Magnicidio de Luis Carlos Galán: su hijo, Juan Manuel Galán, le reveló a Infobae detalles inéditos de su muerte

“Si a mi papá no lo hubieran asesinado, muy probablemente yo me habría dedicado a otra labor”: el hoy director nacional del partido Nuevo Liberalismo, revivido en 2021, recuerda a su papá con nostalgia, cuenta quiénes lo habrían asesinado y expone detalles de por qué el exterminio de la Unión Patriótica tiene relación con la muerte de su progenitor

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Juan Manuel Galán, hijo mayor del excandidato presidencial asesinado Luis Carlos Galán, conmemoró su legado a 33 años del magnicidio. Foto: Infobae.
Juan Manuel Galán, hijo mayor del excandidato presidencial asesinado Luis Carlos Galán, conmemoró su legado a 33 años del magnicidio. Foto: Infobae.

Este jueves se conmemoran 33 años de uno de los magnicidios que más conmocionó a Colombia, el del líder y fundador del hoy partido político Nuevo Liberalismo, Luis Garlos Galán Sarmiento. A quien se presumía se convertiría en el primer presidente alternativo y anti-establecimiento de la nación en el siglo pasado lo mataron el 18 de agosto de 1989 mientras daba un discurso en el municipio de Soacha, en Cundinamarca.

Infobae Colombia rememora el legado de una de las personalidades políticas más influyentes del país y expone, en exclusiva, detalles inéditos sobre cómo avanzan las investigaciones del caso, los involucrados que no se han mencionado, entre otra información relevante que reveló el exprecandidato presidencial Juan Manuel Galán, hijo mayor de Luis Garlos Galán, el abogado santandereano que murió a manos del narcotráfico, la presunta participación del Estado y de las aparentes influencias de la Fuerza Pública. Esta es la entrevista.

Infobae: Usted tenía 17 años cuando asesinaron a Luis Carlos Galán, su padre. ¿Cómo se enteró que le habían disparado?

(J.M.G.): Eso fue un viernes 18 de agosto de 1989. Yo estaba en el Colegio Psicopedagógico Nacional y estaba a punto de graduarme como bachiller normalista. Era un viernes en el que tenía clase hasta las cuatro de la tarde. Recuerdo que la última clase era la clase de química y como todos los viernes, salí hacía mi casa porque tenía varias restricciones de seguridad en ese momento. Vivíamos una serie de amenazas constantes. Hace unos días a un compañero mío del colegio, unos tipos en un carro se lo llevaron alrededor de seis horas, le dieron vueltas por Bogotá y lo amenazaban, le decían que me enviara a mí un mensaje de que disfrutara mientras pudiera. Eso le generó a mi papá una gran preocupación, una gran zozobra.

Ese día -el del asesinato- llegue en la tarde a la casa. Estuve con mi mamá, con mis hermanos. Estábamos viendo la telenovela de las 8 de la noche, creo que era ‘Calamar’ o ‘Caballo viejo’, nos entró una llamada de Lucy Páez, la secretaria de mi papá de toda la vida y nos dijo que prendiéramos la radio porque estaban dando la noticia de un tiroteo en Soacha en la manifestación de mi papá. Las noticias eran muy confusas. Decían que habían habido unos disparos, que a mi papá lo habían retirado del sitio, pero no decían si mi papá estaba herido o qué había pasado. Y luego, con el paso de los minutos, efectivamente empezaron a mencionar que había unos heridos y unas personas heridas: recuerdo al concejal Peñalosa de Soacha, que sufrió unos disparos en la cabeza. En ese momento en la radio dijeron que lo llevaban para -el edificio- Cajanal y teníamos una patrulla de Policía todo el tiempo estacionada en la puerta y decidimos trasladarnos en esa patrulla hacía Cajanal, mi mamá, mis hermanos y yo.

