En 2008 las artistas Elizabeth Stephens y Annie Sprinkle se casaron en una excéntrica ceremonia en Santa Cruz, California, EEUU y comenzaron un movimiento que, de a poco, comenzó a convertirse en una tendencia mundial: el ecosexo.
En la boda no solo se prometieron fidelidad mutua, sino también declararon su incondicionalidad hacia el respeto por la naturaleza. Este movimiento tiene distintas características que lo hacen especial, como -a grandes rasgos- tener encuentros íntimos con la ecosistema, mediante el cual se pueda generar un vínculo, un nexo indestructible, a través de lo erótico con el planeta y, a su vez, ayudar a concientizar sobre la importancia de cuidar el medio ambiente.
Stephens y Sprinkle fueron un poco más allá y crearon un Manifesto con las pautas esenciales de la corriente, siendo "hacerle el amor a la tierra" la principal.
"Hacemos el amor con la Tierra. Somos acuófilos, terrófilos, pirófilos y aerófilos. Abrazamos sin pudor los árboles, masajeamos la tierra con nuestros pies, hablamos eróticamente con las plantas", reza el Manifesto.
Sin embargo, no debe entenderse solo como un acto de penetración, debido a que no se trata de una actividad que busque la satisfacción sexual, renunciando al costado hedonista para centrarse en encontrar una conexión física y espiritual.
Por otro lado, esta doctrina también posee una conciencia ecológica en lo que a productos sexuales se refiere -deben ser ecosustentables-, además sus participantes disfrutan y pregonan el nudismo, también se incorporan aspectos de la naturaleza en las relaciones con otras personas, como hacerlo en una piscina de lodo o tener actitudes onanista, masturbatorias, en contextos silvestres.
Hace algunos años el movimiento tomó otro cariz cuando se realizó el proyecto Fuck For Forest, una iniciativa pornográfica que invitaba a las personas a grabarse y tener sexo en la naturaleza. Las "películas" fueron subidas a un sistema pay-per-view de internet y lo recaudado, donado a diferentes proyectos ecologistas.
Además, también llegaron al teatro de la mano del grupo artístico Pony Express, que puso en escena el 'Ecosexual Bathhouse', en el marco del festival de arte experimental de Sídney, Australia, dirigida por los artistas Loren Kronemyer e Ian Sinclair.
El movimiento ya posee miles de adeptos en Estados Unidos y se pueden encontrar muchos videos de la práctica en Youtube. También se propagó por el resto del planeta y ya existen grupos en España, Francia, Alemania, Australia y Chile, entre otros países.
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