Más de 500 migrantes saltan la valla en Melilla en la mayor entrada desde 2005

La crisis migratoria vuelve a golpear con una masiva llegada de indocumentados provenientes de África subsahariana. España, desbordada, insiste en el pedido de ayuda a Europa

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 Reuters 163
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Medio millar de subsaharianos lograron entrar el martes en el enclave español de Melilla, saltando la valla fronteriza con Marruecos, en el asalto más importante desde 2005 a esta ciudad desbordada por la presión migratoria.

Aprovechando una espesa niebla, numerosos grupos que sumaban alrededor de mil personas descendieron, por la noche, las laderas del monte Gurugú, en territorio marroquí, donde los inmigrantes procedentes de África subsahariana arman sus campamentos, algunos tras haber viajado durante varios meses, esperando su oportunidad para entrar en España.

El asalto se inició poco antes de las 07:00 GMT, cuando los inmigrantes se lanzaron sobre la triple valla fronteriza de siete metros de alto y once kilómetros de largo que forma un semicírculo alrededor de la ciudad mediterránea de Melilla, al norte de Marruecos.

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"Unos 500 subsaharianos han logrado entrar" en el enclave, indicó el delegado del gobierno Abdelmalik El Barkani en una rueda de prensa. Se trata del grupo más numeroso desde 2005, época en la que se produjo una oleada de llegadas masivas de inmigrantes a suelo español. En lo que va del 2014, ya ingresó el triple de subsaharianos que en todo 2013.

"Ha sido un salto violento", agregó el delegado, especialmente en el lado marroquí, donde los inmigrantes "han lanzado piedras, palos y otros objetos a las fuerzas ahí desplegadas".

Numerosos asaltantes resultaron heridos con "cortes y magulladuras", señaló Barkani, y 29 de ellos recibieron atención médica de los servicios de emergencia españoles.

Por su parte, las autoridades marroquíes informaron de la detención de unos 250 inmigrantes y de una treintena de heridos, 28 subsaharianos y 5 policías.

Melilla y Ceuta son los dos enclaves españoles al norte de Marruecos y ambos están sometidos, desde principios de 2014, a un resurgimiento de la presión migratoria. Las dos ciudades constituyen la única frontera terrestre entre África y Europa, lo que sitúa a España como uno de los países comunitarios más afectados por la inmigración ilegal.

En Ceuta, un intento de entrada masivo se convirtió en tragedia el 6 de febrero, cuando al menos 15 inmigrantes murieron ahogados al intentar alcanzar esta ciudad por la orilla.

El gobierno español recibió duras críticas por la respuesta de las fuerzas del orden, acusadas de disparar pelotas de goma contra los inmigrantes. A raíz de esta polémica, la Guardia Civil recibió la prohibición de utilizar este armamento para detener los cada vez más frecuentes asaltos contra estas dos ciudades.

Melilla, desbordada

Debido a la llegada de centenares de inmigrantes en las últimas semanas, el centro de acogida del gobierno español en Melilla se encuentra saturado: este martes, tras el último asalto, albergaba ya a 1.800 personas, lo que casi cuadruplica su capacidad de 480 plazas.

Para responder a esta urgencia, se han instalado varias tiendas del ejército y otras están en proceso de montaje.

"Todavía hay un gran número de inmigrantes que están pendientes de dar el salto"

"Todavía hay un gran número de inmigrantes que están pendientes de dar el salto y por las informaciones que manejamos también se están acercando" a la ciudad, advirtió Barkani.

Según la estimación del gobierno español, 80.000 subsaharianos esperan poder entrar en Ceuta o Melilla.

"Hay 40.000 personas en Marruecos que ilegalmente están esperando para pasar a España y 40.000 más en la frontera de Mauritania con Marruecos", dijo el 4 de marzo el ministro del Interior español, Jorge Fernández Díaz.

Tras los asaltos de las últimas semanas y la polémica invasión en Ceuta, España no deja de reclamar más ayuda a sus compañeros europeos para luchar contra la inmigración clandestina.

El martes,

Fernández Díaz anunció el envío de refuerzos policiales a Melilla

. Además, la valla fronteriza, un dispositivo ya muy sofisticado equipado con cámaras ultrasensibles, debe ser mejorado en las próximas semanas con la instalación de nuevos puestos de vigía y de una alambrada anti escalada mucho más tupida.