Llegamos y nos quedamos en el despacho de las ambulancias en urgencias escuchando la radio. Anunciaron la llegada de una ambulancia con los heridos. Pensamos que podía ser mi papá, pero llegaron los dos escoltas heridos: Santiago Cuervo, que a los 15 días falleció por unos disparos que sufrió en el estómago y Pedro Nel Angulo, que también sufrió unos disparos, pero por fortuna se salvó.

Nunca llegó mi papá, nunca llegó la ambulancia y en un momento dado anunciaron que mi papá había sido trasladado al hospital de Kennedy. Tomamos un vehículo y nos fuimos hacia el hospital de Kennedy. Llegamos y había mucha confusión en el hospital, estaban corriendo por los pasillos.

Estatua Luis Carlos Galán Sarmiento en Soacha. Foto: Alcaldía de Soacha
Estatua Luis Carlos Galán Sarmiento en Soacha. Foto: Alcaldía de Soacha

Infobae: ¿Y ustedes qué pensaban en ese momento?

J.M.G.: Estaban pidiendo el tipo de sangre de mi papá, que era O negativo. Estuvimos ahí unos minutos. Nos pasaron a una pequeña sala contigua a la sala de operaciones, a la sala de cirugía y salió el director del hospital de Kennedy, que fue una de las personas que estuvo atendiendo a mi papá y nos pidió que nos sentáramos y, dirigiéndose a mi mamá, le dijo que “no ha-bía nada que hacer, que mi papá había fallecido”. Entonces mi mamá le dijo “cómo así que no hay nada que hacer”.

En ese momento empezó a llegar gente a esa sala, se llenó de muchas personas y las personas obviamente muy golpeadas, muy afectadas. Luego el director de la clínica nos invitó a pasar a ver a mi papá y mi mamá pasó a verlo. Yo la verdad no fui capaz de verlo en ese momento y nos trasladaron a la oficina del director del Hospital Kennedy en el piso de arriba.

Yo tomé del escritorio del cajón unos papeles y empecé a escribir el discurso que iba a pronunciar en el cementerio el domingo. De ahí fuimos para la casa a descansar un rato, mi mamá regresó rápidamente a recibir el cuerpo de mi papá y a acompañarlo en su traslado hacia el Capitolio Nacional, al salón elíptico de la Cámara de Representantes, donde estuvo durante todo el sábado en cámara ardiente donde toda la gente hacía unas colas larguísimas para pasar a despedirse de mi papá.

Bogotá, 22 de enero de 2019. En la mañana de este martes fue lleva a cabo el Plantón 'Por un Nuevo Liberalismo Ya' convocado por los Hermanos Galán en frente de la Registraduría Nacional. (Colprensa - Álvaro Tavera)
Bogotá, 22 de enero de 2019. En la mañana de este martes fue lleva a cabo el Plantón 'Por un Nuevo Liberalismo Ya' convocado por los Hermanos Galán en frente de la Registraduría Nacional. (Colprensa - Álvaro Tavera)

Infobae: Tremendo, Juan Manuel. ¿Y habían sospechas de alguien que quisiera acabar con su vida?

J.M.G.: Mi papá sufrió un atentado en Medellín, unas semanas antes, donde iba a dar una conferencia en la Universidad de Medellín. Unos jóvenes estaban acostados cerca de un puente con unos roquets que le iban a disparar al paso de su caravana. El coronel Valdemar Quintero recibió una información de una señora que llamó a denunciar a estos jóvenes y le dijo a mi papá que tenía que salir inmediatamente de la ciudad. Entonces mi papá no pudo pronunciar la conferencia ese día y regresó a Bogotá. Recuerdo que estuvo muy adolorido, muy triste porque recibió muy poca solidaridad frente a ese atentado.

Infobae: ¿Con la falta de solidaridad se refiere a que no le dieron seguridad?

