Carta abierta a los israelíes

Sepan que no los vamos a abandonar en esta pelea por sobrevivir y existir ante amenazas de exterminio

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Un soldado israelí cerca de un kibutz en el sur del país (Ilia Yefimovich/dpa/Archivo)
Un soldado israelí cerca de un kibutz en el sur del país (Ilia Yefimovich/dpa/Archivo)

Sepan que no están solos.

Sepan que desde el primer día supimos que la masacre y vejaciones, producto de la carnicería sorpresa que padecieron fue una maldita trampa que buscaba incendiar el camino de la paz que ustedes y los palestinos merecen.

Sepan que los que estamos con el corazón hecho trizas de tanto dolor, entendemos que hay reparaciones imposibles y que las heridas estarán allí por siempre.

Sepan que no los vamos a abandonar en esta pelea por sobrevivir y existir ante amenazas de exterminio que tienen dictadas por soberbios y alienados que sienten tener el derecho de dictarles sentencia de muerte.

Sepan que admiramos la democracia que construyeron en medio de una zona donde la misma no gobierna.

Sepan que admiramos también el derecho de las mujeres y de las minorías que en Israel existen de manera ejemplar, situación que muchos de los belicosos atacantes no poseen en absoluto, sino que además esclavizan y desprecian.

Sepan que en las horas más duras es cuando se ven los amigos que están no para consolar sino para estar hombro con hombro.

Sepan que todo el antisemitismo que se observa en el mundo es un viejo conocido, es el de siempre, solo que quizás, no se lo advertía porque la democracia ilusiona dentro de los conflictos cotidianos que permite distanciarnos de la muerte.

Sepan que entendemos el dolor de las madres sin hijos, y los hijos que perdieron a sus madres de manera cruenta en un ataque inmundo que abominamos.

Sepan que también abominamos a todos los ataques terroristas por cobardes, por inmisericordes y por ir sobre los más débiles, acaso la bajeza más repugnante que se puede padecer en la sociedad: hacerle pagar a inocentes la ira por algo que ellos nada tienen que ver es una bajeza lindante con la alienación autoritaria más extrema.

Secuelas de una batalla entre terroristas de Hamas y militares israelíes en una casa del kibutz Be'eri, una granja comunal israelí en la frontera con Gaza (Foto AP/Tsafrir Abayov)
Secuelas de una batalla entre terroristas de Hamas y militares israelíes en una casa del kibutz Be'eri, una granja comunal israelí en la frontera con Gaza (Foto AP/Tsafrir Abayov)

Sepan que el dolor que tienen y tendrán, será el dolor que tenemos y tendremos los no judíos que observamos atónitos lo que padecieron y padecen.

Y sepan que no vamos a olvidar, por ustedes y por nosotros, porque es obvio que los “infieles” que son ustedes, en poco tiempo lo seremos nosotros y los que nos seguirán.

Sepan que sabemos que no tienen miedo, como tampoco lo tenemos nosotros porque cuando no hay opciones, solo se impone sobrevivir. Repito: sobrevivir.

Sepan entonces que en algún punto habrá convergencia y volverá la paz luego de la maldita oscuridad en la que estamos.

Sepan que no se trata de creer en asuntos místicos sobre el regreso de la paz sino en salir airosos de esta locura que los tiene a ustedes como el receptor de tanto odio y patética criminalidad.

Y sepan -disculpen que insista en esto- que habrá que seguir predicando contra el antisemitismo y el antisionismo porque éste será un asunto larvario que está en la mente de mucho ignorante que aún cree en alguna responsabilidad imputable a los judíos por algo que nunca se sabrá que es.

Sepan entonces que esto de batallar por existir, siempre, siempre, siempre recién empieza. Lo saben bien.

Sepan que la lección de los Ben Gurion, Haim Weizmann, Golda Meir, Yitzhak Rabin y Shimon Peres solo se aprende si se entiende que cada minuto es la forja de libertad del minuto que viene.

Sepan que nadie regalará nada entonces y que todo lo que viene será fruto del esfuerzo y sacrificio por goteo.

Sepan que, sin duda, habrá dolor en el camino, pero sepan, definitivamente que siempre se llega a la colina cuando se tiene razón y se defiende la integridad de una comunidad que tiene el mismísimo derecho que tantas otras a gozar de paz. Sepan que así será. Sépanlo.