El coronavirus, el gran aguafiestas de las bodas en EEUU

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Kinnon Chapman y Cullom Walker tenían todo listo para su boda: el lugar, los arreglos florales, la banda, la comida, el vestido, el esmoquin... pero llegó el nuevo coronavirus y los planes se vinieron abajo.

La pareja, que tenía previsto dar el sí el 4 de abril, se vio obligada a posponer su fiesta como muchas otras decenas de miles de parejas a lo largo de Estados Unidos.

"Hemos aprendido una importante lección, que cualquier plan tienes que mantenerlo flexible", dijo Chapman, que vive en Texas, a la AFP. "Hay cosas que están más allá de nuestro control y esa es una lección de humildad que aprendí".

Antes del brote de la COVID-19, alrededor de 30.000 bodas se celebraban cada fin de semana en Estados Unidos, pero la pandemia puso un alto a esta industria multimillonaria, con ceremonias suspendidas y lunas de miel soñadas canceladas.

Muchos, como Kinnon y Cullom, decidieron seguir adelante y se casaron el sábado pasado, dejando la fiesta con familiares y amigos para una fecha posterior.

Otros pospusieron el matrimonio completo y algunos optaron por la aplicación de videoconferencias Zoom para compartir con sus seres queridos el momento especial.

- "Montaña rusa de emociones" -

"Ha sido como una especie de montaña rusa de emociones", dijo Jacqueline Gazette, de 30 años, que tenía planeado casarse con su prometido Bryan Altenhaus el 13 de junio en el norte de California.

Pero después de mucho reflexionar, la pareja decidió la semana pasada posponer la boda hasta octubre, con la esperanza de que para entonces ya se hayan levantado los cierres impuestos en todo el país.

"Estoy tratando de mantener la calma y la paciencia, pero definitivamente he derramado algunas lágrimas porque es algo que se planea por mucho tiempo", dijo Gazette, que trabaja para una empresa de tecnología en San Francisco.

"Es triste y lo esperábamos con ansias, pero al final del día, la seguridad y la salud de todos es más importante".

La COVID-19 --que ha infectado a más de 400.000 personas en Estados Unidos, de los que fallecieron unos 13.000-- tendrá además un impacto catastrófico en la economía.

De allí que Samy Eid y Francesca George decidieran dejar de lado la idea de una fiesta elaborada.

Esta pareja de Michigan se iba a casar en agosto con 400 invitados y había reservado una luna de miel en Francia, pero cambiaron estos planes por una ceremonia íntima tan pronto como reciban su licencia de matrimonio.

"Nos vamos a casar inmediatamente", dijo Eid, de 39 años, propietaria de tres restaurantes de primera categoría en Michigan. "Sin pompa, solo queremos celebrar nuestro amor y comenzar nuestra vida".

Los organizadores de bodas también se han visto gravemente afectados por el virus, proyectando ahora grandes pérdidas y algunos inclusive a tener que cerrar sus negocios.

"Me he dedicado a esto a tiempo completo durante 17 años y la pandemia será un duro golpe como propietaria de un negocio en la industria de los eventos", dijo Christina Romero, propietaria de Signature Event, en el norte de California.

"Las bodas son experiencias emocionales y las parejas se enfrentan ahora a lo desconocido, a no saber si los proveedores le devolverán su dinero", añadió.

Romero, cuya empresa también organiza eventos corporativos, dijo que espera una caída de 50% en su negocio y ya se ha visto obligada a despedir a más de la mitad de su personal.

Y no espera recuperarse pronto, dadas las terribles predicciones económicas y el hecho de que una boda promedio en el área de San Francisco cuesta más de 100.000 dólares.

"Tomará un tiempo porque la gente va a tener miedo de gastar dinero una vez que se levante la orden de permanecer en casa", dijo.

"Pero pongo las cosas en perspectiva", siguió. "Al final estoy viva, sana y tengo un techo".

"Estoy enfocada en sostener el negocio... y luego lo que sea que vaya a pasar, pase. Estoy tratando de no dejar que las emociones se apoderen de mí, porque este ha sido mi bebé por 17 años".

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