Literatura con perfume de mujer: el revisionismo del amor

Gloria Casañas, Gabriela Exilart, Fernanda Pérez y Graciela Ramos son las principales representantes argentinas hoy de la novela romántica histórica, que dejó de ser una moda para convertirse en un género. Infobae reunió a las escritoras

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La novela romántica histórica, un género que gana más seguidores con el paso del tiempo
La novela romántica histórica, un género que gana más seguidores con el paso del tiempo

Año 1847. Un ignoto autor llamado Currer Bell publicaba Jane Eyre, que se convertiría en poco tiempo en todo un suceso. Las transformación de una niña educada para ser "paciente, correcta y abnegada" en una mujer luchadora y de espíritu independiente en los albores de la era victoriana inglesa plantaba la semilla de una nueva manera de entender y disfrutar la literatura: la mujer vista a través de un cristal femenino; a fin de cuentas ese desconocido escritor era, en realidad, Charlotte Brönte, la mayor de las tres hermanas, cuyas obras en la actualidad son objeto de adoración y disfrute de miles de lectores en el mundo.

Año 2016. Menos de dos siglos después, miles de mujeres tomaron el testimonio de las Brönte y lo reconfiguraron, mixturaron y crearon nuevas maneras de abordar la temática, proyectando con una visión contemporánea a la mujer del pasado, dándole una nueva vida a aquellas -reales o ficticias- que fueron construidas desde una óptica patriarcal y de tintes secular.

De Estados Unidos a Argentina, la literatura por y para ellas ya abandonó el rótulo de "fenómeno" para convertirse en un género en sí mismo y, dentro de las infinitas maneras en que se aborda el tema, hay una que atrapa a millones: la novela histórica romántica. Pero, ¿de qué se trata?, ¿Por qué en pleno avance femenino, en una era de empoderamiento, eligen historias en el que su rol en la sociedad era muy distante al actual? En diálogo con Infobae, cuatro destacadas autoras argentinas reflexionaron sobre esta manera de vivir y entender el arte.

"Primero nos involucramos como lectoras, porque además de ser escritoras somos grandes lectoras. Esa pasión que una extrae de las novelas que lee, en algún punto se hace un click y quiere contar su propia historia", explicó Gabriela Exilart, autora de "Por la sangre derramada", abogada y docente de la facultad de derecho de la Universidad Nacional de Mar del Plata.

Gabriela Exilart, autora de “Por la sangre derramada” (Alejandra López)
Gabriela Exilart, autora de “Por la sangre derramada” (Alejandra López)

Gloria Casañas, Gabriela Exilart, Fernanda Pérez y Graciela Ramos fueron "escritoras ocultas". Creaban, soñaban y vivían realidades alternativas en el papel, pero en general no compartían sus obras, ni con las personas más cercanas; de alguna manera, como las Brönte, había algo en la sociedad, o en su interior, que las forzaba a esconder su visión sobre la mujer.

"Por muchos años nadie en mi familia supo que escribía, hasta que comencé a publicar. Para todos fue una gran sorpresa", dijo Gloria Casañas, autora de "La salvaje de Boston", abogada y profesora de la Facultad de Derecho de la UBA.

Es que el "boom" del revisionismo romántico tiene algunas aristas en lo que respecta a sus autoras. Ellas antes de ser escritoras, fueron madres, estudiaron alguna carrera alejada de las letras -en su mayoría-, profesionales, autodidactas y lectoras empedernidas. Los ejemplos más evidentes de la nueva camada abundan en EEUU, con plumas como Charlaine Harris, autora de la saga Southern Vampire Mistery (con adaptación a la pantalla chica como True Blood), Diana Gabaldon (Forastera) o L. James (50 sombras de Grey) y, por supuesto, la multi best-sellers Danielle Steel.

Revisionismo romántico: las mujeres de ayer, según las de hoy

El revisionismo es una etapa determinada que busca mirar hacia atrás para reinterpretar aquellos que ya se dijo, tomando como base eso de que "la historia la escriben los que ganan" y que, de esa manera, resulta plausible que existan otras miradas, otras versiones del mismo hecho, que aún no fueron reveladas. El revisionismo romántico, en este caso, alojaría a aquellos relatos que se posan en el pasado para desarrollar historias que son atravesadas por lo fáctico, por lo documental, pero desde una perspectiva y sensibilidad femenina. Básicamente, son las mujeres profesionales de la actualidad, amantes de los libros, que le otorgan a sus congéneres de tiempos remotos una visión -y una versión- menos anquilosada, sin corcet, en el que el espíritu puede moverse libre ante los marcos represivos del machismo patriarcal.

-¿Por qué volver a la mujer del pasado y no centrarse en la de hoy para escribir historias?

"En mi caso, el leitmotiv tiene que ver con la ficción. Es decir, con determinados personajes que me interesan en su construcción o en determinadas escenas o trama argumental. Después aparecen los contextos y ahí empieza la investigación", explicó Fernanda Pérez, autora de "Los paraísos perdidos", licenciada en comunicación y profesora de música.

Fernanda Pérez, autora de “Los paraísos perdidos”
Fernanda Pérez, autora de “Los paraísos perdidos”

-¿Cuál es el encanto del pasado?

"El pasado tiene el encanto de lo que ya no vuelve. Y este género recrea sobre todo ambientes, lenguaje, modales, situaciones al interior de las casas, además de los hechos históricos que están ocurriendo por afuera. Y los personajes protagónicos siempre tienen algo por encima del ser común. Si son mujeres, bueno, tienen impulso o viven situaciones dramáticas, pero las pueden superar. Uno trata de recrear las cualidades que permiten a la mujer sobresalir", dijo Casañas.

