Los bonistas estamos abiertos a un acuerdo pero Argentina debe venir a hablar

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Hace dos semanas Axel Kicillof, el ministro de Economía de Argentina, voló a Nueva York para dar un discurso inflamatorio en las Naciones Unidas en que culpaba a los bonistas y al sistema legal estadounidense por la supuesta imposibilidad de su país para pagar la deuda que se le debe a miles de inversores.

Entre esos inversores está Elliot Management Corporation, lugar en el que trabajo. Nuestras oficinas están a 10 minutos de la ONU, y sin embargo el Sr. Kicillof regresó a su casa sin siquiera hablar con nosotros. Cuando dio un discurso similar en Washington DC la semana pasada, ofrecí reunirme con funcionarios argentinos a toda hora, en cualquier lugar, mientras estaban en EEUU. Pero regresaron rápidamente a Buenos Aires.

Por más de 12 años hemos tratado de convencer a Argentina de que deje atrás su default de 2001 negociando de buena fe con los bonistas que aún poseen bonos de su deuda defaulteada. He viajado a Buenos Aires con la intención de dialogar. Pero nuestros pedidos de dialogo han sido ignorados.

El Sr. Kicillof está nuevamente en Nueva York esta semana para reunirse con el mediador elegido por la Corte de EEUU para supervisar el caso, y una vez más no ha hecho planes para reunirse con nosotros. Argentina que ni siquiera empezará a negociar con los holdouts a menos que la corte suspenda indefinidamente un fallo que previene que el país le pague a los bonistas sin pagarle también a los tenedores de bonos defaulteados. La corte ha dicho que ese pedido debería ser motivo de negociación. Nuestra empresa podría ser persuadida a darle a Argentina más tiempo si el gobierno diera pasos concretos y serios hacia el cumplimiento de sus obligaciones legales. Pero el silencio de Argentina es ensordecedor. No parece tomarse en serio la necesidad de encontrar una solución a sus deudas.

El gobierno argentino propaga el mito de que esta disputa sólo involucra a un par de bonistas. De hecho, la mayoría de los tenedores de bonos defaulteados son inversores promedio de Argentina, Italia y otros lados. Muchos eran ahorristas jubilados que pagaron el valor total. Nuestra empresa comenzó a comprar bonos mucho tiempo antes del default. Nos unimos a miles que decidieron rechazar las ofertas de bonos realizadas a la fuerza por Argentina, que significaban grandes pérdidas para los bonistas. Como dijo el Fondo Monetario Internacional: "No se observó un dialogo constructivo y las autoridades presentaron una oferta que no había sido negociada".

En el contrato que Argentina firmó en 1994, se comprometió a someterse a la jurisdicción de la corte de EEUU. Sin esta seguridad, un país que se había ganado la reputación de "defaulteador serial" no podría haber pedido prestado dinero en términos tan atractivos.

Los mercados de capitales dependen de los contractos obligatorios. Tal como dijo una corte de apelaciones en este caso: "nuestra decisión reafirma una proposición esencial para la integridad del mercado de capitales: que prestamistas y prestatarios puedan, bajo la ley de Nueva York, negociar términos mutuamente beneficiosos para sus transacciones , a los que se les exigirá que cumplan con esos términos.

Argentina dice que si cumple con la orden de la corte, otros tenedores de bonos defaulteados iniciarán acciones legales por deudas que llegarán a 15 mil millones de dólares, vaciando sus reservas del Banco Central, que son sólo 30 mil millones. Esta suma de 15 mil millones nunca ha sido demostrada. Analistas independientes dicen que sería la mitad. Nosotros y otros tenedores de deuda defaulteada hemos dejado en claro que aceptaríamos bonos como parte de pago ante un eventual acuerdo y otros instrumentos de financiación, lo que significa que las reservas de Argentina no se verían afectadas.

Este es el modelo que Argentina siguió en acuerdos recientes por 6 mil millones con la empresa petrolera española Repsol y por 10 mil millones con el Club de Paris. Ninguno de los dos acuerdos afectó sus reservas. Entre los dos apenas significan 2 puntos porcentuales del coeficiente de deuda/PBI, que hoy se ubica en un modesto 40 por ciento. Estos acuerdos han ayudado a que Argentina se acerque a lograr un acceso a los mercados internacionales. Pero ese día nunca llegará a menos que llegue a un arreglo con los tenedores de deuda defaulteada. Y tal arreglo no sólo es pagable - también reduciría los costos de préstamo, lo que le ahorraría al gobierno y a las empresas miles de millones de dólares. También atraería inversiones, aumentando las posibilidades económicas del país.

Si los ministros de Argentina se hubieran reunido conmigo, lo habría explicado de esta forma. Los discursos desafiantes no han ayudado al país a dejar atrás el default de 2001. Con sólo una discusión honesta, podría ser enviado al pasado.


Jay Newman es el número uno de Inversiones de Elliot Management Corporation. El artículo original fue publicado en inglés hoy en el sitio web del diario Financial Times.

Traducción al español para Infobae Adrián Bono.

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