Cazadores de tormentas: cómo funciona el mapa de eventos climáticos extremos de América del Sur

Científicos de varios países de Sudamérica, liderados por expertos argentinos, recabaron datos de tornados, granizo y lluvias torrenciales con la ayuda de los pobladores de las zonas afectadas a través de las redes sociales. La especialista a cargo dio detalles a Infobae

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Si uno señala en el mapa alguno de los fenómenos registrados podrá ver, no sólo el lugar donde ocurrió, sino también las características del mismo y la fuente de verificación del hecho. El grado de los fenómenos se mide muchas veces por el impacto que han dejado en los lugares
(Capturas de video)
Si uno señala en el mapa alguno de los fenómenos registrados podrá ver, no sólo el lugar donde ocurrió, sino también las características del mismo y la fuente de verificación del hecho. El grado de los fenómenos se mide muchas veces por el impacto que han dejado en los lugares (Capturas de video)

Paola Salio es una científica argentina que estudia las tormentas y los fenómenos climáticos extremos desde hace más de 20 años. Recopila datos, los ordena, los verifica. Lideró, entre varios proyectos, uno denominado Relámpago en el que se estudiaron las tormentas en Córdoba. Pero su pasión por obtener toda la información disponible para su país y el resto de América hizo que surgiera un nuevo proyecto: una Base de Datos de Amenazas y sus Impactos de América del Sur.

Este mapa muestra los últimos reportes disponibles en nuestra región: tormentas, granizo, tornados, vientos y heladas, entre otros. “La base de datos es el resultado de la convergencia estratégica entre instituciones interesadas en la catalogación, registro y análisis de eventos meteorológicos y sus impactos con fines científicos de investigación, desarrollo e innovación”, indica el sitio web donde se aloja el mapa.

La gran importancia de esta herramienta radica en la posibilidad de tener corroborados y chequeados diferentes fenómenos meteorológicos que fueron reportados en el tiempo.

“Nosotros podemos medir con radares y sensores distintos fenómenos. En ese momento se generan algoritmos, pero no se sabe si realmente ocurrieron y con qué intensidad. Lo que hacemos con este relevamiento es, a través de información que provee la gente, las redes sociales, los medios de comunicación y los cazadores de tormenta la validación de esos fenómenos. Y luego, los volcamos, con mucho esfuerzo a una base de datos. Todavía nos falta mucho, pero ya empezamos con información de Chile, Brasil y Uruguay”, explicó a Infobae Salio, que es investigadora del Conicet y profesora del departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

“En el proyecto Relámpago nos dimos cuenta de que las tormentas son diferentes. No es lo mismo un evento en África que en Estados Unidos o en Argentina", dijo la experta (NA, Gustavo Jononovich)
“En el proyecto Relámpago nos dimos cuenta de que las tormentas son diferentes. No es lo mismo un evento en África que en Estados Unidos o en Argentina", dijo la experta (NA, Gustavo Jononovich)

El Servicio Meteorológico Nacional también forma parte de este proyecto porque es el que valida los pronósticos. “Vimos que en algunos países de América del Sur también lo estaban haciendo entonces empezamos a vincularnos para poder sumar toda la información que existe en esta base de datos”, agregó la científica.

El cambio climático genera una mayor repetición de eventos extremos y, en algunos casos, también prolonga su extensión. Es por eso que una base de datos de fenómenos severos con un control de calidad homogéneo para la verificación y mejora de pronósticos permite, por ejemplo, elaborar planes de gestión de riesgos.

Respecto de la última tormenta extrema que causó muertes en Bahía Blanca y que llegó hasta la Ciudad de Buenos Aires, la experta indicó que fue “lo que a nivel climático lo que se conoce como un sistema convectivo de mesoescala (SCM) de gran intensidad, que se caracteriza por vientos extremos que en algunos casos superaron los 100 kilómetros por hora. No es posible evitar que este tipo de eventos extremos causen daños, lo que sí se puede es tratar de minimizarlos. Por eso son prioritarios los sistemas de alerta de los que dispone el Servicio Meteorológico Nacional”.

“Hoy estamos en una etapa de prueba con esta interfase y qué eventos estamos catalogando, eventos de vientos extremos, lluvias extremas y sus impactos. Los usuarios van a definir un poco nuestra agenda de cómo vamos a seguir guardando las amenazas”, explicó Salio
“Hoy estamos en una etapa de prueba con esta interfase y qué eventos estamos catalogando, eventos de vientos extremos, lluvias extremas y sus impactos. Los usuarios van a definir un poco nuestra agenda de cómo vamos a seguir guardando las amenazas”, explicó Salio

El modelo que sigue el proyecto, que aún espera por una segunda etapa de financiamiento, es el desarrollado por la Unión Europea, el European Severe Storm Laboratory (ESSL, por sus siglas en inglés) que recibe información de las personas, como una de sus principales fuentes. Es por eso que el proyecto sudamericano quiere desarrollar un chat bot en el que puedan participar los habitantes de las comunidades que reportan los fenómenos y están en el lugar.

