Mauricio Macri, el grupo de los ocho y las andanzas de Durán Barba

"¿Alguien sabe dónde está Jaime?". Marcos Peña, Rogelio Frigerio, Fernando de Andreis, Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal, Diego Santilli y Federico Salvai se miraron desconcertados. Un rato antes, la mañana del pasado martes, habían participado junto a cientos de funcionarios de la reunión de gabinete ampliada en el Centro Cultural Kirchner (CCK), que Mauricio Macri cerró con un inusual discurso de casi media hora, un verdadero logro de gestión si se tiene en cuenta su promedio es de unos diez minutos.

Jaime Durán Barba, el último miembro del grupo de los ocho que integran la mesa chica de campaña, tenía que llegar ese mediodía a la Casa Rosada para pulir detalles de la estrategia de cara al 13 de agosto. Nunca llegó. El consultor avisó sobre la marcha que recién aterrizaba en Aeroparque: volvía de Córdoba, de presentar su último libro en la Bolsa de Comercio provincial, donde viajó a hacer alarde de sus conocimientos. Recién se distendieron sobre el final de la reunión, que se acotó a otras cuestiones por la ausencia del ecuatoriano.

El raid mediático de Durán Barba -que él mismo se define como un provocador- de las últimas semanas no termina de convencer a algunos de los integrantes del grupo de los ocho. Le reconocen, de todos modos, que el tiempo moderó algunas desprolijidades de forma que el consultor arrastra desde que empezó a asesorar a Macri.

En el grupo de los ocho, la única mesa en la que se tratan todos los aspectos vinculados a la estrategia de campaña, Peña es el que manda, aún cuando dirigentes de peso como Rodríguez Larreta o Vidal a veces se desvíen de la estrategia de la Casa Rosada. La voracidad del jefe de Gabinete, que el propio Macri calificó de "verdugo" en un libro de reciente aparición, se terminó de revalidar en diciembre del año pasado, con la salida del gabinete de Alfonso Prat-Gay, que solo una noche volvió a vestirse la camiseta de Argentina en los clásicos partidos de fútbol de Olivos, que se jugaron los martes en las últimas semanas, y cuyo césped luce impecable después de la última resiembra. Hasta ahora, la administración de la quinta presidencial desembolsó $240.300 en el mantenimiento de la cancha, según información oficial.

El despido de Prat-Gay fue un mensaje lo suficiente contundente para que, por ejemplo, Emilio Monzó -y su entorno-, que meses atrás había puesto en duda el estilo de conducción de Peña, comprendiera la dimensión del poder del jefe de Gabinete y de su aversión con los díscolos. Monzó se agazapó en el Congreso y quedó fuera de la estrategia electoral, en especial de la provincia de Buenos Aires, de donde es oriundo. El choque con Peña le costó semanas de ostracismo con Macri. En la última gira por China y Japón, el titular de la Cámara baja y el Presidente recompusieron el vínculo personal, impulsado en parte por la relación de sus mujeres y por la colaboración de Nicolás Caputo, el más íntimo de los amigos del jefe de Estado, con quien Monzó tejió un estrecho nexo.

Aunque el que más colaboró para acercar posiciones entre Peña y Monzó fue el jefe de Gobierno porteño, integrante fundamental del grupo de los ocho, y de quien ya nadie dentro del macrismo duda de su cintura política. Rodríguez Larreta fue, además, el garante del pacto que el año pasado rubricaron y mantuvieron Vidal y Sergio Massa en la provincia de Buenos Aires.

En los últimos meses, Rodríguez Larreta le dio exclusividad a dos obsesiones: Elisa Carrió y Martín Lousteau. Los kilómetros que el jefe de Gobierno recorrió entre la ciudad de Buenos Aires y la casa de "Lilita" en Exaltación de la Cruz, en la provincia de Buenos Aires, tuvieron el mismo ahínco que dedicó para expulsar de la interna porteña al ex embajador en Washington. Encuestas recientes muestran a Carrió muy por encima del ex ministro K, que incluso libra una áspera pelea para no caer al tercer lugar. El jefe de Gobierno porteño encima logró encabezar la nómina de diputados en territorio bonaerense con Graciela Ocaña, que desembarcó en el macrismo por obra y gracia suya. Con el único objetivo de vaciar a Lousteau.

Santilli fue otro de los que dedicó horas y horas a contener a Carrió. Al igual que el jefe de Gobierno, con una alta dosis de conveniencia personal para zafar de una candidatura que lo hubiera eyectado de su oficina de Uspallata. "Lilita" está tan contrariada con Durán Barba -a quién volvió a apodarlo "el teñido" delante de decenas de dirigentes en el congreso del partido de hace poco más de una semana, en Parque Norte- como fascinada con el vicejefe de Gobierno.

