Estos son los nexos del narco que habrían traído a Maradona a un equipo en tierras del Cártel de Sinaloa

El futbol mexicano se paralizó en septiembre de 2018 con la llegada de Diego Armando Maradona a tierras del Cártel de Sinaloa; el astro argentino que levantó la Copa del Mundo en el Estadio Azteca regresó a México para dirigir a un equipo de Segunda División. Los Dorados soñaron -y acariciaron- con el título de la categoría comandados por el autor de “la mano de Dios”; el 10 de la albiceleste que dio positivo en el antidoping en el Mundial de 1994 y que presuntos nexos con el narco lo llevarían a la tierra de El Chapo Guzmán 24 años más tarde.

“La mano de Dios” se vio de inmediato en los Dorados y en su debut golearon por 4-1 a los Cafetaleros de Tapachula. Desde el banquillo “El Diego” no dejaba de celebrar cada gol, daba indicaciones, hablaba con los árbitros y de vez en cuando regresaba con su magistral pierna izquierda un balón al campo de juego; pero en todo el encuentro no dejó de tocarse la nariz, gesto que recordaba sus años de exceso -que siguieron en Sinaloa- por el consumo de cocaína.

El palmarés de Maradona al frente de los Dorados se compone de dos subcampeonatos -ambos perdidos ante el Atlético de San Luis-. En 34 partidos dirigidos obtuvo 18 victorias, ocho empates y ocho derrotas, nada despreciable para “El Pelusa”; aunque su momento más épico al frente del plantel ocurrió tras derrotar a Juárez en los cuartos de final, ahí la exestrella del Napoli y del Boca Juniors fue incapaz de articular dos palabras presumiblemente por estar bajo los efectos de esa sustancia que el Cártel de Sinaloa trafica a todo el mundo.

En el juicio contra Genaro García Luna sentaron en el banquillo de los testigos a Tirso Martínez, alias “El futbolista”, exdueño de varios equipos de Primera y Segunda División del futbol mexicano, entre ellos el Irapuato, La Piedad, Los Venados y Los Gallos Blancos de Querétaro.

Con “El Futbolista” al frente del Irapuato se vivió uno de los episodios más negros del balompié nacional. Presuntos hombres armados intentaron impedir que se jugara la final de ascenso entre Los Freseros y los Panzas Verdes del León; se rumoró que Martínez ya había negociado la caída de su equipo a cambio de comprar con dinero del Cártel de Sinaloa al León y así conseguir una franquicia más en el máximo circuito del futbol mexicano.

Los jugadores y Los hijos de la mermelada -la barra del Irapuato- impidieron la transacción: los primeros ganaron el encuentro; los segundos echaron a los hombres armados y tomaron el control del Estadio Sergio León Chávez.

Fue por esas épocas -antes de que la Federación desafiliara al Querétaro e Irapuato- que Christian Bragarnik comenzó a vender jugadores a México; luego de que Tirso Martínez “El Futbolista” lo invitaría al país donde se convertiría en el presidente de los Gallos Blancos.

Tirso Martínez fue encontrado culpable en 2014 por las autoridades de Estados Unidos de lavar dinero y contrabandear miles de toneladas de cocaína para el Cártel de Sinaloa entre los años 2000 y 2003.

Tras el escándalo el invitado de “El Futbolista” regresó a Argentina por unos años, hasta que en 2007 cautivó al presidente de los Xolos de Tijuana e hijo de Jorge Hank Rhon, quien lo puso al frente de todas las contrataciones del club de la frontera.

Emanuel Aguilera, Iván Marcone y Darío Benedetto son algunos de los futbolistas más destacados que Christian Bragarnik trajo al futbol mexicano; en cuanto a directores técnicos sobresale el nombre de Diego Coca, bicampeón con Atlas y desde donde dio un salto al banquillo de la Selección Mexicana.

Pero sin lugar a dudas su transacción más importante fue la llegada de “El Pelusa” a los Dorados de Sinaloa, de ahí que en el gremio se le conociera como “El Maradona de los representantes”.

El hombre que invitó a Bragarnik a México y que lo colocó en la presidencia de un equipo de futbol tenía nexos con los colombianos Jorge Mario Ríos Laverde y Paul Solórzano Lozano, ambos acusados por Estados Unidos de lavar dinero a través de la compra-venta de futbolistas de la mano de otro representante, Guillermo Lara.

Ríos Laverde tenía vínculos con uno de los líderes del Cártel del Norte del Valle (Colombia), mientras que Tirso Martínez tejió lazos con el Cártel de Sinaloa, con Amado Carrillo Fuentes, con Arturo Beltrán Leyva y con el promotor que hizo posible el regreso de Maradona a México.