La novena de aguinaldos, una tradición profundamente arraigada en Colombia, Ecuador y algunas regiones de Venezuela, se celebra entre el 16 y el 24 de diciembre, durante los nueve días previos a la Navidad. Esta práctica religiosa, que reúne a familias y comunidades, se centra en la oración y el canto de villancicos, recordando la espera del nacimiento de Jesús.
El origen de esta tradición se remonta al siglo XVIII, cuando el fraile franciscano Fernando de Jesús Larrea, nacido en Quito, fue solicitado por Clemencia de Jesús Caycedo Vélez para escribir un texto litúrgico que acompañara las festividades navideñas.
La primera versión de la novena fue publicada en 1784, y aunque el texto ha sufrido diversas modificaciones con el paso de los años, la más significativa ocurrió en 1886, cuando la religiosa María Ignacia adaptó el contenido, dando forma a la versión que hoy se conoce y se celebra en gran parte del mundo hispanohablante.
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Durante la novena de aguinaldos, se realizan diversas oraciones y se entonan los gozos, que son alabanzas dirigidas al Niño Jesús, María y José. Estos gozos, acompañados de instrumentos típicos como maracas y panderetas, son una parte esencial de la celebración. Además, es costumbre compartir alimentos tradicionales como buñuelos y natilla, dos de los platos más representativos de la gastronomía navideña en Colombia y otros países de la región.
Aunque los días de la novena no son festivos oficiales, estas celebraciones representan un momento especial de unión familiar y espiritual. Las reuniones suelen incluir bailes, cantos y una variedad de platos conmemorativos, creando un ambiente de armonía y fraternidad entre las familias que se congregan para esperar la llegada de la Navidad.
El proceso de la novena sigue un orden específico. Comienza con la Oración para todos los días, seguida de oraciones dedicadas a la virgen María, San José y el Niño Jesús. Cada día se recitan consideraciones diferentes sobre la espera del nacimiento de Jesús, y la celebración culmina con el canto de villancicos tradicionales, entre ellos Campana sobre campana y A la nanita nana, que encienden el espíritu navideño y llenan de alegría a los participantes.
La novena de aguinaldos no solo es una manifestación de fe, sino también una oportunidad para recordar el viaje de María y José hacia Belén y celebrar la llegada de Jesús a la tierra.
Oraciones de la novena de aguinaldos:
Oración para todos los días
Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto amasteis a los hombres, que le diste en vuestro hijo la prenda de vuestro amor, para que hecho hombre en las entrañas de una Virgen naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; yo, en nombre de todos los mortales, os doy infinitas gracias por tan soberano beneficio.
En retorno de él os ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de vuestro hijo humanado, suplicando por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongáis nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido, con tal desprecio de todo lo terreno, para que Jesús recién nacido tenga en ellos su cuna y more eternamente. (Gloria al Padre, se reza 3 veces).
Oración a la Santísima Virgen María
Soberana María que por vuestras grandes virtudes y especialmente por vuestra humildad, merecisteis que todo un Dios os escogiese por madre suya, os suplico que vos misma preparéis y dispongáis mi alma y la de todos los que en este tiempo hiciesen esta novena, para el nacimiento espiritual de vuestro adorado hijo. ¡Oh dulcísima madre!, comunicadme algo del profundo recogimiento y divina ternura con que lo aguardasteis vos, para que nos hagáis menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén. (Avemaría – 3 veces-).
Oración a San José
¡Oh santísimo José, esposo de María y padre adoptivo de Jesús! Infinitas gracias doy a Dios porque os escogió para tan soberanos misterios y os adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Os ruego, por el amor que tuvisteis al Divino Niño, me abracéis en fervoroso deseos de verle y recibirle sacramentalmente, mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el cielo. Amén. (Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria al padre).
Oración al Niño Jesús
Acordaos, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijisteis a la venerable Margarita del santísimo Sacramento, y en persona suya a todos vuestros devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado”. Llenos de confianza en vos, ¡oh Jesús!, que sois la misma verdad, venimos a exponeros toda nuestra miseria.
Ayúdanos a llevar una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada. Concédenos por los méritos infinitos de vuestra infancia, la gracia de la cual necesitamos tanto. Nos entregamos a vos, ¡oh Niño omnipotente!, seguros de que no que dará frustrada nuestra esperanza, y de que en virtud de vuestra divina promesa, acogeréis y despacharéis favorablemente nuestra súplica. Amén.