El Presidente está confiado

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Maldita herencia.

Ni "plan canje" ni trueque.

No hay espacio para el "toma y daca" de la política.

Esto es al menos lo que pretende el gobierno y lo que expresa con ajustada precisión de palabras el Jefe de Gabinete.

La descripción descarnada de la herencia maldita que bajó casi sin respirar el presidente Mauricio Macri parece haber subido el precio al "acompañamiento" que el oficialismo necesita de la oposición para sacar las leyes imprescindibles para cerrar el caso de los "holdouts".

La disposición a "dar quórum", expresada por los sectores más racionales del PJ, se endureció después del discurso del martes, pero nadie come vidrio a esta altura de los acontecimientos.

El Presidente se muestra absolutamente confiado: el tema "sale o sale" y sin mayores forcejeos

Ni los que dicen que todo es "negociable", ni los que se empeñan en afirmar que no hay lugar para transacción alguna.

Resiste el núcleo duro K, Recalde a la cabeza.

Esta no parece ser una cuestión que le quite el sueño a Mauricio Macri. El Presidente se muestra absolutamente confiado: el tema "sale o sale" y sin mayores forcejeos.

Respalda su certeza en la predisposición de Juan Manuel Urtubey, el gobernador salteño, quien baja su impronta a un creciente grupo de legisladores y en la convicción de que no hay espacio alguno para el "chiquitaje".

En esto parece absolutamente firme, resolutivo: "No estamos para la ventajita", se lo escuchó decir. Nada de "yo te doy si vos me das".

Para Macri hay un "único modelo en el mundo" al que sólo es posible acceder recuperando reglas del juego claras. Este es su empeño.

Cerrar el tema de los holdouts es solo el comienzo del partido.

Entre los funcionarios corre el espanto, muchos de los ministros creen que el Presidente se quedó corto a la hora de describir lo encontrado.

La maldita herencia es como un tren fantasma: "Armario que abrís, te explota algo".

Se recibió un auto viejo, fundido y con las cubiertas deshechas pero andando y con eso hay que ir para adelante. Esa es la figura que define lo que se siente y dice en los despachos.

Algunos quisieran ir más rápido, pagando costos más altos.

Las diferencias de criterio entre los suyos tampoco lo desvelan, confía en la dinámica de su equipo de trabajo, del que dice estar orgulloso.

Llegado el caso, será él quien tenga la última palabra como ocurrió en no menos de una decena de oportunidades desde que arribó al poder.

Macri no parece dispuesto a apelar a la conciencia solidaria de los que producen bienes y servicios

Por el momento se impone el gradualismo, carreteo suave y vuelo bajito para intentar despegar de la situación encontrada.

En los pasillos gubernamentales poco se espera de los empresarios.

Macri no parece dispuesto a apelar a la conciencia solidaria de los que producen bienes y servicios. Es más, no cree que la tengan, sostienen los suyos.

Se sabe que hay muchos sectores oligopólicos, pero nadie cree que haya que replicar los métodos de los Moreno que, conforme se constata, sólo ayudaron a que no haya competencia.

No hay que esperar más paliativos que los hasta ahora anunciados para contener el alza de los precios. Hay que pasar el otoño.

Confían en una tendencia a la baja que se aceleraría una vez que se arregle el tema de la deuda y empiecen a entrar inversiones que generen trabajo y aumente la producción.

Nada de salir a gastar a cuenta, la modificación de la tablita de ganancias, se discuta cuando se discuta, entrará en vigencia el próximo año.

Del paso por la Santa Sede, MM trajo un consejo: recurrir al santo oficio de la paciencia

Al menos esta es la idea el gobierno.

Del paso por la Santa Sede, MM trajo un consejo: recurrir al santo oficio de la paciencia. Un recurso al que pareció echar mano el martes cuando la bancada ultra K lo interrumpió su discurso con griterío y abucheos.

Macri no se dejó ganar por el estupor y salió con un toque de ironía y trabajada entereza.

El sostenido coaching interior inspirado en la filosofía oriental, parece estar rindiendo sus frutos.

El hombre aprendió a "meterse para adentro" y reencontrarse con sus convicciones en medio de la tempestad. No es poco.

Preocupa "la grieta". A nadie le cierra bien un país desgarrado.

Pero hay conciencia de que los que odian, odian profundo, de un lado y del otro.

Casi todos coinciden en que remover prejuicios, rencores y resentimientos es una tarea a largo plazo. Parte del legado: la vida en blanco y negro. ¿De qué lado estás? La cuestión, por el momento irremontable, fatiga y angustia.

Hay conciencia de que la transición económica pega fuerte en muchos de los que lo han traído hasta aquí

Macri se manifiesta seguro de sus intenciones y se aferra a sus convencimientos.

Pronto, muy pronto pasará sus noches en Olivos, donde ya se suceden las reuniones de trabajo en un clima informal y descontracturado. Antonia corretea por los espacios amplios y minimalistas, de paredes blancas en las que se deja ver la mano de la "hechicera".

La calle está dura y Macri lo sabe.

Hay conciencia de que la transición económica pega fuerte en muchos de la que lo han traído hasta aquí y eso pesa fuerte en la conciencia presidencial.

No pide, como Francisco, que recen por él. No quiere cadenas de oración.

Por el contrario, busca sumar voluntades para un cambio de paradigmas, para que la palabra recupere su valor, la cultura del esfuerzo centralidad y el consenso político protagonismo.

Sabe que arranca de la escasez, que es lo que hay, lo que quedó.

Se sostiene en la fuerza de las propias certezas. No duda.

Dice estar tranquilo con el rumbo de sus intenciones.

Solo el tiempo dirá si alcanza para llegar.