Y agregó: "La novela romántica histórica reúne muchos factores, la pasión, la psicología de las personajes, el marco que está entreverado con la época histórica en que ocurre. Tiene tantas facetas que cautiva al lector, porque todo junto resulta muy atractivo con una trama que si bien es de ficción está inserta en un marco real".

"Nos sumergimos en el mundo de la novela histórica porque nos permite viajar en el tiempo, en el espacio, ambientarnos. Todo ese proceso creativo, que nosotras disfrutamos, es, a su vez, un territorio rico para poder escribir", comentó Exilart.

-El revisionismo de la mujer, a través del romance, ¿es una manera de reivindicación inconsciente?

"Nosotras trabajamos mucho sobre lo que es el siglo XVIII, XIX y primera parte del XX. Esas mujeres estuvieron mucho tiempo desterradas, exiliadas de la historia. Pero después, con el revisionismo y demás, fueron narradas por los hombres. Yo creo que sí, que hay algo de reivindicación inconsciente, de que estas mujeres pueden ser narradas con una voz femenina. Y me parece que eso es lo novedoso de género y por eso causa tanto interés en un público lector mayoritariamente femenino", añadió Exilart.

Para Pérez otro punto importante es la credibilidad que le da al relato una seria investigación previa: "Es bastante largo el proceso de investigación. Requiere entrevistas a historiadores, leer documentación, pero lo más complejo es saber qué de esa documentación le sirve a la historia".

El rol del erotismo o el mal de Grey

Si bien no es una histórica romántica, el suceso de "50 sombras de Grey", con más de 150 millones de copias vendidas en todos los formatos, produjo un punto de inflexión. Por un lado, puso en evidencia que había un amplio universo de lectoras ávidas por sumergirse en otras vidas, fuera de la norma, en que el erotismo posee un rol preponderante. Quizá un efecto insospechado de la vida sobre expuesta en las redes sociales, un grito de auxilio silencioso de una apreciación de lo privado, de lo prohibido, por sobre lo público.

El fenómeno Grey fue tan extraordinario, que el año de su publicación se rompieron récords de ventas de e-books. Las personas preferían ese fomato, en el que la portada es siempre la misma, tal vez para evitar miradas indiscretas durante los viajes, una especie de placer culposo, que desaparecería ya que el éxito de la publicación se reflejó luego en el clásico de papel.

Grey abrió un ventanal a que nuevas voces, que surgieron de todo el globo, pero a la vez dejó una herida profunda, la asociación simplista de que estas narrativas están pensadas para mujeres aburridas, sin emociones en su vida, que se pierden en una fantasía ajena, irrealizables, y que, por ende, allí no podría haber un mérito artístico/literario. Solo el tiempo podrá determinar cuáles de las tantas obras que se publican en estos días permanecerá viva, recolectando nuevos admiradores.

Sin embargo, la novela histórica romántica va más allá del erotismo, de hecho muchas de sus historias -la gran mayoría- entienden a la atracción, al deseo, como un acto natural del encuentro, pero no como la base y la sustancia.

Gloria Casñas, autora de “La salvaje de Boston” (Alejandra López)
Gloria Casñas, autora de “La salvaje de Boston” (Alejandra López)

Graciela Ramos, autora de "Los amantes de San Telmo" y especialista en marketing, fue determinante: "Cuando una escribe y construye, es para que le guste a una, escribimos para nosotras. Si nos enamoramos, a parte de todo el contexto histórico, nuestras lectoras les pasa exactamente lo mismo. No pasa por lo erótico".

"Lo que nosotros narramos es lo mismo que ocurre en la vida real. Hablar de amor sin erotirmo es raro, cuando nos enamoramos esta pulsión aparece", sostuvo Exilart.

Por su parte, para Pérez cuando se busca leer una novela romántica le gusta "que el sexo sea cuidado, con un lenguaje tierno. No mojigato, pero que no sea algo grosero, que no sea burdo".

"Está la idea de que la gente se acerca por el amor o el erotismo a estas historias y yo creo que sucede por el concepto de romanticismo, que excede al amor. El romanticismo como movimiento tiene muchas otras aristas: lo heroico, la épica, los ideales y estas novelas tienen eso", sentenció Exilart.

Graciela Ramos, autora de “Los amantes de San Telmo”
Graciela Ramos, autora de “Los amantes de San Telmo”

La relación con las lectoras

Una característica especial del género es el feedback que se produce entre las autoras y su público. Todo comienza con un pequeño detalle, ellas colocan su dirección de e-mail en sus publicaciones y responden los cientos de mails que ingresan a las casillas, por lo que se genera un vínculo mucho más cercano, directo, que el que produce el formato clásico, del autor respondiendo preguntas en un panel en alguna presentación. Además, el flujo comunicativo también es muy fluido a través de las redes sociales.

"Yo trabajo mucho con las redes sociales y eso también me acerca mucho. Me permite dialogar, te preguntan por qué a este personaje le pasó tal cosa o te dicen qué le hiciste al otro", sostuvo Ramos.

"El público lector de la novela romántica es muy demostrativo. En eso se diferencia de otros lectores porque tiene la necesidad de conectarse, de contar qué impresión le produjo la novela, qué emociones le suscitó", comentó Casañas.