Jensen Huang, director ejecutivo de Nvidia, ha dejado clara su postura sobre el papel irremplazable de la inteligencia artificial en la vida cotidiana y profesional. Según su visión, la IA representa la “mayor fuerza igualadora” de la actualidad, capaz de transformar la dinámica laboral y social.
En la mayoría de sus intervenciones al hablar de la IA sugiere: “Todo adulto, todo trabajador, incluso los niños, deberían abordar y usar la inteligencia artificial de inmediato”.
Al frente de Nvidia, una de las empresas clave en el desarrollo de hardware y software para IA, Huang promueve una visión optimista sobre su impacto, que está respaldada con hechos y estrategias que han posicionado a su compañía en el centro de la innovación global.
Su mensaje, al igual que otros expertos como Bill Gates o Elon Musk, es directo: quienes no integren estas herramientas en sus vidas y trabajos podrían limitar sus oportunidades y capacidades en un mercado que cada vez valora más la adaptación tecnológica.
Quién es Jensen Huang y por qué su visión es importante en la actualidad
La historia de Jensen Huang es la de un ingeniero que, tras una infancia marcada por la movilidad familiar y la adaptación a un nuevo país, se abrió paso en el competitivo mundo de la tecnología.
Nacido en Taipéi en 1963, Huang emigró a Estados Unidos a los diez años, enfrentando la barrera del idioma y el desafío de integrarse en un entorno desconocido. Se graduó del instituto a los 16 años, tras saltarse dos cursos, y destacó en actividades como el tenis de mesa y los clubes de ciencias y matemáticas.
Su formación en ingeniería eléctrica en la Universidad Estatal de Oregón y posteriormente en Stanford le permitió ingresar en el sector de los microchips, primero en AMD y luego en LSI Logic.
Fue en este último donde conoció a Chris Malachowsky y Curtis Priem, con quienes desarrolló la GX Graphics Engine, un proyecto que multiplicó los beneficios de la empresa y sentó las bases para la fundación de Nvidia en 1993.
Qué retos tuvo Nvidia al momento de su fundación y salida al mercado
El nacimiento de Nvidia no estuvo exento de dificultades. Los primeros años estuvieron marcados por fracasos comerciales, como el de la tarjeta gráfica NV1, y por la cancelación de contratos clave, como el de SEGA para la consola Dreamcast.
La situación financiera de la empresa llegó a ser tan crítica que la compañlía dependió de una inversión de 5 millones de dólares de SEGA para sobrevivir seis meses más, según relató Huang.
En 1996, la plantilla se redujo de 100 a solo 40 empleados, y la compañía apostó todo a la RIVA 128, una tarjeta gráfica que, pese a sus defectos iniciales, logró vender un millón de unidades en cuatro meses y permitió a Nvidia consolidarse en el mercado.
Cuál ha sido el impacto de Nvidia en la industria tecnológica
La obtención del contrato para desarrollar el hardware gráfico de la primera Xbox en el año 2000, valorado en 200 millones de dólares, y la colaboración con Sony para la PlayStation 3 en 2004, abrieron a Nvidia las puertas del sector de las consolas.
Paralelamente, la empresa emprendió una agresiva política de adquisiciones, absorbiendo a rivales como 3dfx y otras compañías especializadas, lo que contribuyó a la concentración del mercado y a la actual falta de competencia, con solo dos grandes actores: AMD y Nvidia.
La mentalidad de “estamos a un mes de cerrar”, adoptada tras el fiasco con SEGA, marcó su enfoque prudente y su aversión al riesgo innecesario. No obstante, la irrupción de las criptomonedas y la inteligencia artificial transformó tanto la visibilidad de Nvidia como la de su CEO.
Por qué Nvidia apuesta por la inteligencia artificial
La visión estratégica de Huang prioriza el desarrollo de inteligencia artificial como motor central de crecimiento. Sostiene que la evolución de las GPU será exponencial impulsada por la IA, una tendencia que él denomina la “Ley de Huang”.
Asimismo, la apuesta de Huang busca asegurar la posición de Nvidia frente a las crecientes demandas energéticas de la industria, algo que lo ha llevado a alinear intereses con políticos, entre ellos el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
La relación resultó en declaraciones públicas sobre la necesidad de asegurar recursos energéticos para los centros de datos que alimentan la IA.