Un colchón blanco recubre los adoquines. Filas de pies invisibles dejaron su trazo. Los autos desaparecieron bajo una capa de nieve. Los copos no cesan de caer. Las calles están desiertas, los faroles tiñen la noche con luces cálidas; pequeñas estrellas que rompen las sombras invernales. Familias enteras se reúnen, amontonados alrededor de una mesa y bajo la protección de estufas eléctricas y leños que no paran de arder. Rojo, verde, dorado y blanco: los colores de la Navidad.
Kilómetros más abajo, los pueblos del hemisferio sur conocen unas fiestas bastante diferentes a las que ven en el cine o en la televisión. No hay sweaters, no hay nieve, no hay chocolate caliente. Los aires acondicionados están al máximo, el calor sofoca, y la gente se pregunta por qué decidió preparar un lechón en una noche tan agobiante. Vestidos blancos sin mangas, vitel toné y una noche estrellada, sin nubes ni copos de nieve. Árboles de navidad coloridos, guirnaldas y luces titilantes.
Por unas horas, por un pequeño instante, el mundo se olvida del caos que lo devora. Se sumerge en un universo que desaparecerá en un suspiro, una burbuja que explotará luego del repiqueteo de las copas. Cada familia, pueblo, comunidad y país tiene sus tradiciones, tan diversa la una de la otra. Pero hay puntos de encuentro, situaciones que los une. Y, alrededor del planeta, hay ciertos lugares que festejan la Navidad como si no existiera un mañana.
Tokio, Japón
En Japón, la Navidad se celebra ampliamente desde tan sólo unas décadas. No se ve todavía como una celebración religiosa sino como una época para diseminar alegría y crear momentos únicos, y varias de sus tradiciones son importadas desde los Estados Unidos, como intercambiar tarjetas de Navidad, y, obviamente, regalos. La Nochebuena es considerada como un día romántico, similar al Día de San valentín, por lo que las parejas pasan horas juntos, dan paseos y comen en restaurantes.
El 25 no es feriado, por lo que las escuelas y las empresas permanecen abiertas. Eso no impide que festejen a lo grande, con juegos, bailes, tortas y decoraciones festivas. Si uno tiene la gran suerte de encontrarse en Tokio durante esta época, no hay que perderse uno de los shows de luces más impresionantes del planeta: el "Canyon D'Azur" Illumination en el barrio financiero de Shiodome. Cada espectáculo dura 20 minutos y sus más de 250 mil luces LED están prácticamente hechas para pavonearse por Instagram.
Mar Azul, Argentina
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Por primera vez, Mar Azul, en la provincia de Buenos Aires, organiza "El árbol de todos. Navidad en Mar Azul", un evento que se realizó el 23 de diciembre en el centro del pueblo. Tanto lugareños como turistas participaron en el armado del árbol navideño, con diversos materiales para armar adornos y escribir un deseo en cada uno de ellos, con el fin de colgarlos en el árbol.
La convocatoria buscó que los que eligieron pasar la Navidad en este lugar compartan el armado del árbol y de esa manera haya un acercamiento y que se viva el espíritu navideño entre todos, para que sea un momento de unión y alegría. Además, tocó la orquesta municipal de Villa Gesell y un artista plástico local plasmó todo lo que sucedió en un mural.
Copenhague, Dinamarca
Dinamarca ama la Navidad. Fiestas de Navidad se realizan a lo largo y ancho del país desde el 1 de noviembre hasta el 24 de diciembre. Durante la Nochebuena, la gente suele ir a la iglesia. La cena navideña se come entre las 18 y las 20. También es muy común darle un gusto a las mascotas en este día. Los niños festejan la llegada del 'Julemanden', una figura muy parecida a Papá Noel que vive en Groenlandia.
Los Jardines de Tívoli son una de las grandes atracciones de la ciudad de Copenhague. Y en la época de fiestas, este espacio se transforma para celebrar Navidad como ningún otro lugar en el planeta. Construido en 1843, pasear por estos jardines se ha convertido en una tradición navideña con todas las letras, y sus iluminaciones festivas son todo un espectáculo.
Bariloche, Argentina
La tierra de la cerveza artesanal, los exquisitos chocolates en todas sus variedades, dulces regionales, ahumados de ciervo, jabalí, trucha, y salmón es uno de los destinos argentinos que más sabe recibir la Navidad. Los cerros Catedral, Otto y Tronador presiden un paisaje mágico que se tiñe de colores durante las fiestas.
