Ceferino Reato: “El kirchnerismo reconcilió al Padre Mugica con los Montoneros y Firmenich”

A 50 años del asesinato del cura villero, el escritor y periodista político dialogó con Infobae Leamos sobre su nuevo libro, “Padre Mugica”, donde critica el intento de identificarlo con la guerrilla. “Él estaba en el fuego cruzado entre la derecha y la izquierda peronista”, dice.

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Ceferino Reato investiga sobre el asesinato del Padre Mugica en su nuevo libro.

El cabello rubio del padre Carlos Mugica estaba apenas mojado por la llovizna de esa noche de otoño. Vestido de negro, elegante, había terminado de dar la misa en la parroquia de San Francisco Solano, en Villa Luro. Era sábado y daba pasos apurados por los pasillos de la iglesia para llegar pronto al asado que lo esperaba en la casilla de su amigo “Drácula” Serrano, en la villa miseria de Retiro.

Mugica quería volver a estar donde se sentía más cómodo: con los pobres. Les dijo a Ricardo Capelli y Carmen Areto, que lo acompañaban, que lo esperaran, que tenía que hablar con alguien. Se detuvo a saludar al hombre, pero sus ojos celestes ya no eran los mismos. A las 20.15 del 11 de mayo de 1974, el cura villero recibió numerosos disparos, a los que se sumaron otros desde dentro de un auto con una ametralladora. Su cabeza quedó contra la pared del vecino y herido de gravedad.

Mugica murió horas después en un hospital. Estaba peleado con Montoneros y con López Rega por distintas razones, y las amenazas de muerte estaban a la orden del día. Sabía que estaba en la mira. ¿Quién quería matar a uno de los personajes más relevantes de los 70? Todavía es un misterio.

Sobre la fascinante figura, protagonista de la convulsión social y política de la década del setenta escribe el periodista político y escritor Ceferino Reato en su nuevo libro Padre Mugica, publicado por Planeta. “Él estaba en el fuego cruzado entre la derecha y la izquierda peronista”, dice Reato en diálogo con Infobae Leamos.

En una investigación atrapante, el autor de Operación Traviata, Masacre en el comedor y Los 70 profundiza en la vida del primer cura villero, sus contrastes y pasiones, su vida en el seno de la élite porteña a servir en la villa, su evolución del antiperonismo al ferviente peronismo, y su cambio del orden conservador hacia la revolución y las hipótesis en torno a su muerte.

Tapa de "Padre Mugica", de Ceferino Reato, publicado por Planeta.
Tapa de "Padre Mugica", de Ceferino Reato, publicado por Planeta.

“Mugica es un ser que se recorta sobre la política actual en una época donde hay escasez de dirigentes a nivel mundial”, señala Reato sobre uno de los mayores exponentes del Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo (MSTM).

Y va más allá cuando afirma que “Mugica representa a los más pobres de la sociedad, simboliza esa preocupación por ellos porque, ¿quién se ocupa de los pobres hoy. Esa preocupación siempre tiene que estar. Ahora también hay que preguntarse si la Iglesia ha ayudado con sus opciones también políticas o no ha ayudado a esa situación. La Iglesia ha sido muy benevolente con el peronismo”.

Pero el libro Padre Mugica también expone y reconstruye el asesinato que conmovió a todos con material de la época, expedientes judiciales y testimonios las dos hipótesis vigentes hasta hoy: Montoneros o la Triple A. Los primeros, por considerarlo traidor a la lucha armada; el aparato paraestatal, por cura comunista. La violencia era moneda corriente en aquel entonces y la vida, particularmente frágil.

Yo no puedo apañar la subversión con un gobierno elegido por el pueblo. No puedo tomar un arma. Mi arma es la Cruz, el Evangelio. Por eso ya no pertenezco a ningún sector. Soy peronista. Pero antes, soy sacerdote de Cristo”, supo pronunciarse el cura cuando afirmaba que había que dejar la lucha armada en democracia. También dijo enfático “Este es el tiempo de dejar las armas y tomar los arados, como dice la Biblia” y su Cruz estalló.

