El hombre de Corea del Sur que busca salvar vidas en Corea del Norte con botellas llenas de arroz

Park Jung-oh es desertor de la dictadura norcoreana: las botellas también tienen música, una biblia y videos comparativos de los países

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romance, romántico, historias de amor, novela, narración, sea, bottle, hallazgo - (Imagen Ilustrativa Infobae)
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La isla Seokmodo, en Corea del Sur, es testigo de una escena inusual. Allí, Park Jung-oh, de 56 años, se encontró en varias ocasiones en la orilla del mar para arrojar botellas de plástico llenas de arroz con destino final en Corea del Norte. Su intención es poder ayudar a las personas que se encuentran en la dictadura del otro lado de Corea.

Park lleva casi una década realizando esta labor, aunque desde junio de 2020 no había podido hacerlo abiertamente hasta abril de 2024, debido a la prohibición impuesta por Corea del Sur sobre el envío de material “anti-Corea del Norte” a través de la frontera. El Tribunal Constitucional de Corea del Sur anuló esta prohibición en septiembre pasado, pero Park prefirió no llamar la atención de inmediato.

Esperó varios meses y finalmente decidió reanudar su activismo el 9 de abril. Aprovechó las condiciones favorables del mar para que las botellas llegaran más rápido al Norte. “Significó un nuevo comienzo para mi activismo”, explicó Park en una entrevista con BBC Mundo.

Park vivía en Corea del Norte, pero abandonó el país por su padre, un espía norcoreano que decidió huir al Sur con toda la familia (EFE/Vladimir Smirnov)
Park vivía en Corea del Norte, pero abandonó el país por su padre, un espía norcoreano que decidió huir al Sur con toda la familia (EFE/Vladimir Smirnov)

Su historia, una inspiración

Park vivía en Corea del Norte, pero abandonó el país hace 26 años, después de que su padre, un desertor norcoreano, decidiera huir al Sur con toda la familia. El régimen norcoreano desató una campaña de difamación y prometió perseguirlos. Durante su tiempo en el Norte, Park vio de primera mano la hambruna que afectaba a su país. “Enviamos las botellas porque la gente de la misma nación se muere de hambre. ¿Está tan mal?”, se preguntó.

En 2015, fundó la organización Keun Saem, junto a su esposa, para enviar suministros en botellas de plástico a la provincia de Hwanghae. Consultaron a navegantes locales y a científicos sobre los horarios de las mareas altas, y aprendieron que en los días en que el agua fluye más rápido, las botellas pueden llegar a Corea del Norte en unas cuatro horas. Además de un kilo de arroz para combatir el hambre, las botellas contienen USBs con canciones de K-pop, K-drama, videos comparativos de las dos Coreas y una copia digital de la Biblia.

“Mucha gente piensa que no hay electricidad en Corea del Norte, pero he oído que hay muchos paneles solares que llegan a través de China, que pueden usarse para cargar baterías, especialmente durante el verano”, explicó Park sobre la posible utilización de computadoras u otros dispositivos para ver el contenido de los USBs.

Las botellas a veces también incluyen un billete de un dólar estadounidense, que los destinatarios pueden cambiar por moneda china o norcoreana. Durante la pandemia, Park y su esposa añadieron analgésicos y mascarillas, suministros muy necesarios en un país totalmente aislado del mundo.

"Nos trataron como criminales. Fui y volví a la comisaría durante casi tres años", dijo Park sobre su situación cuando se prohibió su actividad (Imagen Ilustrativa Infobae)
"Nos trataron como criminales. Fui y volví a la comisaría durante casi tres años", dijo Park sobre su situación cuando se prohibió su actividad (Imagen Ilustrativa Infobae)

No obstante, la labor humanitaria de Park enfrentó numerosos obstáculos. La ley que prohibía el envío de material a Corea del Norte fue muy discutida. Los críticos la llamaron el “decreto de Kim Yo-jong”, en referencia a la poderosa hermana del dictador norcoreano Kim Jong-un, quien había emitido una advertencia contra el envío de folletos.

Nos trataron como criminales. Fui y volví a la comisaría durante casi tres años. Me sentía exhausto y atormentado”, recordó Park sobre la normativa impuesta en ese entonces.

Nuevos desafíos para las botellas

A pesar de la revocación de la prohibición, en la actualidad es más complicado para Park llevar a cabo su activismo con las botellas. Las donaciones de iglesias y organizaciones de derechos humanos se agotaron, por lo que si otros desertores también desean enviar botellas a su tierra natal tienen que aportar bastante dinero.

Sin embargo, su relación con varios lugareños se vio perjudicada por la antigua norma del 2020. Creen que su actividad es peligrosa y pone en riesgo también al lugar. Cuando arrancó, incluso la misma gente de los pueblos le recomendaba lugares para arrojar botellas. La última vez, Park arrojó las botellas bajo la atenta mirada de una docena de policías, marines y soldados, quienes le preguntaban constantemente si había algo confidencial o sensible en el interior de las botellas.

La última vez, Park arrojó las botellas bajo la atenta mirada de una docena de policías, marines y soldados (Imagen Ilustrativa Infobae)
La última vez, Park arrojó las botellas bajo la atenta mirada de una docena de policías, marines y soldados (Imagen Ilustrativa Infobae)

A pesar de estos desafíos e intimidaciones, Park continúa con su idea que cosecha frutos: una familia, de nueve integrantes, que desertó del Norte a principios de 2023 contactó a Park para agradecerle a través de otro desertor. Hace cuatro años, otra desertora también le agradeció por salvarle la vida con las botellas.

Una vez escuché que una norcoreana sospechó del arroz dentro de la botella, así que lo preparó al vapor y se lo dio a un perro. Y como el perro estaba bien, probó el arroz y pensó que la calidad era muy buena. Entonces, lo vendió a un precio alto y compró una gran cantidad de cultivos baratos como maíz”, compartió Park.

Park no busca reconocimiento. Solamente quiere ayudar a quienes siguen en la dictadura del Norte. “Los norcoreanos están aislados del mundo exterior. Obedecen al Estado sin cuestionar, temiendo las consecuencias de la disidencia. Esto es lo mínimo que puedo hacer para ayudarlos”, dijo.

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