Durante los primeros años de vida, las personas siempre buscan aparentar más edad. Luego, la fórmula cambia y, con la madurez, el deseo pasa por 'sacarse años'. No falta el que envidie a Dorian Gray, el mítico personaje de Oscar Wilde, que veía pasar las vidas ajenas enclavado en un rostro ajeno al paso del tiempo.
El hombre busca desde hace siglos el secreto de la "eterna juventud", en fórmulas mágicas o aguas milagrosas ocultas en una cueva del Himalaya. Porque en todo grupo -desde los albores de la sociedad- siempre hay alguien con una apariencia más joven de lo que delata su fecha de nacimiento.
Más allá de las especulaciones fantásticas, nadie había descubierto la "fórmula", hasta que el Centro Médico de la Universidad Erasmus, Países Bajos, realizó el estudio "Cómo se percibe la edad", que se publicó en la revista Current Biology.
Durante el trabajo se analizaron 2.693 imágenes de personas sin maquillaje y luego, un grupo de participantes señalaba la edad que aparentaban. Después, compararon los resultados obtenidos con la verdadera edad de los participantes.
Los estudios revelaron que las personas que no aparentaban su edad tenían el gen MC1R, conocido como ginger gen o gen de los colorados, que produce el pelo rojo y la piel pálida. Este gen, además, resulta fundamental para la fabricación de melanina, que afecta a la pigmentación de la piel y protege contra la radiación UV del sol.
"La parte interesante es que encontramos el gen. El descubrimiento es emocionante porque éste es un fenómeno bien conocido que hasta el momento no se podía explicar. Todos nos preguntamos alguna vez '¿por qué algunas personas se ven más jóvenes que otras?'", comentó Manfred Kayser, director del estudio, a la BBC.
Según los especialistas, tener variaciones en el gen MC1R hace que las personas parezcan, en promedio, dos años menores. Igualmente, los investigadores no pudieron explicar -aún- por qué este gen genera el efecto de juventud.
Los investigadores consideraron que la investigación ofrece pistas importantes sobre la salud y la naturaleza de envejecimiento en sí mismo. Además, agregaron que este gen es sólo uno de los muchos factores que influyen en la edad percibida y que abre nuevas puertas para seguir avanzando en la relación entre genética y apariencia.