Padre Carlos Mugica.
Padre Carlos Mugica.

En mayo se cumplen 50 años del asesinato del Padre Mugica, ¿cuánto tiene que ver con el presente? ¿Cuál es su actualidad?

―Mugica es una figura muy actual. Cada tanto aparecen estas figuras que parecen modernas. Tenía pinta de galán y su historia era de telenovela. Mugica era una persona de la elite, muy seductor y simpático, que empieza a estudiar Derecho pero elige ser cura y no uno cualquiera: elige establecerse con los pobres en la Villa 31. Su figura nos invita a preguntarnos qué pasa ahora con la pobreza. Porque cuando él estaba en la villa, la pobreza en la Argentina era el 5 ó 6%. Ahora no. Después está el tema de la Iglesia.

¿Cuál?

―Me pregunto qué ha pasado con la Iglesia en todos estos años. Tenemos un papa argentino, que admira la figura de Mugica. El cura villero es una figura que invita a preguntarse cómo es que pudimos llegar a tener tantos pobres, qué hacer con estos pobres, cuál ha sido el papel de la Iglesia y sobre todo del peronismo. La Iglesia tiene que decir algo ahora. Siempre tiene que decir algo, no cuando el gobierno no es peronista. Porque él era peronista ―muy peronista―, pero proviniendo de un hogar y de un círculo social antiperonista, gorila, se hizo peronista. Entonces, ¿cómo fue que el peronismo estuvo tantos años en el gobierno y ahora hay más pobres que antes? ¿Qué haría Mugica en este momento? ¿Cuál sería su reacción? ¿Estaría de acuerdo con los planes sociales? Yo creo que no.

El padre Mugica era uno de los exponentes más relevante del Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo (MSTM).
El padre Mugica era uno de los exponentes más relevante del Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo (MSTM).

¿Por qué?

―Porque él siempre estaba buscando trabajo para las mujeres, por ejemplo. Era un hombre de misa y en esa instancia también se educa, se evangeliza. El tema espiritual era muy importante para él. Pero además de eso, utilizaba todos sus contactos, toda su energía para buscar trabajo, no para buscar el subsidio. Nunca vi ningún escrito que hablara de planes sociales. Podía transitar distintos mundos y buscaba trabajo, velaba por la salud y la educación para todos. Y eso para mí es muy valioso. Me parece que por ahí está el camino. El tema de los subsidios nos ha hecho mal, especialmente a los más jóvenes. Por eso ha habido tanta rebelión electoral en ese sector ahora, ¿no?

¿Ve la continuación de esas ideas en alguna figura pública de la política de hoy?

―No, yo creo que Mugica es demasiado grande. Lo que trato de contar en el libro es un personaje extraordinario, emblemático, con todas sus controversias, muy polémico, especialmente en sus definiciones económicas, pero que ha hecho un cambio. Ha sido antiperonista, festejó el golpe contra Perón y luego se ha hecho peronista, pero no de un momento para otro, sino que le llevó un tiempo y apoyó a las guerrillas, especialmente a Montoneros. Él es una de las personas que les abrió los ojos a Firmenich y a tantos otros de sus discípulos en la religión y la lucha armada. Según Firmenich, había sido el primero que le habló de tomar los fusiles. Pero si bien apoyaba a Montoneros y las guerrillas, lo hizo hasta el 73, o sea, hasta el momento en que el pueblo puede votar a Perón.