J.M.G.: Me refiero a que muy pocas personas se pronunciaron públicamente o lo llamaron: el presidente Virgilio Barco, el expresidente Julio César Turbay. Pero de resto hubo muy pocos pronunciamientos de líderes de opinión, de personajes de esa época, protagonistas de la política que hubiesen podido hacer unas declaraciones rechazando el atentado. Eso a él le entristeció bastante. Recuerdo que estaba muy afectado por eso, se sentía muy solo y se sentía solitario en esa lucha que enfrentó contra los cárteles del narcotráfico de esa época, en particular del cartel de Medellín con Pablo Escobar.

Foto de archivo sin fecha del ex candidato a la presidencia de Colombia Luis Carlos Galán Sarmiento, asesinado en 1989 cuando estaba de gira electoral. EFE/Archivo
Foto de archivo sin fecha del ex candidato a la presidencia de Colombia Luis Carlos Galán Sarmiento, asesinado en 1989 cuando estaba de gira electoral. EFE/Archivo

Infobae: ¿Su papá llegó a manifestar que tenía miedo de que lo mataran?

J.M.G.: No, él seguramente sí lo pensó y lo conversó con mi mamá pero con nosotros nunca habló de ese tema. Él siempre buscó protegernos y que no nos angustiáramos por la situación de seguridad que sentíamos todos los días: teníamos que ir al colegio con el carro blindado. No podíamos llevar la vida normal que llevaba un joven de colegio que quiere estar con sus amigos, que quiere hacer planes con sus amigos. Eso realmente para nosotros no era posible por el riesgo que se vivía.

Nunca nos habló de la muerte, nunca nos habló de un riesgo inminente para él. Después del atentado de Medellín él sintió que durante un tiempo no iba a ocurrir nada más grave, que iba a ser más difícil para quienes pretendían asesinarlo, pues cumplir ese objetivo. Sin embargo, en el viaje a Venezuela, después del atentado en Medellín, hizo unos pronunciamientos que fueron una especie de mensajes trascendentales en relación a que a los hombres se les puede eliminar, pero las ideas no. En cambio, cuando se elimina a veces a los hombres, se robustecen las ideas. Frases así tuvieron un eco después de su asesinato muy fuerte y muy profundo en relación a lo que él estaba sintiendo en ese momento.

Infobae: ¿Usted cree que eso fue como una premonición de parte de él?

J.M.G.: Pues pudo ser. Él dijo en Venezuela que si el narcotráfico lo asesinaba la reacción de la gente en Colombia que lo seguía, que lo acompañaba, que quería votar por él, pues iba a ser muy fuerte y eso no les convenía a los mismos narcotraficantes. Eso para él era como una especie de protección que él sentía, pero claramente todos los acontecimientos se aceleraron mucho desde el punto de vista político. (...) Se dieron cuenta quienes estuvieron detrás de su asesinato que ya no lo podían parar políticamente, que tenían que pararlo físicamente.

Infobae: Luego de 33 años del asesinato de Luis Garlos Galán, y tras varias teorías, ¿ya sabe quién o quiénes ordenaron matar a su papá?

J.M.G.: Tenemos información absolutamente cierta sobre el complot que estuvo detrás de su asesinato. Ese complot tiene cuatro grandes componentes:

El primer componente es el narcotráfico: a través de los años hemos descubierto que no solamente estuvo detrás el cartel de Medellín, Pablo Escobar, Gonzalo Rodríguez Gacha, los hermanos Ochoa Vásquez y todos los que son parte del Cartel de Medellín en ese momento, sino que también estuvo detrás el cartel de Cali, con una especie de estrategia indirecta que sabía que cualquier acto violento, asesinato o bomba que explotaba en Colombia, siempre la culpa era ligada automáticamente al cartel de Medellín y a Pablo Escobar, y quien se encargaba de culpabilizarlos era el general Miguel Maza Márquez. El cartel de Cali facilitó y se hizo presente el asesinato de Luis Carlos Galán, precisamente para que toda la culpa le fuera ligada a su archienemigo en ese momento que era Pablo Escobar y el Cartel de Medellín.

