La matanza con armas químicas en Siria que hizo actuar a la OPAQ

El 21 de agosto, 1.429 civiles fueron asesinados con gas sarín. Entre ellos, había más de 300 niños. El hecho motivó la campaña para destruir el arsenal de Al Assad, que le valió el Nobel de la Paz a la organización

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 AFP PHOTO / HO / SHAAM NEWS NETWORK 163
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Agosto: cientos de niños mueren por un ataque con armas químicas AFP 163
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Restos de personas fallecidas durante los <b>ataques químicos en Damasco</b> Reuters 163
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Un hombre muere en el hospital producto de los gases tóxicos que arrojó la dictadura Reuters 163
Un hombre muere en el hospital producto de los gases tóxicos que arrojó la dictadura Reuters 163

Primero fueron los grupos opositores al régimen de Bashar al Assad los que denunciaron un ataque con "ojivas cargadas de gas venenoso" cerca de la capital, Damasco, con decenas de personas muertas como resultado.

El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, afincado en Gran Bretaña, describió un cañoneo intenso contra los suburbios orientales de Zamalka, Arbin y Ein Tarma.

Poco después, George Sabra, representante de la opositora Coalición Nacional Siria en Estambul, afirmó que las víctimas había sido más de 1.300.

En esos momentos, empezaron a difundirse por todo el mundo las primeras aterradoras evidencias del ataque: las imágenes que mostraban centenares de cuerpos de adultos, niños y hasta bebés, echados en el suelo con la boca y los ojos abiertos, completamente pálidos, pero sin una gota de sangre ni heridas visibles.

"Llegaron con las pupilas dilatadas, las extremidades frías y espuma en la boca. Los doctores dijeron que son síntomas típicos de víctimas de gas nervioso", dijo entonces Bayan Baker, una enfermera de la Douma Emergency Collection.

El gobierno sirio rápidamente negó los reportes sobre un ataque con armas químicas, y aseguró que carecían de fundamento. "Son un intento por evitar que la comisión de la ONU lleve a cabo su misión", reportaba la agencia de noticias estatal SANA.

Pero cada día que pasaba, las evidencias eran más contundentes. Hasta que el pasado 16 de septiembre, menos de un mes del atentado, la ONU confirmó lo ocurrido. "Los resultados son contundentes e irrefutables. Los hechos hablan por sí mismos", afirmó su secretario general, Ban Ki-moon.

Entonces se difundió ante el Consejo de Seguridad el informe de los inspectores en Damasco sobre el ataque químico perpetrado el 21 de agosto. Se trató del "uso confirmado más significativo" de armas químicas contra una población civil desde el llevado adelante por el ex dictador iraquí Saddam Hussein en la ciudad iraní Halabja en 1988, durante la guerra Irán-Irak.

"Esto es un crimen de guerra y una grave violación del Protocolo de 1925 y otras normas de derecho internacional consuetudinario. Confío en que todos puedan unirse a mí en la condena de este crimen despreciable", sostuvo.

Y agregó: "La comunidad internacional tiene la obligación de que los autores asuman la responsabilidad y aseguren que las armas químicas nunca vuelven a emerger como un instrumento de guerra".


La intervención de la OPAQ

Pocas horas después de confirmado el ataque, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, envió un duro mensaje hacia la comunidad internacional en el que advertía que Al Assad había cruzado una "línea roja" y que evaluaba intervenir militarmente.

Pero cuando la guerra parecía inminente, un acuerdo de último momento entre su Gobierno y el de Rusia, presidido por Vladimir Putin, permitió desactivar, al menos momentáneamente, el conflicto. El garante de ese pacto era y sigue siendo la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ).

Los Estados Unidos se abstenían transitoriamente de intervenir en Siria a cambio de que el régimen de Al Assad permitiera a los valientes investigadores de la organización ir al país, registrar todo el armamento químico existente y destruirlo.

Luego de que el Gobierno presentara un inventario con su arsenal, y después de varias misiones de inspección, la OPAQ informó el pasado domingo 6 de octubre el inicio de la destrucción del arsenal.

Se trata del primer paso de una misión extremadamente difícil y riesgosa, que por la gravedad de la crisis requiere utilizar "métodos expeditivos", como "destruir algunas cosas con una maza"; "pasar un tanque por encima" o "utilizar explosivos", lo que compromete la integridad física de los inspectores.

Por esa denodada tarea humanitaria, y

por todos los esfuerzos que viene realizando desde hace muchos años

para evitar la proliferación de armas químicas, este viernes 11 de octubre,

la OPAQ fue condecorada con el Premio Nobel de la Paz

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