El martes pasado, después del memorable encuentro del faltazo de Durán Barba, Carrió, Rodríguez Larreta y Santilli visitaron durante más de una hora la villa 31 de Retiro, en una recorrida que terminó entre ceviches y calamares fritos regados con vino tinto en un restaurante peruano del barrio en el que Facundo Suárez Lastra le pidió a Bárbara Diez detalles de la organización del casamiento de Lionel Messi, en la que finalmente la wedding planner no participó. Un rato antes, "Lilita" se había interesado en las bombachas de algodón que una mujer boliviana vendía en uno de los puestos de una de las calles internas del barrio, mientras Santilli caminaba a su lado, una escena que hasta el propio entorno del dirigente peronista calificó de surrealista. "¿Y ahora cómo sigue esto, 'rey de la noche'?", le preguntó "Lilita" al vicejefe porteño entre risas, antes de levantarse de la mesa del boliche peruano, en alusión a épocas pasadas.

La importancia de Santilli va más allá de la estrategia política: es, junto al jefe de Gabinete porteño, Felipe Miguel, un sostén espiritual de la recaudación de fondos que el PRO lleva adelante con la legisladora Carmen Polledo y Flavia Martini, presidenta del G25, como caras visibles para dar señales de transparencia. El financiamiento de la campaña bonaerense todavía presenta algunas inquietudes. El gran interrogante de este año pasa por cómo maquillar las irregularidades y el flujo de efectivo de la campaña del 2015.

Dentro de ese esquema, Salvai es clave. Mano derecha de Vidal, la dirigente más taquillera del macrismo, Salvai está al frente de la estrategia bonaerense junto a Federico Suárez -del riñón de Peña y a cargo del relato- y el staff de Durán Barba y su socio Santiago Nieto, que tiene a Gandhi Espinosa Tinajero como encuestador de cabecera y proveedor privilegiado de la provincia de Buenos Aires.

Los cortocircuitos de meses atrás en el seno de la mesa chica que rodea a Macri quedaron ahora en la nevera ante la urgencia de la campaña. Esa necesidad hizo, por ejemplo, que Frigerio se mantuviera dentro de la mesa de decisiones, aunque hace algunos meses arreciaron versiones de todo tipo sobre su relación con Peña. Hoy, esos rumores se desvanecieron. Incluso cuando aún sigue vigente el anunciado desembarco de Jorge Macri en una oficina del Ministerio del Interior como premio por la sucesión de candidaturas del primo del Presidente que fueron vetadas por decisión de la cúpula partidaria. La llegada del intendente al Ejecutivo nacional se anunció tantas veces como el soterramiento del ferrocarril Sarmiento durante la administración kirchnerista. La Justicia y el Gobierno buscan irregularidades en ese contrato.

Ayer, Salvai fue el anfitrión de la última arenga a los candidatos de ese distrito en un salón de eventos de La Plata, conocido por varios de los presentes. Vidal fue la encargada de cerrar la jornada, que contó con la presencia de Peña. La gobernador habló durante algo más de 25 minutos: pidió compromiso y promoción a la gestión, y recordó la idea de no confrontar con los otros candidatos aunque aprovechó para fustigar a la anterior gestión y a Florencio Randazzo cuando dio detalles de la vuelta del tren a Mar del Plata. "Fue un año difícil, pero a Cambiemos siempre le gustó difícil", arengó Vidal.

La gobernadora, que no es candidata, es la llave de Durán Barba en territorio bonaerense. Por algo el ecuatoriano quería encabezar la fórmula de senadores con Gladys González, a quien tildó como "el clon" de Vidal cuando se reunió con ella hace más de dos meses en el departamento que el consultor ocupa en el barrio porteño de Recoleta. En Córdoba, Durán Barba volvió a insistir esta semana que Cristina Kirchner "tiene un techo del 40%", una repetición que a algunos en la Casa Rosada no les causa demasiada gracia.

Entre los invitados al encuentro de ayer en La Plata como previa del inicio formal de la campaña, que tendrá lugar el próximo sábado con un masivo timbreo, sobresalieron, además de los principales postulantes, los candidatos a concejales de los distritos en los que el macrismo no pudo hacer pie en el 2015, en la primera y en la tercera sección electoral. Son, en casi todos los casos, funcionarios nacionales y bonaerenses beneficiados por una enmienda de fines del año pasado a la ley 14.836, que los legisladores bonaerenses revirtieron para convalidar la simultaneidad de cargos.

Varios de esos candidatos ya pasaron por las oficinas del cuarto piso de Callao al 1400, en el barrio porteño de Recoleta. Allí atiende parte del staff de Durán Barba, detrás de quién se diversificaron discípulos y sociedades, liderado por Guillermo "Guillo" Garat. Ofrecen una variedad de whiskys importados que son la envidia de los visitantes.