Pablo Escobar
Pablo Escobar

El segundo componente del complot, los paramilitares: del grupo de Henrry Pérez en Puerto Boyacá y en el Magdalena Medio, que fueron entrenados por Jaime Clay, que fue traído por el DAS y fueron financiados por los ganaderos de la zona como Gonzalo Rodríguez Gacha, que manejaba y controlaba ese territorio. También con la complicidad del Batallón de Puerto Boyacá, donde se realizaron varios de sus entrenamientos por los mercenarios extranjeros que entrenaron a Rueda Rocha y Rueda Silva, autores materiales del crimen de mi papá y también autores materiales del crimen de Teófilo Forero. Por eso, el exterminio de la Unión Patriótica y el exterminio del Nuevo Liberalismo están íntimamente conectados porque fueron los mismos perpetradores paramilitares de los grupos de resistencia.

Imagen de archivo de la fachada del DAS. Funcionaria del extinto DAS ahora lidera investigación contra sus antiguos jefes. (Colprensa)
Imagen de archivo de la fachada del DAS. Funcionaria del extinto DAS ahora lidera investigación contra sus antiguos jefes. (Colprensa)

El tercer componente del complot es la participación de políticos: ya hay un político condenado por la Corte Suprema de Justicia, que fue Alberto Santofimio Otero, quien estaba en la nómina, no solamente del cartel de Medellín como asesor, sino al tiempo fungía como asesor del Cartel de Cali. Fue condenado por el proceso 8000, pero además fue condenado por el crimen de mi padre Luis Carlos Galán. Siempre estuvo al servicio de la mafia, de los narcotraficantes, intentando hundir la extradición que era el propósito número uno del narcotráfico en la década de los 80.

*En este aparte, Juan Manuel Galán también mencionó a otros políticos presuntamente involucrados como Hernando Durán Duzán, Silverio Villareal y César Pérez García.

El cuarto componente están los organismos de seguridad del Estado: el general Maza Márquez está condenado como coautor de homicidio con fines terroristas, delito de lesa humanidad. El coronel González, que era su segundo al mando del DAS y también el capitán Montilla, comandante de la Policía en Soacha. Están a punto de ser llamados a juicio los generales de la Policía, Peláez Carmona, que era el director de la Dijín en esa época y que fue quien ordenó el operativo donde capturaron a Alberto Júbiz Hazbún y a un grupo de personas inocentes que pasaron cuatro años en la cárcel sin tener nada que ver con el asesinato de mi padre. Fue un falso positivo judicial realmente monstruoso.

La Casa de Nariño, también llamada Palacio de Nariño. (Colprensa-Alvaro Tavera).
La Casa de Nariño, también llamada Palacio de Nariño. (Colprensa-Alvaro Tavera).

Está el general Argimiro Serna, que era el subcomandante de la Policía de Cundinamarca en ese momento, que fue la persona que dio la orden de retirar de Soacha un escuadrón antiguerrilla que iba a prestarle seguridad a mi padre esa noche del atentado en Soacha y que, según dicen los testimonios, celebró con cajas de plata y con vino el asesinato de mi padre. También, el general Gómez Padilla, exdirector de la Policía, quien presentó ante el Congreso de la República un informe elaborado por la Policía totalmente falso sobre el operativo de seguridad que la Policía le prestó a mi padre esa noche en Soacha.

Hay otros generales de la Policía que han sido vinculados como Octavio Vargas Silva, que estaba al servicio del cartel de Cali. Son alrededor de seis generales de la Policía vinculados al proceso y en el Ejército, el teniente Carlos Humberto Flores Franco fue la persona que le extendió el carné de inteligencia militar a los paramilitares Rueda Rocha, Rueda Silva y todo ese grupo que se movilizaron esa noche sin que fueran detectados porque pasaron desapercibidos gracias a esos carnés. Ese teniente Carlos Alberto Flórez Franco también escondió a los verdaderos asesinos en su casa, en el barrio Galerías durante varias semanas, mientras pasaban los operativos y capturaban turistas. Y a todo este grupo de personas inocentes que no tenían nada que ver con el asesinato de mi padre.

