Desde palomas hasta conejos, cuál es la relación entre los animales y la buena suerte

Muchas especies son indicativas de buena fortuna y augurios positivos, según diferentes pueblos y culturas. Un repaso por la historia de una dinámica que trasciende fronteras y épocas

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El conejo ha evolucionado como símbolo de buena suerte y se relaciona con la astrología en la actualidad /AP Foto/Wilfredo Lee
El conejo ha evolucionado como símbolo de buena suerte y se relaciona con la astrología en la actualidad /AP Foto/Wilfredo Lee

A lo largo de la historia y en diversas culturas alrededor del mundo, la noción de buena suerte ha estado inextricablemente ligada a la presencia y el simbolismo de ciertos animales, que tienen un poder magnético en la búsqueda de buenos augurios en la cronología humana.

Se trata de una dinámica que trasciende las culturas y las épocas. En la India, por ejemplo, resulta común ver grandes comederos para palomas, y hasta existen personas encargadas de su alimentación, de modo que esté garantizada. Todo esto lo hacen solo y tan solo porque da buenos augurios.

Es en la India, a su vez, donde la mayoría de los animales se consideran sagrados y se los trata con sumo respeto y amor. Esta conducta surge de la creencia que considera a los animales como compañeros terrenales y espirituales de los seres humanos, compartiendo los recursos en un pie de igualdad.

En la India, los grandes comederos para palomas y cuidadores especializados reflejan la creencia en la buena suerte que traen estos animales (Getty)
En la India, los grandes comederos para palomas y cuidadores especializados reflejan la creencia en la buena suerte que traen estos animales (Getty)

La grulla, según los antiguos griegos, cuando aparecía simbolizaba la necesidad de andarse con cautela, mientras que para los turcos era sinónimo de fertilidad y buena suerte. Por otra parte, Japón, la ha encumbrado a un nivel superior como símbolo de buena fortuna, longevidad y honor.

En el caso de América antigua, según una leyenda maya, que cuenta la creación de un colibrí a partir de una piedra de jade tallada, generó al mensajero ideal, señal buen augurio y mejor suerte. En otro sentido, los refranes sobre fertilidad asociados a los conejos forman parte de nuestro acervo cultural desde hace cientos de años.

La figura del conejo ha cambiado con el paso de los siglos sin dejar de convertirse en una superstición acorde a nuestros tiempos de furor astrológico. Valga como ejemplo actual, que decir “rabbit, rabbit”, en voz alta el primer día de cada mes, en muchas culturas sajonas, “atraería a la buena suerte”.

En el Antiguo Egipto, la presencia de un escarabajo cerca del hogar se consideraba un indicio de buena suerte, relacionado con el renacimiento y la resiliencia (Europa Press)
En el Antiguo Egipto, la presencia de un escarabajo cerca del hogar se consideraba un indicio de buena suerte, relacionado con el renacimiento y la resiliencia (Europa Press)

Esta costumbre ha sido practicada por celebridades como el propio presidente de los Estados Unidos Franklin Delano Roosevelt. En el Antiguo Egipto, la presencia de un escarabajo cerca del hogar o de los seres queridos era un indicativo de buena suerte, evocando ciclos de renacimiento y resiliencia.

Esta veneración se confirma con el hallazgo de amuletos representativos de escarabajos de protección para los antiguos faraones, e inclusive monumentales esculturas. En la antigua Mesopotamia, el toro representaba con sus cuernos a la luna creciente, pero actualmente llega a ser “manoseado” en una escultura en Wall Street por cientos de personas cada mañana, siendo símbolo de virilidad, de fertilidad, de fuerza, de dinero y de buena suerte tanto en el mundo antiguo y como en el moderno.

La lista sería interminable, pero cultura tras cultura, pueblo tras pueblo, época tras época, los animales han surcado un destino de buenos augurios que se refleja en el lenguaje comparativo, en las imitaciones , en la veneración y en su poder magnético.

*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional