Donald Trump, desesperado: el mito del fraude electoral

Detrás en todas las encuestas, el candidato republicano comenzó a azuzar ese fantasma y, en un hecho inédito en Estados Unidos, puso en duda si reconocerá el resultado del 8 de noviembre

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En América Latina hay leyendas como el Lobizón, la Dama de Blanco, el Mohán, el Sisimite, el Chupacabras, la Sayona, el Mico Malo.

En los Estados Unidos también hay leyendas, entre ellas la que se ha convertido en obsesión reciente del candidato republicano a la presidencia: el fraude electoral.

"Desde luego que hay un fraude de votantes en gran escala, que sucede el día de las elecciones y desde antes", tuiteó Donald Trump el 17 de octubre. "¿Por qué los líderes republicanos niegan lo que está sucediendo? ¡Qué ingenuos!".

La autora de The Myth of Voter Fraud (El mito del fraude del votante) explicó a Infobae la razón del título de su libro: "Si se ponderan las alegaciones de un lado y las pruebas del otro, se nota que es un mito". Para ella, Lorraine Minnite, profesora de Política Pública y Administración de la Universidad de Rutgers (UR), "la clase de fraude que un votante puede cometer —tratar de votar más de una vez, o hacerse pasar por un votante o usar documentos falsos—, no sucede en los Estados Unidos".

La clase de fraude que un votante puede cometer —tratar de votar más de una vez, o hacerse pasar por un votante o usar documentos falsos—, no sucede en los Estados Unidos

Otras cosas afectan el derecho de los estadounidenses al voto: cambios en las normas para registrarse, el hecho de que se vote un día de trabajo y no un fin de semana, la reducción de lugares de voto —en particular en zonas de minorías— para que las personas piensen dos veces antes de perder su tiempo en una fila larga. Pero hacer votar a los muertos o saltar de una urna a otra con papeles falsos o ser indocumentado y presentarse a sufragar es algo que simplemente no sucede. Por eso los líderes republicanos no apoyaron los dichos de su candidato, y algunos —el titular de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, y el ex candidato presidencial Marco Rubio— se han manifestado en su contra.

"He estudiado este tema durante 15 años —siguió Minitte— y otras personas también lo han hecho, y todos llegamos a la misma conclusión: lo que Trump dice no sucede. No hay evidencias que lo sostengan. Creo que lo está inventando".

Trump, que nunca presentó esta queja durante las primarias, lo hace a dos semanas de las elecciones. Keally McBride, profesora del Departamento de Política de la Universidad de San Francisco (USFCA), lo encontró "bastante astuto"

—¿Por qué?

—A sus seguidores (en particular aquellos que creen que la elección podría ser arreglada) les gusta que él hable como alguien fuera del sistema. Les repite que están compitiendo contra toda posibilidad, que el establishment hará cualquier cosa para impedir que lleguen al poder".

Para Benjamin Warren, especialista en Comunicación Política de la Universidad de Missouri (UM), "se trata de un eco perturbador de la historia de intimidación de votantes: la campaña de Trump ha tenido ecos o ha restañado la política de identidad blanca".

—¿De qué modo entra en ese cuadro el fraude del votante?

—Quizá el tema real sea menos ese que simplemente decirle a cierto sector demográfico blanco que otros les están robando la elección. Supera la cuestión de la inmigración ilegal: probablemente muchas de estas personas están igualmente enojadas por la inmigración legal, por el voto de individuos no-blancos que podría causar un resultado que no les gusta.

En el último debate presidencial, Trump se negó a confirmar si aceptará el resultado electoral (AP)
En el último debate presidencial, Trump se negó a confirmar si aceptará el resultado electoral (AP)

31 casos en 1.000 millones de votos

Según la división de Derechos Civiles del Departamento de Justicia, el total de sufragios emitidos en los Estados Unidos entre 2000 y 2014 fue de 1.000 millones, y se hallaron 31 instancias de fraude: votos con la documentación de otra persona y votos de personas muertas.

Y sin embargo, la percepción de muchas personas es diferente.

El profesor de la UM participó en una investigación sobre el tema, que recogió datos en diferentes mitines de los caucus de Iowa y en una encuesta nacional en línea sobre 2.000 personas. Expuso: "Le preguntamos a la gente cuán abiertos estaban a la idea de soluciones violentas a los problemas políticos. Y la gente que desconfía de los resultados democráticos tiende a expresar en mucha mayor medida una aceptación de la violencia política, y a pensar que las soluciones políticas violentas son adecuadas. Lo cual tiene sentido, porque si uno cree que la democracia funciona, entonces lo adecuado son las soluciones pacíficas, y si uno no obtiene el resultado que esperaba, tiene que trabajar duro para que la próxima vez sea diferente.

—¿Y si uno cree que le robarán la elección?

—Uno puede pensar que hace falta algo más espectacular.

La especialista en fraude de UR coincidió: "En cada elección se saca el tema, pero Trump es tanto más ampuloso e influyente porque es un candidato presidencial. Lo que hace no tiene comparación".

