La OSCE mantiene su presión a Rusia por el ataque a Ucrania y sortea su crisis interna

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Skopje, 1 dic (EFE).- La OSCE, el organismo de seguridad más grande del mundo, terminó el año 2023 como terminó el 2022 y como empezará el 2024, con duras críticas a Rusia por su invasión de Ucrania, y también con un acuerdo que sorteó la crisis provocada por el veto ruso a varias decisiones que comprometían su futuro.

"Tenemos que centrarnos en terminar la guerra y el conflicto. La guerra de agresión de Rusia contra Ucrania tiene que parar", declaró Ian Borg, ministro de Exteriores de Malta, país que asume a partir del próximo 1 de enero la presidencia rotatoria de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).

La denuncia de la "brutalidad" y la "ilegalidad" del ataque que Rusia lanzó en febrero de 2022 contra Ucrania (los dos miembros de la OSCE) ha sido el mensaje más repetido entre los 57 países de América del Norte, Europa y Asia que forman la OSCE.

La condena a Rusia y el apoyo a Ucrania ha sido también el mensaje lanzado hoy, al clausurarse en Skopje el Consejo Ministerial de la Organización, por Bujar Osmani, ministro de Exteriores de Macedonia del Norte, que ocupa este año la presidencia rotatoria.

"La Organización tiene que continuar su trabajo. Ucrania necesitará a la OSCE incluso más cuando comience la reconstrucción", dijo.

El protagonismo, querido o no, de este Consejo se lo ha llevado el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, que ha acudido a la reunión.

Lavrov tuvo que escuchar en persona la sucesión de acusaciones y sufrido el desplante de que los representantes de Moldavia y Ucrania abandonaran ayer la sala cuando tomó la palabra, así como los de siete miembros de la UE y de la OTAN: Croacia, República Checa, Polonia, Rumanía, Estonia, Lituania y Letonia.

Antes de eso, los tres báltico y Polonia habían decidido no mandar a Skopje a sus ministros de Exteriores en protesta por la presencia del responsable ruso.

El secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, y el responsable de la política exterior de la UE, Josep Borrell, participaron el miércoles, víspera de la apertura de la cumbre, en una cena que sirvió para mostrar el apoyo de la OSCE a Ucrania, y a la que Lavrov no estaba invitado.

Borrell y Blinken no estuvieron ayer en la inauguración del Consejo, algo que sirvió a Lavrov para acusarlos de "cobardía" por evitar tener con él "una conversación honesta sobre los hechos".

Lavrov se reunió en Skopje sólo con los ministros de Exteriores de Hungría y Austria, países de la UE, y de Armenia y Kazajistán.

El ministro ruso no participó en el Consejo del año pasado porque Polonia, que ostentaba entonces la presidencia de la OSCE, le negó la entrada en su territorio, algo que el ministro criticó hoy.

En una multitudinaria rueda de prensa hoy, Lavrov acusó a Occidente de la crisis que sufre la OSCE.

"Somos testigos de la degradación total de todo lo que se creó en las tres dimensiones de la seguridad: político-militar, económico, humanitario y de derechos humanos. Estamos convencidos de que nuestros colegas occidentales no han aprendido ninguna lección de su fallida línea de destrucción de la OSCE", acusó.

Los 57 miembros de la OSCE lograron hoy sortear la crisis abierta por el veto ruso a que Estonia, una ex república soviética, asumiera en 2024 la presidencia de la OSCE forzando a una candidatura de emergencia de Malta que fue ratificada hoy.

Además, Rusia venía bloqueando la renovación en bloque de los contratos de la secretaria general de la Organización, la alemana Helga Schmid, y tres altos cargos más, cuyo mandato de tres años expiraba este domingo.

Finalmente, se llegó al acuerdo de extender sus mandatos por nueve meses, frente a los doce que pretendían los países de la Unión Europea.

Esas soluciones de compromiso permiten que la OSCE siga funcionando con normalidad y manteniendo sus misiones de vigilancia de la paz, protección de la libertad de prensa, defensa de los derechos humanos y monitoreo de elecciones, por ejemplo.

"Al principio nadie creía que tendríamos un acuerdo sobre la presidencia y menos sobre los cuatro puestos. Con un consenso, nadie ha ganado", señaló a EFE una fuente diplomática occidental en relación a si Rusia ha logrado imponer su criterio.

"Creo que es un buen resultado para todos nosotros", coincidió el embajador de EEUU ante la OSCE, Michael Carpenter.

"Lo importante es que mantengamos la organización en funcionamiento porque hace un gran trabajo", dijo.

Y todo, pese a que desde 2021 la OSCE no puede aprobar su presupuesto anual debido al veto ruso.

"La OSCE sigue funcionando a pesar de la falta de presupuesto, pero necesitamos un acuerdo urgente sobre el presupuesto", advirtió Schmid.

Antonio Sánchez Solís