Un nuevo capítulo de la rivalidad entre Swiatek y Sabalenka

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Luis Miguel Pascual

París, 25 may (EFE).- La rivalidad entre la polaca Iga Swiatek y la bielorrusa Aryna Sabalenka comienza a tomar peso, a parecerse a uno de esos duelos que marcan la historia, tras años en los que el circuito femenino ha rodado sin orden, sin una brújula en la que buscar el norte.

Cuando entre los hombres el orden establecido comienza a dar síntomas de fin de ciclo, sin un favorito claro para ganar Roland Garros, en el femenino la tendencia es la contraria, con una Swiatek como gran favorita y que podría sumar su tercera corona consecutiva, la cuarta en total, y una Sabalenka como principal rival.

A ambas se suman otras dos pretendientes con muchos argumentos para zarandear esa jerarquía, la kazaja Elena Rybakina y la estadounidense Coco Gauff, que sobresalen de un pelotón de perseguidoras en el que figuran la china Qinwen Zheng, la brasileña Beatriz Haddad, la checa Marketa Vondrousova, la griega Maria Sakkari o la tunecina Ons Jabeur.

Pero los focos estarán centrados en la posible final entre la número 1 del mundo y su delfina. Swiatek parte como favorita clara tras sus recientes triunfos en Madrid y Roma, que le permiten llegar a París, como bien dijo ella misma, "como la rival a batir".

Su máxima rival, señaló, es ella misma, su capacidad de soportar la presión como hizo en las dos últimas ediciones, cuando también era la clara favorita y no defraudó las expectativas.

Pero ahora, considera, ese factor incide todavía más, porque a más esperanzas, más riesgo de decepción.

Sabalenka llega con el primer Grand Slam del año en Australia en sus vitrinas, pero con una temporada fantasma, asolada por el suicidio de su exnovio y jugador de hockey Konstantin Koltsov, que tuvo una clara incidencia en sus resultados.

Con la llegada de la tierra batida pareció recuperar el tono, pero tras alcanzar los cuartos en Stuttgart se estrelló en las finales de Madrid y Roma contra Swiatek.

"Me motiva mucho tener que mejorar para poder ganarla", confiesa la bielorrusa, que aspira a superar en París las semifinales que disputó el año pasado y poder al fin jugar una final en la capital francesa.

La final soñada está amenazada por Gauff, que ya se quedó a las puertas del título en París en 2022 antes de imponerse el año pasado en el Abierto de Estados Unidos en el que fue su primer grande.

La estadounidense no ha tenido resultados brillantes, pero aspira a aguar la fiesta de Swiatek, con quien se cruzaría en semifinales.

Lo mismo que Rybakina, la única de las tres que tiene un balance positivo de victorias contra la polaca, seis en ocho duelos, y con el pedigrí que supone haber ganado Wimbledon en 2022 y haber alcanzado la final de Australia al año siguiente.

Este año llega con el triunfo en Suttgart, lo que muestra una mejoría sobre tierra batida, superficie en la que no ha tenido buenos resultados, como pone de manifiesto que en Roland Garros nunca ha superado los cuartos de final.

Al acecho está la china Zheng, séptima del mundo, finalista en Australia y que tendrá que mostrar una progresión sobre tierra batida. Llega a París con una única victoria.

Vondrousova, finalista en 2019, ha ido ganando galones, se apuntó el torneo de Wimbledon el año pasado, aunque esta temporada sus resultados han sido mediocres.

Sakkari se hizo con el torneo de Indian Wells, pero en tierra batida no ha logrado un buen rendimiento, mientras que Jabeur, que siempre es una promesa en París, aspira a no firmar otra decepción en la tierra batida francesa.

La brasileña Haddad, por su parte, puede repetir la gesta del pasado año, cuando alcanzó las semifinales contra todo pronóstico. EFE

lmpg/ism

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