Minitte buscó antecedentes de un candidato presidencial con ese discurso y encontró sólo un caso, pequeño en comparación: "John McCain en 2008 comentó en uno de los debates con Barack Obama que ACORN [un grupo activista nacional que existía en aquel momento] iba a cometer fraude masivo. Ese fue el único comentario que hizo; recibió alguna atención en el momento y ya. Y a diferencia de lo que sucede con Trump, ningún dirigente republicano se distanció de McCain por ese comentario. Era parte de la propaganda.

—¿En qué se diferencia la situación de 2016?

—Una de las razones por las cuales la gente grita "fraude" es porque han perdido una elección. Y en una elección ajustada, los estados tienen leyes para re-examinar los resultados según ciertos criterios. Los candidatos que pierden pueden ir a la justicia y los tribunales pueden examinar los casos, aunque es inusual que la justicia revierta los resultados.

REUTERS
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La narrativa del perdedor

Durante el tercer y último debate presidencial, al candidato republicano le preguntaron si respetaría los resultados de la elección, gane o pierda. Le recordaron que su compañero de fórmula, Mike Pense, y su hija Ivanka Trump dijeron que los aceptarían.

"Lo veré en su momento", respondió Trump. "Les diré en el momento, los mantendré en suspenso".

Hillary Clinton, la aspirante a la presidencia por el Partido Demócrata, comentó: "Cada vez que Donald piensa que las cosas no van como él quiere, dice que sea lo que sea ha sido amañado contra él". Y recordó que cuando Trump no ganó un Emmy por tercera vez seguida por su programa, "comenzó a tuitear que los Emmys estaban arreglados".

"Lo tendría que haber ganado": el alma de The Apprentice devolvió el golpe.

—¿Por qué Trump insiste con el discurso del fraude en este momento?

Warren: —Mi especulación es que lo hace porque está bastante atrás en las mediciones en este momento y está buscando una explicación preventiva en caso de que pierda. Pero es una táctica muy peligrosa.

McBride: —Trump ha hecho su campaña sobre la idea de que es un ganador, y no está ganando. Pero tiene una psicología fuertemente sostenida en que ha ganado siempre. Todas las personas construimos relatos para explicar nuestros éxitos y nuestros fracasos. Él ha dicho que es siempre el número 1. Él sabe que no va a ganar. Entonces crea este relato según el cual él sigue siendo un ganador, sólo que el sistema está amañado.

Minnite: —Lo llamativo en el caso de Trump es que lo dice antes de la votación, no despuéss. Sugiere: "Ey, me parece que voy a perder, y ¿adivinen por qué?".

Él ha dicho que es siempre el número 1. Él sabe que no va a ganar. Entonces crea este relato según el cual él sigue siendo un ganador, sólo que el sistema está amañado
 

¿Un llamado a la violencia?

Muchas alarmas sonaron en el país cuando Trump pidió a sus simpatizantes que fueran a "otras comunidades" a monitorear los lugares de votación: las tensiones acumuladas en una campaña divisiva, que capitalizó el enojo de millones de estadounidenses con la situación económica.

"Me sorprendería si viéramos violencia, pero estimo que es una posibilidad", valoró la profesora de SFUCA, también autora de Collective Dreams: Political Imagination and Community (Sueños colectivos: imaginación política y comunidad). "Todos los cientistas políticos, entre los que me incluyo, estamos tan confundidos ante esta elección, porque rompe todas las reglas…"

Recordó que en 2000 la elección entre Al Gore y George W. Bush se dirimió judicialmente y ningún candidato cuestionó el sistema ni inflamó a sus votantes. "En ese sentido, Trump es un candidato antisistema en el sentido más básico: pone en cuestión la legitimidad misma de la democracia. Creo que eso habla de su capacidad de movilizar, pero sería un enorme cambio de paradigma. Si vemos violencia luego de la elección, eso sólo significará un descrédito mayor para la campaña de Trump".

Trump es un candidato antisistema en el sentido más básico: pone en cuestión la legitimidad misma de la democracia

Hasta hace pocos días la especialista de RU no se preocupaba por la posibilidad de violencia; ahora, en cambio, la inquieta porque Trump "ha intensificado, cada día, estos reclamos".

—¿Por qué cambió su mirada?

—Me he comenzado a sentir un poco nerviosa por las respuestas de la gente en las redes sociales y en persona. Me preocupa el nivel de retórica de Trump y lo que trata de hacer: quitarle legitimidad a una elección que puede no ganar, y en ese caso alguna gente puede actuar por la ira… Creo que él sabe lo que está haciendo, es un propagandista muy hábil, y para él decir que la elección está arreglada es coherente con otros temas de su campaña, como llamar a Clinton "Hillary, la deshonesta". Hoy me preocupa más que la semana pasada que la gente actúe de forma agresiva o violenta.

