Los moldavos votaron por una exigua mayoría a favor de asegurar el camino del país hacia la adhesión a la Unión Europea, según mostraron el lunes los datos electorales, tras unos comicios que estuvieron a punto de causar un duro revés a la presidenta prooccidental, quien acusó a “grupos criminales” de intentar socavar la votación.
Con el 99,41% de los 1,4 millones de votos escrutados en el referéndum sobre la UE celebrado el domingo, el “Sí” se situó en el 50,39%, frente al 49,61% que votó “No”, según la Comisión Electoral Central.
El “No” parecía ir en cabeza hasta que se contaron los últimos miles de votos de la gran diáspora del país. Una derrota habría sido un desastre político para el gobierno prooccidental, que apoyó firmemente la campaña a favor de la UE.
“Grupos criminales, en colaboración con fuerzas extranjeras hostiles a nuestros intereses nacionales, han atacado a nuestro país con decenas de millones de euros, mentiras y propaganda, utilizando los medios más vergonzosos para mantener a nuestros ciudadanos y a nuestra nación atrapados en la incertidumbre y la inestabilidad”, declaró la Presidenta Maia Sandu tras el recuento de cerca del 90% de los votos.
“Tenemos pruebas claras de que estos grupos criminales pretendían comprar 300.000 votos, un fraude de una magnitud sin precedentes”, añadió Sandu. “Su objetivo era socavar un proceso democrático”.
La votación se celebró en medio de las continuas denuncias de las autoridades moldavas de que Moscú ha intensificado una campaña de “guerra híbrida” para desestabilizar el país y descarrilar su camino hacia la UE. Las acusaciones incluyen la financiación de grupos de oposición pro-Moscú, la difusión de desinformación, la intromisión en las elecciones locales y el respaldo a un importante plan de compra de votos.
En las elecciones presidenciales, que se celebraron al mismo tiempo, Sandu ganó la primera vuelta con el 42% de los votos, pero no logró la mayoría absoluta. Se enfrentará en segunda vuelta, el 3 de noviembre, a Alexandr Stoianoglo, ex fiscal general afín a Rusia, que superó las encuestas con cerca del 26% de los votos.
Rusia declaró el lunes que los resultados presentan “anomalías” y suscitan “muchas preguntas”. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, en su rueda de prensa telefónica diaria, señaló que “los indicadores que vemos hoy, que estamos siguiendo, y la dinámica de sus cambios, por supuesto, plantean muchas preguntas”. Peskov aludió al cambio de los resultados de las votaciones con el correr del escrutinio, que amplió la ventaja de Sandu y le dio la vuelta a favor del Sí en el referéndum.
Ante las acusaciones de Sandu sobre injerencia extranjera en los procesos electorales, Peskov pidió que se presenten pruebas, calificando la denuncia como una “acusación bastante grave”. El portavoz del Kremlin insistió en que es “difícil de explicar el ritmo de incremento mecánico de los votos a favor de Sandu y a favor de aquellos participantes en el referéndum que defienden la orientación hacia la Unión Europea”, dijo.
Al cierre de las urnas, a las 21.00 horas del domingo, más de 1,5 millones de votantes -alrededor del 51% de los electores- habían depositado su voto, según la Comisión Electoral Central.
Cristian Cantir, profesor asociado moldavo de Relaciones Internacionales en la Universidad de Oakland, dijo a The Associated Press que los sondeos podrían haber “sobreestimado el sentimiento pro-UE” dentro de Moldavia, que no se habría aprobado sin los votos de fuera del país.
“Va a ser especialmente problemático porque... va a alimentar las narrativas impulsadas por el Kremlin y las fuerzas prorrusas”, afirmó.
El portavoz de seguridad nacional de Estados Unidos, John Kirby, se hizo eco esta semana de la preocupación por la injerencia rusa, afirmando en un comunicado que “Rusia está trabajando activamente para socavar las elecciones de Moldavia y su integración europea”. Moscú ha negado reiteradamente que esté interfiriendo en Moldavia.
Asimismo, la Unión Europea declaró que la votación se vieron empañadas por la “injerencia e intimidación sin precedentes” de Rusia.
“Hemos observado que esta votación se ha celebrado bajo una injerencia e intimidación sin precedentes por parte de Rusia y sus representantes, con el objetivo de desestabilizar los procesos democráticos en la República de Moldavia”, declaró el portavoz de la UE, Peter Stano.
A principios de octubre, las fuerzas del orden moldavas afirmaron haber descubierto una trama de compra masiva de votos orquestada por Ilan Shor, un oligarca prorruso exiliado que reside actualmente en Rusia, que pagó 15 millones de euros (16,2 millones de dólares) a 130.000 personas para socavar las dos votaciones.
Shor fue condenado en rebeldía el año pasado por fraude y blanqueo de capitales y sentenciado a 15 años de prisión en el caso de los 1.000 millones de dólares que desaparecieron de los bancos moldavos en 2014. Él negó las acusaciones, diciendo que los pagos eran legales y citando el derecho a la libertad de expresión. El partido populista de Shor, afín a Rusia, fue declarado inconstitucional el año pasado y prohibido.
El jueves, las autoridades moldavas desbarataron otro complot en el que más de 100 jóvenes moldavos recibieron formación en Moscú de grupos militares privados sobre cómo crear disturbios civiles en torno a las dos votaciones. Algunos también asistieron a “formación más avanzada en campos de guerrilla» en Serbia y Bosnia, según la policía, y cuatro personas fueron detenidas durante 30 días.
Un gobierno prooccidental está en el poder en Moldavia desde 2021, un año después de que Sandu ganara la presidencia. El próximo año se celebrarán elecciones parlamentarias.
Moldavia, una antigua república soviética con una población de unos 2,5 millones de habitantes, solicitó su adhesión a la UE tras la invasión a gran escala de la vecina Ucrania por parte de Rusia el 24 de febrero de 2022, y ese verano se le concedió el estatus de candidato, junto a Ucrania. Bruselas acordó en junio iniciar las negociaciones de adhesión.
(Con información de AP, EFE, AFP)