Familias de emigrantes marroquíes desaparecidos miran con esperanza a la isla de Alborán

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Mohamed Siali y María Traspaderne

Rabat, 28 feb (EFE).- Aizadin Madani, de 20 años, salió el pasado viernes noche de casa de su abuela en Imzuren, al sur de la localidad marroquí de Alhucemas, sin decir nada a nadie. Ahora, su hermanastro sabe que emigró en una patera desde Nador y mira con esperanza al islote de Alborán, donde se concentran más de cien emigrantes en espera de ser rescatados.

Contactado por EFE, Mohamed no sabe si Aizadin realmente está allí porque no se puede comunicar con él, pero sí está seguro de que se montó en una embarcación porque así lo comunicó a su familia un amigo de Aizadin, Musa, que emigró con él.

El joven Aizadin, relata su hermanastro, se quedó huérfano nada más nacer después de que sus padres fallecieran el 24 de febrero de 2004 en el terremoto que asoló la región del Rif, justo hace 20 años.

Vivía con su abuela, que ahora recuerda cómo últimamente se fue dos veces a la ciudad costera de Nador, contigua a Melilla, sin razón aparente. "Cuando le preguntaba por qué se iba allí, él respondía que a pasear, pero ahora sabemos por qué lo hizo", dice Mohamed.

Su embarcación puede ser una de las varias que este fin de semana, en medio del temporal que azota esa parte del Mediterráneo, llegaron al islote de Alborán presuntamente a bordo de narcolanchas o "go-fast", unas embarcaciones que los narcotraficantes usan para llevar migrantes y sacar así más beneficio a sus viajes.

Una fuente de seguridad marroquí consultada por EFE afirma que últimamente se ha observado que los narcotraficantes enfocan cada vez más su actividad al transporte de emigrantes porque es un negocio más rentable y menos arriesgado.

Usan para ello embarcaciones neumáticas con hasta cuatro motores de alta cilindrada que pueden navegar con mal tiempo. En un solo trayecto amortizan el coste de la lancha, ya que llevan hasta 50 personas.

Mohamed no sabe cuánto pagó su hermano por emigrar, pero la fuente de seguridad marroquí asegura que los narcos reconvertidos en traficantes de personas cobran alrededor de 10.000 euros por trayecto hasta la península.

"La abuela está muy preocupada, acabo de hablar con ella y ni duerme ni come", asegura Mohamed, que recuerda que su hermanastro sobrevivía con ayudas de familiares en Holanda y solo, últimamente, había conseguido un trabajo en la construcción tras mucho tiempo en el paro.

Otro familiar de un emigrante marroquí mira con esperanza a Alborán, situado a unos 80 kilómetros de Nador mar adentro, a medio camino entre las costas marroquíes y las españolas y de donde las autoridades españolas rescataron este miércoles a seis personas. Aún quedan allí más de un centenar esperando ser salvadas.

Se trata de Ali (nombre ficticio), que no sabe dónde está su hermano de 35 años. Salió desde las costas de Nador el pasado domingo y desde entonces no ha dado señales de vida.

"Solo envió un audio el mismo domingo informando de que iba a emigrar", cuenta el hermano de este migrante, que no quiere dar su nombre ni el de su familiar, oriundo de la localidad de Bentaieb, al oeste de Nador.

Entre las embarcaciones que han zarpado de las costas de la región de Nador estos últimos días,también se cuenta una neumática que volcó e martes tras salir de la playa de Tcharrana, lo que provocó la muerte de varias personas que iban a bordo.

Las autoridades locales marroquíes informaron este miércoles de que han conseguido rescatar 8 cadáveres y 9 personas con vida, pero siguen buscando desaparecidos. EFE

ms-mt/jfu

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