Para Warren, la arenga movilizadora de Trump es "muy peligrosa". En todas las elecciones, señaló, "el perdedor es elegante y acepta la derrota, y reconoce la legitimidad del resultado".

—Pero Trump no dice si lo hará.

—Y no lo hizo en 2012, cuando Mitt Romney, que era quien había sido derrotado, aceptó el resultado: Trump dijo que era fraudulento. Lo mejor sería que el margen fuera grande: esos reclamos tendrían menos legitimidad. Esperemos que las personas no se sientan intimidadas por esos justicieros por mano propia que se invita a monitorear los lugares de votación, y salga a votar en grandes cantidades.

(AP)
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Un disfraz para el racismo

Minnite, quien también ha investigado las políticas para desalentar el voto afroamericano (es coautora de Keeping Down the Black Vote, Limitación del voto negro) observó que hay un trasfondo racista en el discurso del fraude electoral en los Estados Unidos.

—La gente lo cree porque se le dice mucho, pero no hay evidencia empírica: nada. Entonces uno se pregunta por qué se lo sigue diciendo…

—¿Por qué?

—Encaja en un trasfondo racista. Trump habla de "algunas ciudades", de "algunas comunidades", y eso es lenguaje en código para referirse a los afroamericanos que viven en esas ciudades o en barrios segregados dentro de ellas. De esto está hablando en verdad. Ese lenguaje codificado accede al racismo latente en los Estados Unidos, y la denuncia de fraude se une con la idea de que estos grupos son inherentemente criminales. No necesita salir a decir "la gente negra va a cometer fraude", le basta con decir "nos van a robar la elección", "salgan y observen lo que pase". No habla de Mar-a-Lago ni de Palm Beach: habla de Filadelfia, de Chicago. Señala con el dedo, no necesita decir una palabra.

—¿Es posible que las palabras de Trump preocupen a individuos de las minorías étnicas a tal punto de decidan no ir a votar?

McBride: —Las minorías ya tienen bastantes dificultades para votar en este país. Se redujeron los puntos de votación, con lo cual las personas tuvieron que hacer filas largas para votar; también ha habido mucha desiformación. En 2012 Pennsylvania aprobó una ley sobre el registro del votante que la Corte revocó, pero el público no se enteró completamente de que la ley no estaba en vigencia, y hubo relegación y confusión.

Warren: —Es posible, pero esperaría que no. Creo que en especial las comunidades vulnerables comprenden cuánto lucharon las generaciones pasadas para crear la oportunidad de votar. En esas comunidades se valora el hecho de que hay gente que se beneficia si otros se quedan en sus casas, y que las generaciones pasadas arriesgaron mucho de su seguridad para que hoy se se pueda votar.

(AFP)
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Teorías conspirativas

El candidato republicano tuiteó su pena el 16 de octubre: "La elección está siendo completamente amañada por los medios deshonestos y distorsionados que impulsan a Hillary la Deshonesta, pero también en muchos lugares de votación. Triste". Para algunos especialistas, en realidad es mejor que ataque a los medios y no a las instituciones republicanas.

Lo destacó el profeor de UM: "Este ataque —'los medios están arreglando las elecciones'— es mucho menos peligroso que la acusación de que los votantes literalmente roban las elecciones mediante el fraude. Porque al menos se admite que la mayoría de la gente vota por el ganador, y que habrían votado a otro en caso de haber tenido una información diferente en los medios".

—¿Qué opina del papel de los medios en esta campaña electoral?

—Creo que se exagera su importancia en las decisiones de los votantes. Una vez que las personas toman una decisión sobre su voto, se resisten a cambiarla por lo que dicen los medios. Mucha de la mala prensa que reciben los dos candidatos se deriva de las acciones de los candidatos. Clinton recibió una gran cobertura negativa por diversos escándalos, y Trump por las cosas que ha dicho. Si él cree que es injusto que la prensa cubra sus palabras, me pregunto qué cree él que debería cubrir…

Los medios también exponen el problema interno del Partido Republicano, como las críticas a los dichos de Trump sobre fraude electoral que hicieron Ryan y Rubio.

"Acaso veremos una división", arriesgo McBride, autora de Punishment and Political Order (Castigo y orden político): gente que se mantiene con Trump y promueve una versión de la política mucho más radical, y los demás republicanos, que básicamente creen en el sistema, se niegan a apoyar a Trump y se alejan todo lo que pueden de estos dichos sobre el sistema amañado, el estímulo de violencia entre los votantes".

Minnite valoró el distanciamiento de los líderes republicanos, pero estimó que la situación requiere mucho más: "Deberían explicarle a la gente por qué lo que él dice no es verdad, y es en realidad un discurso peligroso. Deberían asegurarle a la gente que se van a seguir los procedimientos, y que la elección será justa. Pero para ellos es difícil porque ha estado jugando este juego durante mucho tiempo, en los márgenes y debajo del radar, y la gente no lo ha visto. Tendrían que revelarse como hipócritas".

 

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