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Se está ampliando el apoyo en el Congreso de los Estados Unidos sobre el proyecto de ley bipartidista que bloqueará el financiamiento de Hezbollah y limitará el acceso del grupo a un apoyo logístico.
La iniciativa, presentada hace unos días por la senadora demócrata Jeanne Shaheen y el senador republicano Marco Rubio, solicita al presidente de Barack Obama que envíe una lista con los financistas y colaboradores de la milicia chiíta para proceder a la aplicación de sanciones. Y hace hincapié en la necesidad de que el resto de las naciones también tomen medidas contra el grupo terrorista libanés.
El proyecto logró rápidamente 280 copatrocinadores, una cifra que se duplicó con creces en cuestión de semanas y es muy superior al 218 necesarios para una mayoría en la Cámara de Representantes y 36 en el Senado, según informó el diario Jerusalem Post.
El artículo periodístico señala que gran parte del aumento de partidarios llegó tras una misión de promoción al Congreso realizada el 30 de abril por parte de NORPAC, un comité de acción política pro Israel.
La medida insta a sancionar las instituciones financieras –incluidos bancos centrales– que se hayan visto involucradas en las actividades ilícitas de Hezbollah, ya sea porque permitieron el lavado de dinero o porque facilitaron la provisión de recursos para el canal de propaganda de los terroristas, Al-Manar TV, entre otros.
Expertos señalan que ninguna de las iniciativas hacen referencia a las actividades políticas de Hezbollah, sino que se concentran en las actividades de blanqueo de dinero, las operaciones de logística, así como de las armas o las actividades de tráfico de drogas.
Fuentes del Congreso añadieron que la legislación también busca terminar con el respaldo de Irán al grupo terrorista. Ante las acusaciones de Occidente, que califica a la organización de extremista, Hezbollah durante décadas ha insistido en que es un grupo libanés que busca promover los intereses de su país.
Hezbollah ha extendido sus operaciones hasta América Latina, donde colabora con el narcotráfico y con redes terroristas. Distintos reportes indican que ha penetrado, en mayor o menor grado, en Venezuela, México, Brasil y Argentina.