma, puede estar siendo controlada, manipulada o utilizada para muchas cosas malas”, declaró la madre de Sara.
Tal como explicó el observatorio de Seguridad y Convivencia de la Universidad Central, con el liderazgo de Andrés Nieto, en uno de sus informes, experto en temas de esta índole, el Instituto Nacional de Medicina Legal entregó la cifra de 288 desapariciones de menores de edad este año, solo en Bogotá, con corte a octubre. Y según explicó, esta cifra corresponde a aquellos que aún no han aparecido y no se tiene información sobre su paradero. Eso quiere decir que en cada uno de estos casos algún familiar reportó dicha situación ante las autoridades correspondientes.