El vestido de Blanchett y un bolso de sandía, excepciones en un Cannes muy despolitizado

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Nerea González

Cannes (Francia), 24 may (EFE).- El vestido blanco, negro y verde de Cate Blanchett, que formaba la bandera palestina sobre el fondo de la alfombra roja, y el bolso de sandía de la actriz india Kani Kusruti han sido las excepciones más reivindicativas en una edición del Festival de Cannes, por lo demás, muy despolitizada.

"Deseo un festival sin polémicas, no quiere decir que no las vaya a haber", había dicho el director artístico del certamen, el francés Thierry Frémaux, la víspera de la apertura de la edición 77.

Y aunque en la antesala del festival -con rumores de revelaciones explosivas del movimiento 'Me Too', un aviso de huelga por parte de los trabajadores y una situación geopolítica marcada por la guerra en Gaza- parecía muy poco probable, en gran medida esa petición se ha cumplido.

La tensión palestino-israelí, como ya ocurrió en otras grandes citas como la Berlinale, estuvo apenas presente en guiños como algunas insignias de sandía -fruta convertida en símbolo del apoyo a Palestina por tener los colores de su bandera- sobre los trajes de gala de la alfombra roja.

Las grandes excepciones fueron el vestido de Blanchett y el bolso de Kusruti, pese a que el prestigioso certamen cinematográfico de la Costa Azul francesa -que nació con el afán político de ser un faro cultural de las naciones democráticas en los años treinta, en paralelo al ascenso del fascismo- ha sido a lo largo de su historia escenario de reivindicaciones de todo tipo.

Tampoco los representantes del cine argentino en Cannes llevaron a la alfombra roja su protesta contra las políticas del Gobierno del presidente de su país, el ultraliberal Javier Milei, sino que reservaron la lectura de un manifiesto conjunto para un lugar más discreto, la playa privada de la Quincena de Cineastas (una de las secciones paralelas del festival).

Sí que usó la atención de la alfombra roja el equipo de la aspirante a Palma de Oro 'The seed of the sacred fig', liderado por un Mohammad Rasoulof que, condenado a ocho años de prisión por "crímenes contra la seguridad" en Irán, se presentó en Cannes después de huir de su país por las montañas.

Al llegar al estreno de gala de su película, el cineasta portaba dos fotos de Soheila Golestani y Missagh Zareh, los protagonistas del filme, que siguen en Irán y amenazados por haber colaborado con él.

Las denuncias contra los abusos en la industria también ocuparon un lugar destacado en la Croisette, especialmente en los primeros días, gracias sobre todo a la actriz francesa Judith Godrèche, que es la gran embajadora del reciente resurgimiento del movimiento 'Me Too' en Francia.

Godrèche reveló en febrero haber sufrido abusos de los directores Benoît Jacquot y Jacques Doillon en los rodajes siendo menor de edad y en Cannes ha presentado un corto con testimonios de otras víctimas.

Por eso, en lo alto de los famosos 24 escalones del Palacio de Festivales, la actriz y el resto de miembros del equipo del cortometraje, como su hija Tess Barthélemy, posaron con las manos en la boca para recordar el sufrimiento silenciado de las víctimas de abusos.

Al margen de eso y de declaraciones de apoyo a las mujeres que alzan la voz por parte de numerosas figuras, las supuestas revelaciones explosivas que había anticipado la prensa francesa -y que iban a afectar, supuestamente, a grandes nombres del cine francés presentes en el festival- no llegaron a producirse.

Entre quienes hablaron de machismo en el cine no faltó Meryl Streep, quien reinó en la ceremonia de apertura de esta 77 edición al recibir una Palma de Oro de Honor el pasado 14 de mayo.

Ella se emocionó menos al recogerla y al repasar su carrera que muchos de los presentes en la sala, que lloraban a lágrima viva, como la realizadora Greta Gerwig -presidenta del jurado de esta edición- o la actriz francesa Juliette Binoche, quien fue la encargada de presentarle el galardón y apenas lograba pronunciar su discurso.

También recibirá mañana, en la clausura, otra Palma de Honor el director George Lucas y, el pasado lunes le había tocado el turno al Studio Ghibli en medio de la euforia desbocada de los admiradores de Hayao Miyazaki, quien no viajó a la Croisette pero mandó un divertido mensaje en vídeo. EFE

ngp/fpa

(fofo)

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