Cristina Fernández de Kirchner en la inauguración del monumento en homenaje al Padre Mugica por los 40 años de su asesinato, en mayo de 2014 (Nicolás Stulberg)
Cristina Fernández de Kirchner en la inauguración del monumento en homenaje al Padre Mugica por los 40 años de su asesinato, en mayo de 2014 (Nicolás Stulberg)

En diciembre de 1973 dice la famosa frase “Este es el tiempo de dejar las armas y tomar los arados, como dice la Biblia”

―El peronismo gana y Perón vuelve y dice claramente esa frase. El kirchnerismo, en su afán de utilizar los 70 para impugnar a sus rivales, por ejemplo a la derecha peronista, ha recortado la figura de Mugica, ha hecho una caricatura. El kirchnerismo ha utilizado también la Justicia y los Derechos Humanos para, en el caso de Mugica, arreglarlo con los Montoneros, siendo que él murió estando enfrentado a ellos. Entonces, el kirchnerismo reconcilió al padre Mugica con los Montoneros y con Firmenich. El peronismo, empieza a reivindicar a Mugica como propio, un hecho cultural que se destacó bastante porque es ese afán que tiene el peronismo de ir reescribiendo la historia. La imagen que hoy tiene mucha gente es que el padre Mugica nunca cambió, que siempre apoyó a las guerrillas, a Montoneros, y que siempre estuvo en contra de Perón. Y no es así.

En tu libro Los 70, dice que es una década que siempre vuelve. Hacés referencia al kirchnerismo. ¿Cómo vuelve esta cuestión en el actual gobierno de Javier Milei? ¿Cómo se retoma la figura de Mugica?

―Todavía no me queda claro cómo volverán los 70 con Milei, pero si tengo la intuición de que vuelven pero contra el relato kirchnerista. Lo que no sé es si van a instaurar otro relato o van a preferir que se cuenten las verdades que los distintos actores pueden tener. Creo que la Historia se hace con distintos relatos, no con uno solo, con distintas visiones. Cada grupo tiene su visión de cómo vivió los 70, cómo las vive ahora. A mí lo que no me gustan son los relatos únicos.

Ceferino Reato investiga sobre una de las figuras más fascinantes de los años 70, el padre Carlos Mugica. (Gustavo Gavotti)
Ceferino Reato investiga sobre una de las figuras más fascinantes de los años 70, el padre Carlos Mugica. (Gustavo Gavotti)

Y sigue: “No me gusta el relato kirchnerista porque es falso. Mugica es un personaje verdadero y los personajes verdaderos tienen contradicciones. Un grupo predomina políticamente y establece cuál es la memoria. Por eso critico a las Madres y a las Abuelas de Plaza de Mayo y a los organismos por instaurar un solo relato, no en lo que han hecho de bueno. Quisiera que Milei abra las compuertas a los distintos relatos y no establecer uno solo. Todos tienen que bajar del bronce porque en la Argentina ocurrieron cosas muy tremendas. Yo siempre he defendido los derechos de todas las víctimas”, dice Reato.

En el libro se refiere a Mugica como un peronista muy peronista, viniendo de familia antiperonista, “apasionado, sin matices, con la fe de los conversos y el mesianismo católico”, ¿cómo pensar la figura del “converso” hoy?

―Hay un montón de conversos. Milei es claramente un converso. Pero ahí está, en ese proceso donde un poco se fanatiza y encuentra la verdad revelada. Espero que sea una cuestión, una pieza promocional para las redes, que no se lo crea, porque los políticos tienen que tener una gran distancia de las cosas, también de la religión, porque no es bueno mezclar la religión con la política. Pero ojo, Mugica era un apasionado. Lo salvaba ese contacto con la realidad que tenía con los pobres. Y era muy concreto, era muy cura. Los curas son personas concretas que siempre están en la realidad mirando lo que pasa. Yo creo que hay que ser práctico. Hay que ir al supermercado todos los días.

Un asesinato, dos hipótesis

El legado del cura asesinado sigue vigente, a 50 años del atentado. (Foto: Archivo Télam/dsl)
El legado del cura asesinado sigue vigente, a 50 años del atentado. (Foto: Archivo Télam/dsl)

“Vengo de pelearme, por tercera vez en la última semana, con el estado mayor de Montoneros. Esta vez en muy, muy malos términos, sobre todo con Firmenich. Estoy amenazado de muerte. Ninguno de sus alumnos logró articular palabra”, dijo a sus alumnos el padre Mugica cuando entraba al aula de Teología II de la carrera de Ciencia Política en la Universidad del Salvador. Preocupado, con un talante distinto, pronunció estas palabras cuatro días antes de que lo mataran.

