¿Por qué ganó Macron?

Davide Caocci

Compartir
Compartir articulo

"No es mi candidato, pero es la única alternativa que tenemos para no caer en el extremismo". Éste fue el comentario más escuchado entre los votantes de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Francia.

El triunfo de Emmanuel Macron sobre Marine Le Pen significa un respiro de alivio para Europa y el mundo. Las primeras palabras del flamante presidente subrayaron las expectativas de los electores: "Se abre una nueva página de esperanza y confianza. Voy a luchar con todas mis fuerzas para construir un futuro mejor. Mi responsabilidad será encontrar el optimismo".

Macron toca las fibras del espíritu nacionalista de sus compatriotas y les recuerda que defenderá a Francia, "sus intereses vitales, su imagen", tratando asimismo de conquistar a los votantes de la derecha y al 25,3% que se abstuvo de votar.

La tarea no será fácil. El primer reto para Macron será captar una mayoría parlamentaria que respalde su gestión, por lo que las elecciones legislativas de junio serán decisivas.

En materia de política económica, su visión se concentrará sobre el control del gasto público, con el objetivo de alcanzar un ahorro de 60 mil millones de euros entre su primer presupuesto y el del 2022. Se eliminarán miles de cargos públicos, se reformulará el sistema de salud y habrá una nueva auditoría sobre los gobiernos provinciales.

En paralelo, Macron tiene un plan de inversión de 50 mil millones de euros en formación profesional, medio ambiente, energía, agricultura, transporte y servicios locales.

Denota un fuerte compromiso para fortalecer el poder adquisitivo con distintas medidas tributarias. Estas incluyen una reducción de las cargas sociales para los trabajadores dependientes y autónomos, y la exención del 80% de los hogares de los impuestos municipales.

Propondrá, además, una nueva ley de moralización para la clase política, paquete que incluirá el límite de tres mandatos para la reiteración de los cargos directivos, la incompatibilidad de ejercer actividades de asesoramiento en paralelo al mandato público, la prohibición de contratar a familiares y de presentarse a las elecciones para quienes tengan antecedentes penales.

La reforma institucional también incluye la reducción de un tercio del número de diputados y senadores, la presentación por parte del Presidente de la República de su balance anual ante el Congreso, el procedimiento de urgencia para la revisión de las leyes y un calendario diferenciado de trabajo para el Parlamento.

En cuanto a Europa, Macron quiere implementar convenciones demócratas en toda la unión a partir de este año. Recomienda la adopción de un presupuesto unificado para los países de la eurozona y de un puesto de ministro de Economía y Finanzas que pueda operar bajo el control de un Parlamento restringido a los representantes de los países que adoptan la moneda común.

A favor, en principio, de los tratados de libre comercio, pide que se evalúen constantemente las consecuencias para actualizar sus reglas, para que no entren en conflicto con los intereses de Francia.

En conclusión, hay que reconocer que al menos tres serán los desafíos del nuevo presidente francés: internamente, impulsar la economía y el empleo; a nivel regional, contribuir a la redefinición del proyecto de integración europea; en el marco internacional, llevar a cabo una eficaz lucha contra el terrorismo.

Francia tendrá que volver a jugar su papel de liderazgo en los diferentes contextos y el hombre que la guiará tendrá que mostrarse a la altura de ese papel.

 

El autor es profesor de la Escuela de Gobierno, Política y Relaciones Internacionales de la Facultad de Derecho de la Universidad Austral.