Escalada, gastronomía y diseño se unen en el nuevo place to be madrileño para los fans de los rocódromos. Arkose es un espacio de 1.000 metros cuadrados reacondicionado como un “loft de escalada”, ubicado en la calle de Leñeros 4, en Cuatro Caminos. Se trata del local madrileño de una franquicia que nació en Francia y que desde hace poco más de un año tiene presencia en el barrio de Tetuán, un lugar para el que sostenibilidad y gastronomía son señas de identidad.
Este rocódromo, de moderno diseño industrial, era antes una antigua serrería y se divide en tres espacios fundamentales: una zona de escalada apta tanto para principiantes como expertos; una zona chill, donde relajarse o sentarse a trabajar; y una cantina, con cocina casera con productos locales y de temporada.
Te puede interesar: El restaurante con estrella Michelin de una chef española que triunfa en Londres: pulpo, cochinillo segoviano y tapas
El espacio tiene una capacidad de recibir a 200 usuarios y cuenta con 2 zonas de boulder con 4,5 metros de altura máxima. Está pensado para todo tipo de público, desde principiantes a expertos, y tiene un área para niños, que pueden escalar a partir de seis años. En pleno centro de este espacio, dedicado al que es sin duda un deporte de moda, se encuentra su cantina, uno de los puntos más interesantes de esta propuesta. La Cantina de Arkose es un restaurante de cocina saludable y ecológica que pretende que los escaladores tengan un lugar para disfrutar del buen comer y de la buena compañía.
En Francia, donde se sigue el mismo modelo de restaurante, Arkose cuenta con la certificación ecológica Écotable, una exigente etiqueta que implica exigencias como trabajar con proveedores locales, rotar el menú cada temporada, que la comida sea casera, disponer siempre de una opción vegetariana o reducir al máximo los plásticos de un solo uso (cubiertos, pajitas).
Opciones vegetales y tapas en un rocódromo
La carta de esta cantina refleja a la perfección la filosofía del proyecto, en el que la sostenibilidad, la sencillez y la relación con el entorno cercano son claves. Sus platos siguen la estela de una cocina de kilómetro cero que se adapta al gusto local, con tapas y raciones que hacen guiños a la gastronomía francesa. La Cantina ofrece principalmente productos procedentes de regiones cercanas, productos de temporada, de granja, carne de ganadería extensiva y pescado procedente de prácticas de pesca artesanal no intensiva. Además, se comprometen a ofrecer siempre una opción vegetariana, con el objetivo de “redescubrir el mundo vegetal y no depender únicamente de la carne, para sorprenderse, asombrarse e interrogarse”.
Así, en su carta se unen tapas como ensaladilla rusa, tortilla de patatas al estilo asturiano o bocadillos; así como opciones de picoteo, desayunos y burgers. Las costillas, cocinadas a baja temperatura y con un delicioso glaseado estilo japonés; la burger vegana de remolacha y guisantes con curry amarillo; el Curry Thai rojo de garbanzos, o el Karage, un pollo marinado crujiente, son algunas de las opciones que se salen de sus cocinas, abiertas desde las 12:00 h hasta las 23:00 h.
Te puede interesar: El restaurante en un pueblo medieval de Girona que es una de las mejores pizzerías de Europa
De su amplia oferta de bebidas destaca su selección de cervezas artesanales, elaboradas por ellos mismos en sus propias cervecerías. Lo hacen a través de Orkase (un acrónimo del nombre de esta franquicia de escalada), una marca de cervezas artesanas que se elaboran en París, Bruselas y también en Madrid.
La compañía, que nació en 2013 y actualmente gestiona 21 rocódromos en Francia y Bélgica, prepara además una nueva apertura en Madrid, que también recreará este concepto gastronómico. Será en el barrio de Carabanchel, una apertura prevista para el verano en un local de 1.175 metros cuadrados y 200 bloques de escalada.