Objetivo o no, la comunidad judía de Viena vive en alerta

Compartir
Compartir articulo

Shalom Berntholz no cierra nunca su restaurante kosher del centro de Viena pero, en vísperas del confinamiento, decidió cambiar de opinión. Fue delante de su escaparate cerrado que un yihadista disparó las primeras balas del atentado del lunes que dejó cuatro fallecidos.

"Abrimos todos los días del año, incluso durante el sabbat y las fiestas judías. Cerrar el lunes nos salvó la vida", cuenta a la AFP.

Su restaurante, "Alef Alef", se encuentra en el bajo de un edificio blanco de estilo vienés que también alberga las oficinas del IKG (Israelitische Kultusgemeinde Wien), la asociación que representa a los cerca de 7.000 miembros de la comunidad judía de Viena, la más numerosa de Austria.

El yihadista "seguramente vio que no había nadie en este lado de la calle y disparó enfrente, matando a una pobre camarera. Podemos imaginar que su objetivo era la comunidad judía pero, en realidad, nunca lo sabremos", confiesa Berntholtz.

El atacante, nacido en Viena de padres de Macedonia del Norte, fue abatido por la policía. Kujtim Fejzulai, de 20 años, abrió fuego en torno a las 20h00 bajo la mirada aterrorizada de los transeúntes de esta placita adoquinada donde, además de los locales de la comunidad judía, hay bares y restaurantes muy frecuentados.

"Nuestro local estaba cerrado a esa hora", subraya el rabino Scholomo Hofmeister, que no "puede descartar" que el atentado tuviera una motivación antisemita, aunque añade: "este es el barrio más animado de la ciudad".

La investigación no ha podido determinar por el momento si el objetivo del terrorista era la comunidad judía de la plaza o fue escogida por su vida nocturna.

- "Imágenes traumáticas" -

El ataque, reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico, y que dejó cuatro muertos y varios heridos, tuvo lugar a apenas una decena de metros de un edificio emblemático de la rica historia judía de la ciudad: el "Stadttempel", una sinagoga del siglo XIX.

Fue la única sinagoga de Viena que escapó a los destrozos de los nazis durante la "Noche de cristal" del 9 al 10 de noviembre de 1938.

Antes de la Segunda Guerra Mundial, la comunidad judía de Austria contaba con 192.000 personas, casi el 4% de la población del país.

A punto de desaparecer por la deportación y el exilio, la comunidad recuperó poco a poco su presencia en Austria después de 1945.

Pero este atentado reaviva sobre todo el recuerdo de los ataques contra la sinagoga de "Stadttempel" en 1979 y 1981, perpetrados por grupos extremistas palestinos. El último atentado, en pleno oficio, dejó dos muertos.

El Congreso Judío Europeo manifestó el martes su apoyo ante el atentado que recuerdan a la comunidad "imágenes traumáticas de hace 40 años".

Yoav Ashkenazy, de 38 años, un israelí establecido en Viena desde hace seis años por sus estudios de filosofía, se ha desviado de su camino al gimnasio para ver con sus ojos la escena del atentado. Explica que no cederá ante el miedo.

"La gente se pasea por aquí con la kipá sin problema, Viena es una ciudad abarcable, provinciana y muy de izquierda. Por una conciencia del Holocausto, nadie, ni siquiera alguien de la comunidad musulmana, tocaría un pelo a un judío", señala.

La comunidad judía de Viena comparte, al contrario que en París, Bruselas, Copenhague o Alemania, un sentimiento generalizado de vivir en un país seguro, libre de la violencia y la amenaza directa de los islamistas.

No obstante, 550 incidentes antisemitas, la mayoría atribuidos a militantes de extrema derecha, fueron señalados en 2019 en Austria, una cifra que se ha multiplicado por dos en cinco años.

bur-dar/anb/mba/grp/mb