Así es el nuevo código QR que porta el uniforma de la Policía Nacional de Colombia. Foto: PONAL
Así es el nuevo código QR que porta el uniforma de la Policía Nacional de Colombia. Foto: PONAL

Infobae: Increíble todos los involucrados. Ahora, ¿usted y su familia han logrado perdonar a todas las personas que me acaba de mencionar?

J.M.G.: El perdón tiene un camino. No es un punto de partida, sino un punto de llegada y el camino al perdón es la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición. (...) Pero perdonar como un hecho unilateral, sin ningún tipo de justicia, de verdad, de reparación, es un acto que pierde valor y que pierde significado.

Juan Manuel Galán
Juan Manuel Galán

Infobae: Usted fue senador, después precandidato a la presidencia, ¿no le dio temor meterse a la política luego del caso de su papá?

J.M.G.: Yo decidí hacer política por el asesinato de mi papá. Realmente si a mi papá no lo hubieran asesinado, muy probablemente yo me habría dedicado a otra labor. El impulso más importante que yo recibí en la vida para dedicarme a la política fue el asesinato de mi papá. Porque su frase “a los hombres se les puede eliminar, pero las ideas no”, y luchar por sus ideas, luchar por sus principios, luchar por la nueva manera de hacer política que él quiso desarrollar en Colombia para mí fue un compromiso de vida y decidí dedicar mi vida para trabajar por esas ideas que él le dejo como herencia a todo el pueblo colombiano.

Infobae: Juan Manuel, ¿cuál es la responsabilidad de tener el apellido Galán?

J.M.G.: La responsabilidad es muy grande porque implica una serie de valores y una serie de principios que hemos defendido en la política. Rechazar la compra de votos, rechazando el clientelismo y buscando también atender a la población más vulnerable, buscando enfrentar la injusticia. A lo largo de 40 años, desde que mi papá empezó el camino con el Nuevo Liberalismo, hemos tenido, no solamente derrotas electorales, sino derrotas y dificultades como su asesinato, que fue un golpe brutal para el país y para nosotros como familia. Nosotros resistimos en este camino de coherencia, en ese camino de no claudicar, no renunciar a defender esos valores y esos principios en la política colombiana.

Luis Carlos Galán
Luis Carlos Galán

Infobae: ¿Cree que con la llegada de Gustavo Petro a la presidencia disminuirá la muerte de líderes políticos de los llamados anti establecimiento, como en el caso de su papá y de los que hemos hablado en esta entrevista?

J.M.G.: Lo importante es que pueda sacar adelante las transformaciones con las que se ha comprometido, que son transformaciones muy profundas que el pueblo colombiano está esperando desde hace muchas décadas, porque claramente el sistema, el régimen político que nos ha gobernado hasta hace muy poco era inviable y estaba perpetuando injusticias, desigualdades, desequilibrios y privilegios por parte de un sector de la población.

Son muchos desafíos, muchos retos, muchas transformaciones, grandes expectativas que tiene la población y que esperamos que el gobierno las logre sacar adelante para que cese la violencia, pero que cese las causas de esa violencia. No solamente repetir esa política de sometimiento a la justicia, que ahora se llama acogimiento a la justicia por parte del Clan del Golfo y esos grupos narcotraficantes, sino realmente ir al fondo de las causas de la violencia, como es, por ejemplo, formular una nueva política de drogas que abandone el prohibicionismo, que es la madre de los problemas que vivimos en relación con el narcotráfico, especialmente de la cocaína en nuestro país.

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