Abrí la puerta de la iglesia y había dos tipos sentados en la última fila. Uno de ellos se dio vuelta para mirar. Era Almirón, al que yo conocía de Bienestar Social. Pensé que estaban ahí porque habían decidido ir a una misa de Carlos”, declaró Ricardo Capelli, el único testigo vivo del episodio en 2020. Se refiere a Rodolfo Almirón, que había sido exonerado de la Policía Federal por delincuente, pero López Rega lo reincorporó para que comandara la Triple A. En 1975 huyó con “El Brujo” a España, donde se vinculó a grupos neofacistas.

En el libro explora dos hipótesis de asesinato: que podría haber sido Montoneros o la Triple A, ¿quién lo mató?

―Las dos hipótesis para mí tienen puntos fuertes y puntos débiles. Creo que es un asesinato político y que va a ser difícil encontrar pruebas irrefutables de quién lo mató, como fue con Rucci, después de 50 años. Cuando la política se mete en la Justicia es un peligro. El asesinato de Mugica es muy político, nunca se investigó bien desde el principio y se cerró rápidamente. En aquel momento, todo indicaba que estaba más cerca de la autoría de Montoneros. La Triple A recién aparece en la causa diez años después, ya en democracia, en el 84. Siguen utilizando el testimonio de un verdadero impostor que se llamaba Juan Carlos Juncos, un preso. Inventó que él sabía quién había matado a Mugica. Y después aparece un testigo, Ricardo Capelli, que era una de las personas que estaban con Mugica a la salida de la iglesia. Durante 37 años declaró una cosa y, de golpe, dice: “No, yo mentí. Tenía miedo” y aparece el nombre de Rodolfo Almirón, de la Triple A. Cuando la Justicia se mete en temas políticos, la verdad desaparece.

Rodolfo Almirón fue custodio de Perón e Isabel y principal hombre de confianza de López Rega.
Rodolfo Almirón fue custodio de Perón e Isabel y principal hombre de confianza de López Rega.

¿Hay alguna línea clara sobre este tema?

Lo único claro que es que fue un asesinato de peronistas contra otro peronista y eso es asombroso para el peronismo. Mugica, un peronista, lo mataron otros peronistas. Fuera la Triple A o Montoneros, ambos se reconocían peronistas. También es una cosa que involucra a la Iglesia. El Papa Francisco dijo, en 2014, que la Iglesia como institución educó tan mal la utopía que muchos jóvenes de la Acción Católica se hicieron de la guerrilla. Y eso es algo sobre lo que la Iglesia todavía no ha reflexionado. La Iglesia no se hace cargo de cómo estuvo de un lado y del otro del mostrador. La Historia no es para sancionar quién es bueno y quién es malo. Eso lo hace la religión y lo hacen los fanáticos. Solo los fanáticos políticos tratan de llevar cuestiones morales a la política. La política y la religión son cosas distintas. Los argentinos tendemos a reemplazar la política por la moral.

En la hipótesis de la Triple A, al momento del asesinato Perón era el presidente. ¿Cuáles son las razones para pensar en el grupo paraestatal y en Rodolfo Almirón, sabiendo que Mugica era muy querido por el líder del peronismo?

―El presidente era Perón. López Rega tenía mucha influencia, Perón estaba enfermo. ¿Pero por qué Perón mandaría a hacer algo así? Ocho meses y medio antes, Mugica se había peleado muy fuerte con López Rega, que desconfiaba de todo y era un ser muy oscuro, tenebroso. Si lo quiso matar él, se arriesgó a que Perón sospechara y le pegara una patada. Mugica era muy útil para Perón. ¿Por qué lo iba a matar? Eso no tiene ni pies ni cabeza. El primer asesinato reconocido por López Rega fue el de Ortega Peña, en julio del 74, después de la muerte de Perón. Hay muchos interrogantes.

