La Justicia ordenó el desalojo del Hotel Bauen, símbolo del 2001

Los trabajadores recuperaron el edificio cuando la empresa quebró durante el estallido social. Desde 2003 funciona como cooperativa autogestionada

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 Télam 162
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En plena crisis del 2001, muchas empresas debieron cerrar sus puertas por la recesión económica. Alarmados por el aumento exorbitante del desempleo y los recortes salariales, los trabajadores respondieron a la emergencia, con ocupaciones y tomas de los establecimientos. Algunos de ellos fueron recuperados y volvieron al trabajo de hecho, por voluntad de los empleados.

Ese fue el caso del emblemático Hotel Bauen, que desde 2003 funciona como cooperativa de trabajadores. Recientemente, el derrotero sumó un nuevo capítulo. La jueza nacional de primera instancia en lo Comercial, Paula María Hualde, ordenó que el establecimiento sea desalojado durante los próximos 30 días y restituido al propietario original, la empresa Mercoteles S.A.

"Hace tiempo que el Bauen tendría que haber sido expropiado por el Estado o dejarnos seguir ", afirmó al diario Clarín Marcelo Ruarte, uno de los integrantes de la cooperativa. Piden una ley que normalice la condición legal del inmueble, como ocurrió por ejemplo con otra empresa autogestionada, la ex Zanon, hoy denominada FaSinPat.

Una larga disputa

No es la primera vez que los trabajadores reciben este tipo de intimaciones judiciales. En 2005, la Justicia reconoció el derecho de los trabajadores a mantenerse dentro del hotel, aunque no les permitía funcionar como una empresa. Rápidamente, las entradas fueron selladas con cinta oficial, pero de inmediato las retiraron los empleados y continuaron con la gestión.

En 2006, la jueza Carla Cavaliere suspendió la orden de clausura. Pero un nuevo revés judicial asomó en junio de 2007, con la emisión de una nueva orden de desalojo. La respuesta no se hizo esperar, con campañas y apoyos de organizaciones partidarias, sociales, y de izquierda para impedirlo.

El edificio fue construido por el empresario Marcelo Iurcovich, a partir de los créditos oficiales que otorgaba el gobierno militar en 1978 para ampliar la capacidad hotelera y poder albergar a los turistas que llegaron al país para presenciar el Mundial de fútbol.

En 1997, Iurcovich acordó con el grupo chileno Solari para desprenderse del hotel en u$s17 millones. Años después, la empresa quebró y transfirió el hotel a Mercoteles.

El hotel Bauen cuenta con 222 habitaciones, ocho salones para reuniones y un teatro de 400 butacas. Desde su recuperación, el edificio se convirtió en sede de actividades políticas y culturales, principalmente organizadas por agrupaciones de izquierda.