Que la obligación de recuperar las Malvinas no nos haga olvidar problemas más acuciantes

Recobrar las islas es un deber histórico, pero también lo es resolver el problema de la desocupación y el hambre en nuestro país

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Mauricio Macri durante su discurso esta semana en las Naciones Unidad (AP)
Mauricio Macri durante su discurso esta semana en las Naciones Unidad (AP)

Carlos Menem después de visitar al Santo Padre le recordó a Cristina Kirchner sus problemas con Comodoro Py. Llamativo, la acusaba de visitar unas playas en las que él había alquilado carpa con sombrilla y reposera. Al mismo tiempo, la ex presidenta destrataba a Macri por sus errores futboleros en el complejo y sofisticado mundo de las relaciones internacionales, como si ella hubiera logrado algún avance rescatable. Y la política, ese espacio donde otras sociedades impulsan a sus pensadores más encumbrados, a los dignos de ser admirados e imitados, ese arte ocupaba en nuestra realidad el espacio de lo discutible y sigue siendo, a veces, pasión de aficionados.

Hubo tiempo de Alfredo Palacios, Juan Domingo Perón, Arturo Frondizi y Arturo Illía, tiempos de un liberal como Emilio Hardoy y hasta de un militar como Alejandro Agustín Lanusse, golpista sí, pero con una conducta que en nada se parecería a la de sus sucesores.

Las artes suelen ser todas dependientes de leyes que se asemejan, encuentran personajes inspirados como resultado de la coyuntura y a veces de la casualidad. Suelen generar talentos o no y también, transitar décadas de ausencia en algunos espacios. Como en el fútbol o en el básquet, en el piano o la pintura, la literatura, la poesía y en el tango, genios salen cada tanto; en todas las artes, el talento es una casualidad que a veces asombra y en otras se lo extraña.

Alguna vez leí -para nunca olvidar- a un autor que decía algo como "la Italia del caos generó el Renacimiento, la Suiza del orden sólo dos variedades de queso y el reloj Cucú". ¿Cuántos siglos tardó China en volver a ser un actor importante, a tener un protagonismo? ¿Cuántos escribieron sobre el avance imparable del comunismo en el mundo para terminar en la vuelta de Cuba al atroz capitalismo? Alguna vez harán la larga lista de los que se iniciaron en el heroísmo de la guerrilla para terminar sus vidas en el enriquecimiento de la corrupción.

Situación compleja, una sociedad que necesita de la esperanza y una dirigencia que se niega, o al menos no logra proporcionársela. Escuché a la ex presidenta y no entendí ni sus palabras ni mucho menos la pasión de sus seguidores. Más aún me costó entender que algún sector del Gobierno imagine que apoyar su vigencia los ayuda en el futuro electoral. Uno tiene la estatura de su enemigo, alguno intenta engendrar una realidad de enanos.

A veces es positiva la inexistencia de hombres providenciales, ayuda a percibir la sociedad como un mundo de pares. Claro que no hay por qué exagerar, tantos errores de aficionados nos dejan con un sabor amargo que nos hace difícil recuperar la esperanza. Deambulamos entre la exageración y el escepticismo, a veces separadas, casi siempre superpuestas.
Y lo que lastima demasiado es la soberbia como decorado de la incapacidad. La humildad ayuda al perdón y permite el olvido, que se la crean enoja demasiado, hace que cada quien convoque a lo peor de uno mismo.

Viajé a Malvinas en tiempos de Perón. Primero a Inglaterra, luego partimos desde el sur en un crucero de bandera griega, visitamos las islas y compartimos parte del viaje con algunos malvinenses que nos acompañaron, gente que tenían como nosotros toda la voluntad de acercamiento.

De todo esto hace tanto y está tan abandonado en el olvido que a veces pienso si no le he soñado, si Perón no nos encomendó una tarea de paz que sus seguidores necesitarían negar.

Los negocios tienen un lenguaje práctico y casi grosero para ser usado en otros mundos demasiado más sofisticados. Un gerente concibe al éxito en dinero por encima de los costos en humanos. Las empresas no tienen a nadie que mida las ganancias en daños a otros seres, en lágrimas de dolor.
La ventaja de los jóvenes es que no disfrutaron del pasado, que no tienen conciencia de lo terrible que ha sido la degradación de nuestra sociedad.

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Hubo tiempos donde el desempleo no llegaba al cinco por ciento y la deuda ni se acercaba a los diez mil millones. Tiempos que construimos aviones, desde ya nuestros propios vagones, y a ningún funcionario delincuente se le hubiera ocurrido importar los durmientes desde China. Eran tiempos de una patria que no engendraba islas separando a los humildes, creando un extenso archipiélago de necesitados. Tiempos que algunos todavía condenan, claro que entre el que más ganaba y el que menos, la distancia se podía contar con los dedos de una mano. Luego vino la última dictadura y el menemismo, entre esos dos nos crearon una distancia enorme, imposible de no convertir en injusticia. Distancia que los Kirchner ni siquiera intentaron revertir.

Somos muy sensibles para hablar de Malvinas y recordar a los Derechos Humanos. Demasiado, al menos en comparación al número de pobres y desocupados, de niños dañados por falta de alimentos que vinieron a instalarse como heridas abiertas después de aquellas cicatrices.
Las islas imponen el nacionalismo territorialista pero los caídos del sistema obligan a recordar que este estrecho que nos separa no fue casual, sólo el fruto de una concepción del mundo y la política.

Yo estuve en Malvinas y en una Argentina donde casi no había necesitados, transité ambas patrias y me duele sentir que la distancia es la misma, la que engendra el olvido aún cuando imaginemos lo contrario. Que lo más desafiante es recuperar a los caídos de la geografía cotidiana y luego, unidos y respetados, podremos -sin obstáculos- avanzar en la obligación histórica de recuperar las islas.