En el libro menciona el día que comparte en 2020 el programa La mesa de Mirtha, conducido por Juana Viale, con Patricia Bullrich, actual Ministra de Seguridad. Allí Bullrich dice que al padre Mugica lo mató Montoneros, y vuelve a hablar con ella en agosto de 2023. También recoge otros testimonios como el de Jacobo Timerman, Julio Bárbaro, Montoneros disidentes. ¿Por qué sus discípulos mandarían a matar a alguien que había sido tan importante para su formación?

―Esa es una duda. Mugica estaba en el fuego cruzado de la derecha y la izquierda peronista. En la Argentina es así. Siempre quedarse en el medio es complicado. Hay algunas indicios de que Firmenich estaba muy enojado con él, muy molesto. En realidad, también era una cuestión de poder. Él era un tipo muy conocido, muy famoso en aquella época. Tenía mucha ascendencia sobre la militancia peronista, específicamente sobre el movimiento villero peronista. Hubo una ruptura después del asesinato de Rucci. Dio nacimiento a la JP Lealtad, los soldados de Perón, y Mugica era uno de los promotores más importantes de eso. El 90 por ciento del movimiento villero peronista se fue de Montoneros. Julio Bárbaro dice en el libro que lo mató Montoneros para evitar nuevas fugas y deserciones. Es una opinión posible, pero estaban muy enojados. Tan enojados que el diario Noticias da la noticia del asesinato del sábado el domingo.

Mario Firmenich, una de las figuras más importantes de la agrupación Montoneros.
Mario Firmenich, una de las figuras más importantes de la agrupación Montoneros.

En Padre Mugica dice que la investigación judicial murió y revivió muchas veces. ¿Cuáles son esos usos políticos de esta muerte?

―El primer caso lo toma un juez de apellido Lucini, un juez de instrucción. Asesinato común y corriente, digamos. Aparece una nota de Jacobo Timerman en Primera Plana. “Me dijo que los Montoneros lo habían amenazado de muerte, especialmente Firmenich”, escribió, y nunca llamaron a Montoneros para declarar. No procesó a nadie. Archivó el caso. Después revive en el 84 con este reportaje de Gente donde aparece otro preso, Salvador Paino, y dijo que había sido la Triple A y aportó un organigrama detallado de la organización paraestatal. Todo un bleff. Se volvió a archivar la causa. Reaparece en el 2006, cuando Oyarbide queda en su juzgado la causa de la Triple A. Detienen a Almirón en España, pide la extradición y llega a la conclusión de que han sido crímenes de lesa humanidad. Después se frena un poco, vuelve a tomar impulso en el 2009, acicateado por la Cámara claramente criminalista e investiga un poco y ahí ya se mete a tono con el relato kirchnerista con una hipótesis muy marcada: que fue la Triple A y empieza a editar los testimonios.

¿Qué cristaliza la figura de Mugica?

―Lo importante de los valores, tener un ojo siempre en qué pasa entre los menos beneficiados, los pobres. También de ver las cosas y poder cambiar. Él estaba muy culposo con que tantos jóvenes discípulos se hubieran volcado a la guerrilla influidos por él. La educación de la utopía tiene que ser bien hecha. A los jóvenes y los adolescentes hay que cuidarlos. Me parece que eso la Iglesia lo ha aprendido.

Quién es Ceferino Reato

♦ Nació en Crespo, Entre Ríos, Argentina, en 1961.

♦ Es licenciado en Ciencia Política con amplia carrera periodística en los diarios Clarín, Perfil, la agencia de noticias ANSA, revista Fortuna, radio Rivadavia y FM Cultura. En televisión, en Telefé, América y La Nación+, entre otros.

♦ Fue distinguido como uno de los cinco mejores periodistas de la última década en el rubro “Investigación”.

♦Entre sus libros se encuentran Operación Traviata, Operación Primicia, Disposición final, ¡Viva la sangre!, Doce noches, Salvo que me muera antes, Los 70. La década que siempre vuelve y Masacre en el comedor.