¿La infancia al diván?: Cómo detectar cuando un niño está deprimido

Al igual que los adultos, los chicos también sufren angustia, tristeza, ira, miedo, celos. Esos sentimientos se pueden ver reflejados en problemas de conducta que atentan contra su relación con terceros y su desarrollo. Cómo reconocer el conflicto a tiempo

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En la infancia se forman los cimientos de la personalidad para la vida adulta
En la infancia se forman los cimientos de la personalidad para la vida adulta

Los niños dependen durante sus primeros años de vida casi exclusivamente de sus padres, tutores y allegados significativos. Sus esquemas de pensamientos y su adaptación a la frustración recién empiezan a formarse y son particularmente permeables a su entorno. La angustia, tristeza y la ira dependerán de la influencias recibidas y de la propia interpretación.

La infancia es la etapa en la que se forman los cimientos que van a permitir el desarrollo y constitución de la personalidad para la vida adulta. Por ello, los problemas sin atender o intentar resolver a tiempo serán arrastrados en la vida adulta.

La licenciada en Psicología María Gracia Franco (MN 13356) explicó que "en el desarrollo de la personalidad de niños y adolescentes existen distintas etapas en las cuales aparecen diferentes necesidades".

Y enumeró:

La primera etapa, la del "ser": Se encuentra entre los 0 y 8 meses y la necesidad es de protección física total. El niño necesita que lo toquen. Comenzar a diferenciar el yo de las demás cosas.

La segunda etapa la de "hacer": Se desarrolla entre los 6 y 18 meses aproximadamente y la necesidad de esta etapa es la protección para explorar. Ocurre cuando el niño comienza, primero a gatear y luego a caminar y quiere conocer el mundo.

La tercera etapa, la del "pensar": Se presenta aproximadamente entre los 18 meses y los 3 años, donde la necesidad radica en obtener permisos para la individualización, separación y obtención de respuestas. Los famosos "por qué".

La cuarta etapa, de la "identidad" abarca desde los 3 a 6 años. El niño necesita proveer buenos modelos e información realista. Así formará su identidad. Se pregunta quién es, quiénes lo rodean y qué hace en este mundo.

La quinta etapa, la de "valores, métodos y ser habilidoso". Va desde los 6 años hasta los 12, que es cuando el niño necesita discutir racionalmente y ser respetado; también formar valores y normas para hacer las cosas.

La sexta etapa, la "adolescencia", va desde los 12 años hasta los 18/20 y en la quese necesita obtener apoyo para asumir roles extra familiares, asumir la propia sexualidad y crecer. Y se reciclan todas las anteriores.

"Tanto por defecto o por exceso el niño irá formando su personalidad y podrá afrontar las distintas situaciones, en formas positivas o negativas", destacó Franco, quien además ejemplificó como positivas "su manera de manejarse en el mundo será en forma asertiva, afirmativa o racional, podrá mostrar emociones y utilizar sus partes creativas sin vergüenza ni temor a la burla". En cambio, si las situaciones fueron negativas, "su discurso será agresivo, combativo, o sometido y lastimero".

¿Existe la depresión infantil?

"Desde temprana edad podemos observar que hay bebés y niños que presentan trastornos en su desarrollo derivados de estados depresivos -puntualizó Franco-. Se puede considerar la existencia de una organización depresiva en un bebé cuando encontramos que falta en él la curiosidad natural e interés hacia las personas y los objetos que están cerca de él. También lo podemos observar cuando falta tono vital, cuando disminuyen las relaciones sociales con las personas que lo rodean y cuando se muestra indiferente de la identidad de las personas con las que se encuentra. Es decir, no tiene preferencias ni rechazos, no existe la angustia del bebé ante los extraños, tema que es esperable que suceda a los 8 meses. Puede tener movimientos repetitivos o parciales".

Humor depresivo, ánimo irritable y falta de energía son algunas de las características de un niño deprimido

También puede suceder que un bebé deprimido presente mayor tendencia a enfermarse o a dormir más tiempo que el esperable. A veces el estado depresivo se traduce no tanto en quietud sino en estados de agitación e inestabilidad motriz.

Existen signos y síntomas que deben funcionar como una alerta o señal de alarma para poder observar o consultar. "Creo que es necesaria la terapia en los niños como procedimiento anterior a evaluar si es necesario medicar o no, para saber los orígenes del trastorno que presenta, evaluar su entorno familiar, qué necesita ese niño, qué vínculos tiene con sus cuidadores, cómo fue su vínculo con el que ocupa la función madre y la función padre, que pasó los primeros 3 años de vida, que son fundamentales para el desarrollo emocional del niño", consideró la especialista.

Franco definió a la depresión como "un trastorno del estado de ánimo que afecta tanto a niños como a adultos, resulta altamente incapacitante y cursa con un elevado nivel de malestar en ambos casos". Así y todo, aclaró que "si se tiene en cuenta la falta de madurez emocional y la falta de recursos para manejar sus propias emociones, se comprenderá que en el caso de los más pequeños, este trastorno puede ser altamente irruptivo en su desarrollo".

Algunos síntomas de la depresión para estar alerta

La depresión es un trastorno del estado de ánimo que afecta tanto a niños como a adultos
La depresión es un trastorno del estado de ánimo que afecta tanto a niños como a adultos

1- Humor depresivo: los niños y adolescentes, pueden presentar un estado de ánimo deprimido o irritable. Los más pequeños, además, a menudo no son capaces de describir cómo se sienten y suelen quejarse de molestias físicas imprecisas, respecto de lo que sufren. Tal vez ni puedan ponerle nombres, por lo cual la función de un terapeuta sería diferenciar emociones como tristeza, aburrimiento, o enojo. En la terapia aprenderían a diferenciar y nombrar estas emociones y así poder saber qué necesitan.

2- El ánimo irritable se puede manifestar con una conducta agresiva o acciones que muestren una triste expresión, hostilidad o cólera. En los adolescentes mayores los trastornos de ánimo pueden tener síntomas parecidos a los de los adultos. Pérdida de interés hacia el entorno, o incapacidad para disfrutar con el juego o con las actividades escolares.

3- Falta de energía: no juega, rechaza ir al colegio, en casa se lo ve desanimado, no habla.

4- Pérdida de confianza y autoestima, y sentimientos de inferioridad.

5- Reproches: en los niños se refleja mediante una auto-desvalorización o un sentimiento de culpa excesivo o inapropiado.

6- Ideas o intentos autodestructivos: en los niños y adolescentes se observan signos no verbales de conducta suicida, como realizar acciones en las que corre riesgos de forma reiterada o adoptar comportamientos auto lesivos, como arañarse.

7- Incapacidad para concentrarse o tomar decisiones, que en el caso de los niños se traduce en problemas de conducta o un bajo rendimiento académico.

8- Alteraciones del sueño.

9- Quejas somáticas (dolor de cabeza, dolor de panza, etcétera).

La terapia beneficia tanto a los niños con pequeñas desviaciones de carácter como problemas serios como la depresión infantil

La prevalencia de la depresión infantil es similar a la de la depresión en los adultos. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que un 3% de la población infantil sufre depresión, que representa entre el 10 y el 15% de las consultas de psiquiatría infantil según diferentes autores.

En síntesis, la terapia beneficia tanto a los niños con pequeñas desviaciones como problemas serios como la depresión infantil siempre y cuando los padres sean parte activa del tratamiento. En ambos casos puede funcionar como una psicoeducación relajando al niño con sus exigencias y calmando a los padres con sus expectativas sobre todo en la sociedad actual donde la sobre exigencia estresa tanto a los adultos como a los niños.

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