De hecho, si uno señala en el mapa alguno de los fenómenos registrados podrá ver, no sólo el lugar donde ocurrió, sino también las características del mismo y la fuente de verificación del hecho. El grado de los fenómenos se mide muchas veces por el impacto que han dejado en los lugares.

Para Salio es fundamental tenerlo documentado porque, además, las tormentas no son iguales en distintas latitudes: “En el proyecto Relámpago nos dimos cuenta de que las tormentas son diferentes. No es lo mismo un evento en África que en Estados Unidos o en Argentina. Y la campaña 2018/2019 fue nuestro primer esfuerzo que sumó los registros meteorológicos con un seguimiento del evento en las redes sociales”.

El número de eventos registrados por los científicos es importante: sólo desde 2018 se contabilizaron 371 tornados, 10.205 tormentas con caída de granizo y 17.983 episodios con vientos fuertes.

Algunas cifras de los fenómenos extremos ya registrados para el proyecto (Capturas de video)
Algunas cifras de los fenómenos extremos ya registrados para el proyecto (Capturas de video)

“Hoy estamos en una etapa de prueba con esta interfase y qué eventos estamos catalogando, eventos de vientos extremos, lluvias extremas y sus impactos. Los usuarios van a definir un poco nuestra agenda de cómo vamos a seguir guardando las amenazas”, explicó Salio.

Durante una exposición en la que Salio presentó el proyecto, otros expertos destacaron la importancia de contar con una base de datos de reportes. “¿Por qué avanzar hacia el pronóstico basado en el impacto?”, preguntó Juan Bazo, del Centro del Clima de la Cruz Roja y la Media Luna Roja. “Según lo que hemos aprendido, una de las principales razones de la acción anticipatoria es determinar qué puede hacer el tiempo o el clima, qué impacto podría tener. Por eso, incluimos este tipo de metodología de pronóstico basado en el impacto para intentar poner en marcha una acción temprana y poder mitigar el sufrimiento humano.”

Para ello, el Centro del Clima colabora con los agentes locales, como los servicios meteorológicos y las oficinas nacionales de gestión del riesgo de desastre, para poder llevar a cabo este tipo de pronósticos. “[Esto] puede darnos cierta antelación [y también nos ayuda] a identificar cuál sería el impacto en las comunidades susceptibles de verse afectadas por un peligro”, añadió.

Paola Salio es una científica argentina que estudia las tormentas y los fenómenos climáticos extremos desde hace más de 20 años (Capturas de video)
Paola Salio es una científica argentina que estudia las tormentas y los fenómenos climáticos extremos desde hace más de 20 años (Capturas de video)

Impactos de fenómenos extremos en la región

Un informe científico presentado a los ministros del Consejo Agropecuario del Sur (CAS) en la reciente Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 28) da cuenta de los graves impactos que podrían tener los fenómenos extremos respecto de los daños materiales y humanos, así como también económicos.

El trabajo dado a conocer a ministros y altos funcionarios de Agricultura de la Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Uruguay y Paraguay, países que integran el CAS, asegura que “el impacto del cambio climático se ha convertido en un tema de alta prioridad para el sector productivo de la región”.

“En los últimos años, condiciones de extrema sequía afectaron a la región centro y sur de América del Sur con severos impactos económicos y sociales tanto en Chile, Bolivia, Paraguay y Uruguay como el sur de Brasil y Argentina, que comienzan a revertirse de a poco en algunas zonas; en los últimos tres meses las condiciones mejoraron, aunque persisten focos de sequía”, indica el reporte.

Sólo para tener una idea de los impactos y los cambios en la región: la cantidad de eventos climáticos extremos en América Latina y el Caribe pasó de un promedio de 28 por año durante el período 1980-1999 a 53 por año en el período 2000-2021. La población afectada aumentó de 4,5 a 7,2 millones de personas por año en los mismos períodos. Los eventos más frecuentes son las inundaciones y los ciclones tropicales y estos, junto con las sequías, son los que a más población afectan cada año.

El Centro del Clima colabora con los agentes locales, como los servicios meteorológicos y las oficinas nacionales de gestión del riesgo de desastre, para poder llevar a cabo este tipo de pronósticos (Imagen ilustrativa Infobae)
El Centro del Clima colabora con los agentes locales, como los servicios meteorológicos y las oficinas nacionales de gestión del riesgo de desastre, para poder llevar a cabo este tipo de pronósticos (Imagen ilustrativa Infobae)

Las proyecciones del nuevo Reporte de Economía y Desarrollo (RED) de CAF (el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe, antiguamente llamado Corporación Andina de Fomento) indican que la temperatura media durante el período 2021-2040 será de alrededor de 1°C más alta que durante 1985-2014.

También se espera que las precipitaciones disminuyan en el norte de América del Sur, el Caribe, Centroamérica, parte del Amazonas, el noreste de Brasil, el centro y sur de Chile y el sur de Argentina. Como consecuencia, se espera que la aridez se incremente en casi toda la región, con excepción de las costas de Perú y Ecuador.