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Bariloche sin dudas lo tiene todo para que todos los integrantes de la familia, ya sean locales como visitantes, disfruten al máximo de las fiestas. Una tradicional cena navideña con degustación de cerveza artesanal, gastronomía de primera línea y chocolate caliente después de la comida, buena música y calidez navideña para recibir a Papá Noel con todo.
París, Francia
Alrededor de Francia, los mercados navideños son una tradición muy especial. El Mercado de Navidad de Estrasburgo se autodenomina como la "capital mundial de la Navidad". Y no es un título demasiado ostentoso si se tiene en cuenta la maravillosa alegría y el contagioso espíritu navideño que se respira aquí. Los vendedores se ubican en encantadores chalets de madera, y se ofrecen conciertos gratuitos todas las noches. Una pista de patinaje y el famoso "arbolito azul" completan un paseo que parece salido de un cuento de hadas.
Pero es en París donde las fiestas se viven a pleno. Las vidrieras de galerías como Printemps crean decoraciones famosas en todo el mundo, y quedarse atrapado en el eterno embotellamiento de Champs-Elysées es menos estresante gracias a su tradicional decoración navideña. Los 200 árboles que se ubican a lo largo de la célebre avenida son iluminados con miles de luces LED que cambian de color de blanco a violeta y rojo en el curso de una noche. Un espectáculo visual imperdible.
Londres, Reino Unido
Londres sabe festejar como ningún otra capital europea. Somerset House se convierte en una maravilla que parece salida de un cuento de hadas durante los meses más fríos del año. Su árbol de navidad gigante con una impecable decoración y pista de patinaje sobre hielo son tan sólo algunos de los atractivos para visitar en Londres durante la temporada navideña.
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Desde una vuelta al mundo gigante, hasta un circo o una pista de patinaje sobre hielo, la Winter Wonderland del célebre Hyde Park londinense es una visita que vale la pena. Este mercado ofrece todo lo que uno puede esperarse de una feria navideña idílica. No hay que perderse el Magical Ice Kingdom, un bosque de fantasía con unicornios, hadas y castillos hechos de hielo y nieve.
Ushuaia, Argentina
Pasar Navidad y Año Nuevo en el fin del mundo es quizás uno de los mejores planes en el país. Ushuaia, la ciudad más austral del planeta, está rodeada por los montes Martial, Olivia y Cinco Hermanos. La capital de Tierra del Fuego es uno de los destinos de la Argentina más visitados por turistas extranjeros, que arriban a este magnífico destino para disfrutar de sus impactantes paisajes.
A orillas del canal de Beagle, Ushuaia es uno de los destinos más visitados del Sur por excelencia. Las actividades para realizarse son infinitas, desde navegaciones por el canal, trekking por el glaciar Martial, un paseo en el Tren del Fin del Mundo, hasta sobrevuelos por la ciudad en helicóptero. En las noches de fiesta, los bares y restaurantes se tiñen de colores y ofrecen eventos y shows especiales.
Rockefeller Center, Nueva York, Estados Unidos
La Gran Manzana es una de las que más sabe festejar la Navidad, y el clásico árbol de Navidad del icónico Rockefeller Center es un must para todo fanático de las decoraciones festivas. Más de 45 mil lucecitas cubren sus casi 25 metros de altura. El primer árbol fue prendido en 1933 y, en la actualidad, medio millón de personas atraviesa este sitio a diario para verlo en persona.
Un paseo por el Winter Village que se instala año tras año en el Bryant Park de Nueva York es esencial. Este mercado al aire libre se inaugura todos los años durante el mes de octubre, en anticipación de las festividades. Artesanos crean piezas únicas, desde joyas hasta comidas gourmet de todo tipo. No hay que perderse la experiencia de patinar sobre hielo en la magnífica pista.
Jujuy, Argentina
Jujuy tiene mucho que ofrecer. Su maravillosa geografía no da descanso y atrae a todos los sentidos, gracias a joyas naturales como las Salinas Grandes, una de las mayores depresiones de la provincia, el Pucará de Tilcara o el Cerro de los Siete Colores aparece en Purmamarca. Sin dudas es una parada obligada para todos los viajeros, y sus tradiciones navideñas no se quedan atrás.
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Esta provincia celebra como nadie la Navidad con un espíritu festivo y tradicional. Destacan celebraciones como la Puna Jujeña, que se festeja con cantos y danzas típicas. Desde principios de diciembre además se desarrollan diferentes actividades, y brotan pesebres y representaciones por todos lados.
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