La sorpresiva muerte de Jorge Dorio impactó al mundo del periodismo y a la comunicación de los últimos 40 años. Su estilo y su imagen nunca pasaron desapercibidos y fue una figura clave para ayudar a desacartonar un medio que vivía una de las transformaciones más importantes de su época. Verborrágico, ácido, observador, curioso, dejó su sello en algunos de los programas más destacados y polémicos de los últimos tiempos.
Su ideología lo acercó a la conducción de 6,7,8, donde se convirtió en una de las caras visibles del ciclo. El gran público lo había conocido en Gran Hermano, el reality que revolucionó la televisión argentina en los primeros años del siglo XXI. Con su verba indomable, y sus modos en apariencia poco televisivos, se reveló como un gran espadachín en un terreno a priori hostil para alguien que venía de la academia. Y en este sentido lo recordó Gastón Trezeguet, participante de la primera edición y actual panelista. “Jorge Dorio a mi entender uno de los mejores panelistas que tuvo Gran Hermano”, sentenció al enterarse de su muerte.
Claro que Dorio no era ningún novato en la materia y por entonces tenía sobre sus espaldas la participación en dos de los programas más importantes de la década del ‘80. Uno bien popular, Badía y Compañía, en el que se destacaba por su avidez periodística en un panel de lujo que integraban Mario Mactas, Pepe Eliaschev, Luisa Valmaggia, Silvia Fernández Barrio, Víctor Sueyro y Alan Pauls, entre otros, algunos de los nombres que formaron parte del staff periodístico que apuntalaba a Juan Alberto como maestro de ceremonia.
Entre ese equipo entrañable de los sábados a la tarde, un joven periodista deportivo daba sus primeros pasos en televisión. Marcelo Tinelli se formó en esa escuela y siempre tuvo a Badía como maestro referente y a ese programa como escuela de vida. Y al conocer la noticia de la muerte de su excompañero, lo recordó con una imagen y un sentido texto en su cuenta de Instagram.
“Hasta siempre querido Jorgito Dorio. Estarás siempre presente en mi corazón”, escribió el de Bolivar, precisamente con el emoji de un corazón roto. Y viajó directamente a aquellas tardes de Canal 13. “Todavía recuerdo nuestras hermosas charlas en Badía y Cía junto al capo máximo de Juan Alberto. Mi abrazo fuerte a toda tu familia”.
El otro registro televisivo inolvidable de Dorio es El monitor argentino, el ciclo que ideó con Martín Caparrós y que quedó guardado en el imaginario colectivo de la época. En ese obituario urgente que se convirtieron las redes, el programa fue la referencia primaria en la catarata de mensajes, recordándolo como una escuela de pensamiento y de asumir riesgos, con un lenguaje y una agenda que estaba cambiando a pasos agigantados en la televisión.
“Acabo de enterarme de que se murió Jorge Dorio, amigo del alma. Llevábamos 25 años sin vernos, pero los que pasamos juntos fueron los más intensos de mi vida profesional. Aprendí mucho de él. Y lo quise mucho, mucho”, escribió Caparrós en su cuenta de X, ex Twitter.
Junto al emotivo texto, compartió un video de un fragmento del programa. Dorio con su eterna bufanda en un escritorio sin demasiadas pretensiones. De fondo, un amplio cuadro de Inodoro Pereyra y su perro Mendieta, la creación de Roberto Fontanarrosa. Reflexiones entre el delirio y la profundidad que marcaron a una generación y regalaron a la videoteca momentos inolvidables como la entrevista a Charly García. Luego siguieron su aventura en la dirección de la revista Babel y la vida los llevó por distintos caminos, hasta que la muerte los volvió a juntar.
El recuerdo de Dorio se multiplicó en colegas con quienes compartió más o menos momentos en el periodismo. “Murió Jorge Dorio, una de las mentes más brillantes y originales de estas décadas”, expresó Bernarda Llorente. “Periodista, poeta, intelectual, con su talento y creatividad fue referente en la construcción de la cultura en democracia. Nos unieron proyectos, amistad, risas convicciones. Admiración, tristeza”, agregó la periodista y politóloga.
“Antes de que existiera la red de redes, si querías saber algo, por extraño que fuera, le podias preguntar a Jorge Dorio”, apuntó Roberto Caballero. “Se fue un tipo sensible pero también un erudito, muy humano y, ahora comprobamos con dolor, también mortal”. Se fue uno de los tipos más brillantes que he conocido. Se lo va a extrañar”, agregó Dante Palma, excompañero en el panel de 6,7,8.
Otro rol en el que so lo destacó fue en el de docente de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA, tal el caso de Alejandro Turner: “Dorio tuvo muchas vidas, muchísimas. Quedarse con una es una zoncera. Para mí siempre será nuestro profe de radio allá en la sede de Callao. Pero también unas de las voces más lúcidas de la primavera democrática para acá. Siempre a su modo: voraz, irónico, descarnado, provocador”.