Las estrellas de Hollywood y el café: cómo fue cambiando la relación

Por Sonia Rao

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A Ben Affleck le gusta tanto una taza de café como a la media de los consumidores habituales.

Tanto a él como a su novia, la productora de Saturday Night Live, Lindsay Shookus, se han convertido en el centro de atención de muchos paparazzi por la aparición constante del café helado en las fotos. La bebida figura en muchas de las imágenes de la pareja, como señaló The Cut.

Esa simple taza, a veces, actúa como una fuerza "misteriosamente humanizante para las celebridades", "un denominador común". Primero porque es asequible y, a menudo, forma parte del ritual diario. Taylor Swift, según los informes, compró una mansión en Rhode Island por USD 17,75 millones, pero ella compra el mismo café helado de La Colombe que el resto de los mortales.

Pero no siempre fue así. El café solía hacer el efecto contrario, actuando como prueba visual de que las celebridades eran mucho más cool que el resto.

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El café ha "sido siempre un parte de la escena de Hollywood", explicó Steven Rea, autor de Hollywood Café, a causa de los rodajes a primera hora del día. Su libro, de 192 páginas, está lleno de fotografías antiguas con actores que beben café dentro y fuera del set. Hay fotos de Lauren Bacall y Humphrey Bogart envueltos de objetos de lujo y otras de Grace Kelly y Steve McQueen con el servicio de catering en los sets de rodaje.

"Se convirtió en un hábito de Hollywood, como un aspecto positivo. Si vas a tener una adicción, el café es lo menos malo", comenta él autor.

Una taza humeante de café otorgaba "el factor europeo de la sofisticación". Hollywood ha tenido lazos con Europa desde hace varias décadas, cuando llegaron actores y cineastas con sus hábitos de café. Las fotos con café y un cigarrillo eran muy habituales entre las de las actrices Jeanne Moreau o Sophia Loren.

"Ellos trajeron consigo su sabor, la comida que amaban y las bebidas que acostumbraban a tomar", remarcó Rea.

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Algunos estadounidenses contribuyeron al desarrollo de esta tendencia adoptando costumbres del extranjero a principios del siglo XX. F. Scott Fitzgerald y Ernest Hemingway, por ejemplo, pasaron un tiempo en Europa durante sus años de formación y, prueba de ello, son las fotografías de estas celebridades en los cafés parisinos. Ambos regresaron a Estados Unidos y trabajaron en Hollywood, y aportaron aspectos de la cultura del café de los círculos literarios y artísticos de París.

Pero ya no. Comprar café elaborado se ha convertido en algo ubicuo, sobre todo después de la década de los '90s, como recuerda Sarah Lyon, una profesora asociada de antropología de la Universidad de Kentucky. Ir a Starbucks es un "lujo de clase media", algo que mucha gente puede permitirse de forma regular. Las tazas con motivos verdes de Affleck y Shookus son una marca que se le podría atribuir a cualquier persona.

"Creo que es un medio para que todo el mundo se identifique con las estrellas, a través de un pequeño lujo pero no de forma elitista. Si (el famoso) fuera a una especie de cafetería elitista, con un café de USD 5, la gente no se identificaría ni reaccionaría de la misma manera", agrega.

Lyon precisó que es el acto de agarrar la bebida lo que humaniza a las celebridades.

(Archivo)
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"Es algo sobre el ritual de ir a la tienda y llevar el café en una taza de cartón", comenta. "Es solo un mecanismo de entrega de la cafeína. No va mucho más allá del consumo y la publicidad", subraya.

La serie de Jerry Seinfeld nominada a los premios Emmy, Comedians in Cars Getting Coffee (Comediantes en autos que compran café), juega con esa idea, ya que su nombre sugiere que Seinfeld lleva a su invitado por la ciudad en busca de una taza. La producción, en el fondo, tiene el mismo propósito que cualquier programa de entrevistas, pero la premisa permite conversaciones más relajadas. Seinfeld, a veces, se desvía de la estructura, recoge a otras personas en el camino y el entorno público hace que los comediantes parezcan más humildes.

(Pixabay)
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Entonces, ¿por qué café?

Cuando NPR le preguntó por qué eligió ese producto, Seinfeld respondió "que era por la facilidad y la sencillez" y porque "obviamente, hace hablar a la gente".