El 82% de las agresiones sexuales en la infancia tienen como víctimas a niñas y adolescentes

Una nueva investigación de Save the Children muestra cómo la construcción de la sexualidad está marcada por la desigualdad. El 97% de los agresores sexuales son hombres, tanto adultos como adolescentes

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Imagen de una adolescente. (Getty Images)
Imagen de una adolescente. (Getty Images)

Ser mujer es un factor de alto riesgo a la hora de sufrir violencia sexual, lo cual también afecta a las niñas y adolescentes. Así lo refleja la investigación Silenciadas, un análisis sobre agresiones sexuales en la adolescencia que este miércoles ha publicado la ONG Save the Children y que muestra cómo la construcción de la sexualidad está marcada por la desigualdad y afecta tanto a chicas como a chicos, pero de manera diferente. Prueba de ello es que del total de 18.731 denuncias interpuestas en 2022 por violencia sexual, el 45% tenía como víctima a una persona menor de 18 años, y de ellas el 82% eran niñas o chicas adolescentes.

“Las niñas y adolescentes están condicionadas por los roles y estereotipos de género que van encaminados a que el amor sea el centro, a un canon de belleza difícil de cumplir, a agradar sexualmente y al mismo tiempo vivir la sexualidad de forma reservada”, ha explicado Catalina Perazzo, directora de Incidencia Política y Social de Save the Children. Esos estereotipos los interiorizan desde la primera infancia, “con los juguetes, dibujos animados, programas de televisión y redes sociales”, y a pesar de que los mensajes son menos explícitos que en el pasado, siguen siendo una realidad y están encaminados a lograr “un modelo femenino de belleza y corporal que nunca se acaba de conseguir”, añade Perazzo.

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Por otro lado, el 97% de los agresores sexuales son hombres, ya sean adultos o adolescentes de entre 14 y 17 años, edades en las que ya tienen responsabilidad penal. En este caso, según indica la experta, la masculinidad “también está condicionada por la exigencia de los roles y los estereotipos de género desde la primera infancia”, con los propios juguetes o en espacios de socialización como el recreo, donde los niños deben demostrar que son “fuertes físicamente, activos sexualmente, vivir situaciones de riesgo, alejarse de las emociones y con actitudes de control y dominación que se confunden con protección o incluso con afecto”.

Agresiones sexuales grupales

Save the Children también se detienen en su análisis en las agresiones sexuales cometidas por más de una persona, ya que según datos del Ministerio del Interior han aumentado en los últimos cinco años en más de un 64% si bien representaron un 4,2% del total de delitos denunciados en 2022. En ese sentido, en relación con las víctimas se observa que la mayoría son una sola persona, niña o adolescente, con una edad media de 15 años, y que tanto víctimas como autores suelen tener edad similar y se conocen con anterioridad, aunque sea de forma limitada. Además, el delito suele cometerse con penetración y violencia y se produce, principalmente, los fines de semana.

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“Hemos de tener en cuenta que más de un 10% de las agresiones sexuales múltiples son grabadas o fotografiadas como señal de dominio y a la espera de un reconocimiento del grupo de iguales, lo que muestra de forma clara cómo afectan las nuevas tecnologías e Internet a la forma de relacionarse de niños, niñas y adolescentes”, indica la directora de la organización.

Imagen de un agente de policía. (Europa Press)
Imagen de un agente de policía. (Europa Press)

Medidas para combatir esta violencia

Save the Children también recuerda que el entorno digital es un espacio más en el que la infancia y adolescencia se desarrolla y, en ese sentido, asegura que la pornografía “también está condicionando la forma en que niños, niñas y adolescentes se relacionan entre sí”. Según datos de la organización, casi 7 de cada 10 adolescentes consumen pornografía y de media acceden a los contenidos sexuales por primera vez a los 12 años.

Por todo ello, la ONG considera necesario que el Gobierno desarrolle una legislación específica que despliegue medidas de prevención, tal y como contempla la Ley Orgánica de Protección Integral de la Infancia y Adolescencia frente a la Violencia (LOPIVI) aprobada hace casi tres años, como puede ser la educación afectivo-sexual o el uso seguro y responsable de las nuevas tecnologías.